Miércoles de la 26ª semana
LA PERFECCÓN RELIGIOSA
CONSISTE EN LOS TRES VOTOS
El estado de religión
puede ser considerado en tres aspectos: en que es cierto ejercicio para tender
a la perfección de la caridad; en que tranquiliza el ánimo del hombre de las preocupaciones
externas, conforme con lo que dice el Apóstol: Quiero que viváis sin inquietud
(1 Cor 7, 32); y en que es un holocausto, por el cual uno se ofrece totalmente
a Dios a sí mismo y sus cosas. Según esto, el estado religioso se completa con
los tres votos.
1º) En cuanto al
ejercicio de perfección, requiere que uno aleje de sí aquellas cosas que pueden
impedir que su afecto tienda totalmente a Dios, y en ello consiste la
perfección de la caridad. Estas cosas son tres: la ambición de los bienes
exteriores, que se destruye por el voto de pobreza; la concupiscencia de los
deleites sensibles, entre los cuales llevan la preferencia los deleites
carnales, que son excluidos por el voto de continencia; el desorden de la
voluntad humana, que se excluye por el voto de obediencia.
2º) La inquietud de
los cuidados seculares afecta al hombre en lo que atañe principalmente a tres
cosas: 1ª, la libre disposición de las cosas exteriores, y este afán se
descarta del hombre por el voto de pobreza; 2ª, al gobierno de la esposa y de
los hijos, lo cual se elimina con el voto de continencia; 3ª, a la disposición
de los propios actos, la cual desaparece con el voto de obediencia, por el que
uno se somete a las órdenes de otro.
3ª) Hay holocausto
cuando uno ofrece a Dios todo lo que tiene. Tres bienes tiene el hombre: el
bien de las cosas exteriores, las que efectivamente y de manera total uno
ofrece a Dios por el voto de pobreza voluntaria; el bien del propio cuerpo, que
el hombre ofrece por el voto de continencia, pues por él renuncia a los mayores
deleites corporales; y el bien del alma, que el hombre ofrece a Dios por el
voto de obediencia y que consiste en el ofrecimiento de la propia voluntad, por
la cual el hombre usa de todas las potencias y hábitos del alma.
(2ª 2ae q. CLXXXVI, a.
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