Marcos 13,33-37
Estad,
pues, alerta, velad y orad, ya que no sabéis cuándo será el tiempo. A la manera
de un hombre que, saliendo a un viaje largo, dejó su casa y señaló a uno de sus
criados lo que debía hacer, y mandó al portero que velase. Velad, pues, también
vosotros, porque no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si a la tarde, o
a la media noche, o si al canto del gallo, o al amanecer: no sea que, viniendo
de repente, os encuentre dormidos. En fin, lo que a vosotros os digo, a todos
lo digo: velad".
Pseudo - Jerónimo
Porque es necesario que vele el espíritu
antes de la muerte del cuerpo.
Teofilacto
Nos ordena, pues, dos cosas: vigilar y
orar. Porque muchos vigilan, sí, toda la noche, pero es para consagrarla a la
maldad. Y aduciendo un ejemplo en confirmación de esto, dice: "A la manera
de un hombre que, saliendo a un viaje largo", etc.
Beda, in Marcum 4, 42
El hombre que saliendo a un viaje largo
dejó su casa es Cristo, quien, subiendo triunfante a su Padre después de la
resurrección, dejó corporalmente la Iglesia, sin privarla por eso de la
protección de la presencia divina.
San Gregorio Magno, homila in
Evangelia, 9
Y como la tierra es el lugar propio del
cuerpo, representó el Redentor en su ascensión a los cielos al hombre que sale
a un viaje largo. Dio a sus criados poder para todo, porque con la gracia del
Espíritu Santo concedida a sus fieles les dio facultad para servirle en el
bien. Mandó también al portero que velase, porque manda al orden de los
Pastores que se hagan cargo del cuidado de la Iglesia confiada a ellos. Pero no
sólo a los Pastores, sino a todos nos manda que guardemos las puertas de
nuestros corazones, a fin de que no las traspase el antiguo enemigo para
tentarnos, y de que el Señor no nos encuentre dormidos. Por lo cual, y
concluyendo el ejemplo, añade: "Velad, pues, también vosotros porque
no sabéis", etc.
Pseudo - Jerónimo
Porque el que duerme no ve cuerpos
verdaderos, sino fantasías, y sueña con lo que ve sin poseerlo. Así sucede en
verdad a los que en su vida fueron arrebatados por el amor del mundo, y después
de su vida perdieron lo que soñaban como real y cierto.
Teofilacto
Es de notar que no dijo no sé sino no
sabéis cuándo será el tiempo. Y nos lo ocultó porque así nos convenía,
pues si ignorándolo no nos cuidamos del fin, ¿qué haríamos si lo conociéramos?
Pues es muy cierto que persistimos en nuestros pecados hasta el último momento.
Fijémonos ahora en la propiedad de las palabras: el fin llega por la tarde,
cuando el que muere se halla en medio de la ancianidad; a media noche cuando se
halla en medio de la juventud; al cantar el gallo cuando tiene ya desarrollada su
razón, porque una vez que empieza el joven a vivir según ella, parece que una
voz como la del gallo le despierta del sueño de la sensualidad; y la mañana es
la infancia. Es preciso, pues, que todos vivamos preparados para el fin, y que
no dejemos que el niño muera sin bautismo.
Pseudo - Jerónimo
Por tanto, y para que los últimos
aprendan de los anteriores este precepto común a todos, concluye diciendo:
"Lo que a vosotros os digo, a todos lo digo".
San Agustín, ad Hesych., epíst. 80
No habló así solamente para los que
entonces le oían, sino también para los sucesores de aquellos, los anteriores a
nosotros, para nosotros mismos y los que sigan después de nosotros hasta su
última venida. ¿Acaso aquel día ha de encontrar a todos los hombres en esta
vida, o se dirigen también a los difuntos estas palabras: "Velad, no sea
que, viniendo de repente, os encuentre dormidos"? Porque ¿Cómo habla así a
todos, no dirigiéndose más que a los que vio entonces, sino es porque a todos
concierne, como he dicho? Así, pues, ese día será para cada uno aquél en que
salga de este mundo tal y como deba ser juzgado. Por ello debe vigilar todo
cristiano, para que no le halle desprevenido la venida del Señor, pues hallará
desprevenido aquel día a todo el que no esté prevenido el último día de su
vida.
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