viernes, 6 de septiembre de 2013

¡Juntos, en la mesa, para rezar! - Mons. Vicenzo Paglia

Mensaje a los familias
del Presidente del
Pontificio Consejo
para la Familia
Mons. Vincenzo Paglia.
Con motivo de la Jornada
de ayuno y de oración
por la paz en Siria

A todas las familia
Queridísimos,
La invitación del Papa Francisco a una jornada de oración y de ayuno por la paz en Siria y en todas las naciones afectadas por el drama de la guerra, debe ser atendida con gran seriedad y compromiso por todos nosotros.
Las imágenes que han dado la vuelta al mundo y las continuas trágicas noticias interpelan nuestro corazón, nuestra inteligencia, nuestra fe. Por eso os invito a acoger la propuesta del Papa y a hacer también en vuestro hogar un gesto de ayuno y oración.
Queridos padres, no tengáis miedo de proponer a vuestros hijos una comida austera y mínima; será motivo para explicarles lo que está sucediendo en el mundo y cómo estos hechos terribles no nos pueden dejar indiferentes. Junto a la dureza de la crónica, no olvidéis comunicarles la esperanza de la paz ofrecida por Cristo resucitado, que nos ha reconciliado con el mundo no con gestos violentos y de venganza, sino con el don de sí mismo.
No olvidéis invitar a los abuelos y ancianos a esta comida, hecha con poco alimento y muchas palabras; si alguno de ellos ha experimentado momentos de guerra, puede contar lo que significa vivir bajo las bombas y en la incertidumbre del mañana y cómo rezaban en esos días.
Y vosotros, muchachos y jóvenes, no os quejéis si el sábado no habrá mucha comida en la mesa, sino dad gracias a vuestros padres por lo que os ofrecen, pedidles explicaciones y motivos por los que vale la pena seguir viviendo en esta tierra marcada con demasiada frecuencia por luchas y violencia.
¡Juntos, en la mesa, para rezar! Por las familias de Siria, por los niños que mueren cada día por odio y por hambre, por los gobernantes llamados a encontrar soluciones de paz y no violentas. La lectura de un salmo, de una página evangélica, un misterio del Rosario, oraciones espontáneas hechas en voz alta, un simple canto; cada familia elija el modo que mejor le parezca para interceder, para ponerse en medio entre el misterio del mal que marca nuestra historia y el Dios de la paz que la sana y la salva.
¡Gracias!
+ Vincenzo Paglia
Presidente del Pontificio Consejo para la Familia
Ciudad del Vaticano, 4 septiembre 2013

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