Jueves de la 22ª semana
ADMIRABLE PRIVILEGIO DEL AMOR
El que me ama será
amado de mi Padre; y yo le amaré y me le manifestaré a mí mismo (Jn 14 21).
El que me ama será
amado de mi Padre. Esto, a primera vista, parece absurdo. ¿Por ventura nos ama
Dios porque nosotros lo amamos? Ciertamente, no; porque se dice en la primera
epístola de San Juan (4, 10): No que nosotros hayamos amado a Dios, sino que él
nos amó primero a nosotros. Luego debe decirse que uno ama a Cristo porque es
amado por el Padre, y no que él es amado porque ama. Amamos, pues, al Hijo,
porque el Padre nos ama. Es privilegio del amor verdadero atraer el amor de
aquél a quien se ama. Por eso dice Jeremías (31, 3): Con amor perpetuo te amé;
por eso te atraje, teniendo misericordia. Mas porque el amor del Padre no
existe sin el amor del Hijo, ya que es una misma cosa el amor de ambos: Todo lo
que el Padre hiciere, lo hace también igualmente el Hijo (Jn 5, 19), por eso
añade: Y yo le amaré.
Pero si el Padre y el Hijo aman todas las cosas desde la eternidad, ¿por qué dice amaré, en futuro? Es porque el amor, considerado en cuanto reside en la voluntad divina, es eterno; pero considerado en cuanto se manifiesta en la acción, es temporal, y por eso el sentido es el siguiente: y yo le amaré, mostraré el efecto del amor, pues me le manifestaré a mí mismo, porque le amaré para esto, para manifestarme.
Es menester saber que
el amor de uno a otro es a veces relativo, y a veces absoluto; es relativo
cuando se quiere para la persona amada algún bien particular; y absoluto,
cuando se quieren para ella todos los bienes.
Dios ama relativamente
a todas las cosas criadas, porque quiere para toda criatura algún bien, aun
para los mismos demonios, es decir, que vivan, entiendan y existan, lo cual es
un bien. Pero ama sin restricciones a aquéllos para quienes quiere todo bien, a
saber, que posean al mismo Dios, lo cual es poseer la verdad, pues Dios es la
verdad. Pero la verdad sólo se posee cuando es conocida.
Luego Dios ama
verdadera y absolutamente a aquéllos a quienes se manifiesta a sí mismo, que es
la verdad. Y esto es lo que dice: me le manifestaré a mí mismo, en el futuro
por la gloria, que es el último efecto de la bienaventuranza futura. Anuncia de
ella a su amigo, que posesión de él, y que puede subir a ella (Job 36, 33). Y
en el libro de la Sabiduría se lee: Toma la delantera a los que la codician
(Sab 6,14). (In Juan.,
XIV)
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