Novena a Cristo Rey del Universo
ACTO DE CONTRICIÓN. Dios mío y Padre mío, que sois infinitamente bueno, os amo con todo
mi corazón, y por lo mucho que os amo, me pesa de haberos ofendido.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS. Omnipotente y sempiterno Dios, que quisisteis restaurar en vuestro querido Hijo, Rey del Universo, todas las cosas, concédenos que todas las familias de las Gentes disgregadas por la herida del pecado se sometan a su suavísimo imperio. Que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.
Rezar la oración del día de la Novena que corresponda.
"¿A quién buscáis?-¿A Jesús
Nazareno? Yo soy". Señor y Rey nuestro: siempre dejas que
te descubra tu amor, aun cuando tus criaturas tan amadas por Ti, te busquen
para martirizarte. Sabiendo que Tú eres Jesús Nazareno, te buscamos hoy de
nuevo para prenderte otra vez, mas no con cadenas y cuerdas, sino con nuestras
miserias y nuestros amores, pues sabemos es lo que más ata y sujeta tu
misericordioso y amante Corazón, y así preso por amor, conducirte en triunfo al
trono que te han formado los corazones amantes, para que empieces tu reinado de
misericordia y amor en la tierra. Amén.
Obsequio. Cumplir con fidelidad mis obligaciones por ser lazos de amor
que me unen con Jesús.
Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las
suyas, rezaré: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Eterno Padre, derrama tus misericordias sobre toda la tierra, reino de
tu Hijo Jesús. Amén.
¡Oh Cristo Rey!, establece tu paz en tu reino. Amén.
Espíritu Santo, abrasa al mundo en tu purísima y ardiente amor. Amén.
Madre querida, une cada vez más y más a tu Hijo Divino, todo misericordia, con tus hijos, todo miseria. Amén.
San José, enséñanos a amar a Jesús y a María. Amén.
"Cristo, adivina quién te ha
herido". ¡Oh Jesús amante y bueno!, aquella noche
triste de tu Pasión tus ojos divinos veían a través de los siglos todos
nuestros pecados y olvidos que tan dolorosamente herían tu divino Corazón,
tanto, que para que tu pureza no te hiciese huir de nosotros, no tus verdugos,
sino el amor vendó tus ojos, a fin de que no vieses más que almas que se
perdían si Tú las dejabas.
Haz que esas almas a las que tu sangre y tus lágrimas han lavado y
purificado lleguen a amarte con tanto entusiasmo, que se cierren sus ojos a todo
lo que no seas Tú, Rey de sus amores.
Haz, Señor, que los hombres te conozcan y te amen. Amén.
Obsequio.Cerrar los ojos a todo lo que no sea Jesús.
Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las
suyas, rezaré: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
"Luego Tú eres Rey? - Bien
dices: Yo soy Rey.-Yo he venido al mundo para dar testimonio de la verdad.-¿Y
qué es la verdad?". Dios Nuestro Señor es la verdad por esencia, y es verdad encantadora, es
verdad que entusiasma el corazón; que este Dios Omnipotente se hizo hombre por
mí, y me amó entre desprecios, entre burlas, entre toda clase de sufrimientos,
y no por ser necesario para salvarme, pues unas gotas de su sangre bastaban
para eso, sino por ser necesario al amor grande e infinito que ardía en su
Corazón por las almas.
Señor, y Rey nuestro: enséñanos a amar como Tú, sin retroceder ante el
sacrificio y el dolor, pues queremos sufrir y amar, para que ni un solo corazón
deje de amarte; hazlos todos tuyos.-Amén.
Obsequio. Abrasarme con lo que me haga sufrir.
Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las
suyas, rezaré: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
"Desprecióle Herodes con todo su
ejército y vistiéndole una ropa blanca, se burló y le remitió a
Pilatos.". ¡Oh Jesús divino Rey nuestro!, cuán
grande ha de ser nuestro amor hacia Ti, que por el nuestro quisiste ser burlado
y tenido por loco, y en verdad, Jesús mío, locura de amor parece, el que la
grandeza de Dios se encierre en el cuerpecillo de un Niño, que el poder de Dios
esté sujeto con clavos, que este mismo Dios y Hombre se esconda en una pequeña
Hostia, y enamorado venga buscando la intimidad de nuestros corazones, para
tener en ellos sus delicias; Jesús amante y bueno, que el fuego de tu amor nos
convierta también en pequeñas hostias, que escondidas en tu Corazón se pierdan
a todas las miradas, para que Tú seas conocido y amado.
Obsequio. Huir de todo lo que me pueda hacer apreciar.
Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las
suyas, rezaré: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
"Vamos a coronarle de
Rey.-Salve, Rey de los judíos, y escupiéndole le tomaban su cofia y le herían
su cabeza y le daban bofetadas." ¿Qué pensabas Jesús mío en aquella triste prisión? ¿Qué deseabas cuando
eras coronado de espinas, cuando eras maltratado? Sólo dos cosas, ¡oh sabiduría
y amor infinitos!: que tu Eterno Padre fuese glorificado, que las almas se
salvasen; ¿y podremos pensar las almas en otra cosa que en Ti? ¿Podrán nuestros
corazones desear otra cosa que el que se repitan por amor aquellas palabras
«Salve Rey», pero no sólo de los judíos, sino de todas las naciones de la
tierra conquistadas con tus sufrimientos y tu muerte? Que el grito «¡Vamos a
coronarle por Rey! » resuene por amor en toda la tierra, ¡oh Dios mío!. Amén.
Obsequio. Apartar mi pensamiento lo que no sea Dios.
Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las
suyas, rezaré: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
"Ecce Homo .-He aquí a vuestro
Rey." ¡Oh divino Jesús!, cómo te presentan por
Rey, coronada de espinas tu cabeza, tu cuerpo cubierto de heridas, llenos de
lágrimas tus ojos; pero era preciso que ésa fuese tu presentación, pues no sólo
eres nuestro Rey, sino nuestro modelo, y nunca mejor que entonces podías decir:
"Aprended de Mi que soy manso y humilde de corazón.". Caigan, Señor,
en presencia de tanta grandeza, de tanta humildad, de tanto amor, todos los
idolillos que queden en nuestros corazones. Déjanos recoger tu sangre y tus
lágrimas, para que derramándolas sobre los corazones de todas las criaturas
seamos de nuevo purificados y envueltos en el amor. Amén.
Obsequio. Procurar con empeño la humildad.
Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las
suyas, rezaré: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
"Señor, acuérdate de mí cuando
vengas a tu reino.-En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el
paraíso."Quisiéramos, Señor, presentarte en el
día de tu fiesta los corazones de todos los hombres rendidos a tu amor; pero
mira, Rey nuestro, cuántos millones de ellos están envueltos en las tinieblas
de la muerte y del pecado y no te conocen; por ellos te pedimos nosotros que
tenemos la dicha de conocer tu Corazón, todo misericordia. "Señor,
acuérdate de estos desgraciados cuando estés en tu Reino", haznos, Señor,
oir: "pronto, muy pronto estarán conmigo en el paraíso". Amén.
Obsequio. Actos de fe, esperanza y caridad.
Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las
suyas, rezaré: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
"Mujer, he ahí tu hijo."
"He ahí tu Madre." Mas uno de los soldados le abrió el costado con
una lanza y salió de él sangre y agua. ¡La Madre de nuestro Dios es nuestra Madre querida! ¡Qué felicidad y qué
confianza! El Corazón de nuestro Dios es nuestro Cielo, nuestro tesoro. Madre
bendita, queremos amarte como te amaba Jesús, y a El, como Tú le amabas;
enséñanos las delicadezas del amor, la felicidad de la vida de unión, de unión
íntima, confiada, amorosa; haznos chiquitos, muy chiquitos, para poder entrar y
perdernos en el Corazón de Jesús, sin tener más móvil ni deseo que amaros y
haceros amar. Amén.
Obsequio.-Consagrarme de todo corazón a la Santísima Virgen.
Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las
suyas, rezaré: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
"Jesús Nazareno, Rey de los
judíos." "Regnavit a ligno Deus" "Y al nombre de Jesús
doblarán la rodilla en el Cielo, en la tierra y en los infiernos." ¡Oh Rey divino!, al presentarte en este
día bendito nuestras adoraciones, te ofrecemos cuanto somos, tenemos y
deseamos; no nos detiene nuestra miseria, pues eres todo misericordia;
confiamos conseguir todas nuestras peticiones, pues eres todo amor y el amor
atiende siempre, y te lo pedimos en unión de nuestra Reina y Madre Inmaculada y
de los ángeles custodios de todas las almas.
¡Señor!, arroja de tu reino a los demonios y a todos tus enemigos y
concede a la Iglesia una era de paz. Lleva a Ti en este día a las almas del
Purgatorio, un perdón general a todos los pecadores y poniendo luz en sus
inteligencias y amor en sus corazones, prueba una vez más que es más grande tu
misericordia que nuestra malicia y miseria.
Llena de amor y pureza a los sacerdotes, a los niños y a las almas a Ti
consagradas, formando de ellas esas legiones de almas puras, humildes y amantes
que Tú deseas: almas pequeñitas que como granos de trigo, formen todas en una
perfecta unión de intenciones y corazones con la Víctima divina del Calvario y
del altar una Hostia que aplaque al Cielo por los pecados de la tierra y haga
descender sobre ella perdón y misericordia para los desgraciados pobres
pecadores, de esas almas que quieres sean las delicias de tu Corazón en la
tierra y tu corte de amor en el Cielo.
Obsequio. Abandonarme en el Corazón de Dios.
Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las
suyas, rezaré: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Para ver otra novena aquí
No hay comentarios:
Publicar un comentario