Primer domingo de Cuaresma
CEC 394, 538-540,
2119: la tentación de Jesús
CEC 2846-2949: “No
nos dejes caer en la tentación”
CEC 385-390,
396-400: la Caída
CEC 359, 402-411,
615: Adán, el Pecado Original; Cristo el nuevo Adán
CEC 394, 538-540,
2119: la tentación de Jesús
394 La Escritura atestigua la influencia nefasta de aquel a
quien Jesús llama "homicida desde el principio" (Jn 8,44) y que incluso intentó apartarlo de la
misión recibida del Padre (cf. Mt 4,1-11). "El Hijo de Dios se manifestó para
deshacer las obras del diablo" (1 Jn 3,8). La más grave en consecuencias de estas
obras ha sido la seducción mentirosa que ha inducido al hombre a desobedecer a
Dios.
Las tentaciones de Jesús
538 Los evangelios
hablan de un tiempo de soledad de Jesús en el desierto inmediatamente después
de su bautismo por Juan: "Impulsado por el Espíritu" al desierto,
Jesús permanece allí sin comer durante cuarenta días; vive entre los animales y
los ángeles le servían (cf. Mc 1, 12-13). Al final de este
tiempo, Satanás le tienta tres veces tratando de poner a prueba su actitud
filial hacia Dios. Jesús rechaza estos ataques que recapitulan las tentaciones
de Adán en el Paraíso y las de Israel en el desierto, y el diablo se aleja de
él "hasta el tiempo determinado" (Lc 4, 13).
539 Los
evangelistas indican el sentido salvífico de este acontecimiento misterioso.
Jesús es el nuevo Adán que permaneció fiel allí donde el primero sucumbió a la
tentación. Jesús cumplió perfectamente la vocación de Israel: al contrario de
los que anteriormente provocaron a Dios durante cuarenta años por el desierto
(cf. Sal 95, 10), Cristo se revela como el Siervo de Dios
totalmente obediente a la voluntad divina. En esto Jesús es vencedor del
diablo; él ha "atado al hombre fuerte" para despojarle de lo que se
había apropiado (Mc 3, 27). La victoria de Jesús en el desierto
sobre el Tentador es un anticipo de la victoria de la Pasión, suprema
obediencia de su amor filial al Padre.
540 La tentación
de Jesús manifiesta la manera que tiene de ser Mesías el Hijo de Dios, en
oposición a la que le propone Satanás y a la que los hombres (cf Mt 16,
21-23) le quieren atribuir. Por eso Cristo ha vencido al Tentador en
beneficio nuestro: "Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda
compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros,
excepto en el pecado" (Hb 4, 15). La Iglesia se une todos los
años, durante los cuarenta días de la Gran Cuaresma, al Misterio de
Jesús en el desierto.
2119 La acción de tentar a Dios consiste en poner a prueba, de palabra o de
obra, su bondad y su omnipotencia. Así es como Satán quería conseguir de Jesús
que se arrojara del templo y obligase a Dios, mediante este gesto, a actuar (cf Lc 4, 9). Jesús le opone las palabras de Dios:
“No tentaréis al Señor, tu Dios” (Dt 6, 16). El reto que contiene este tentar a Dios lesiona
el respeto y la confianza que debemos a nuestro Creador y Señor. Incluye
siempre una duda respecto a su amor, su providencia y su poder (cf 1
Co 10, 9; Ex 17, 2-7; Sal 95, 9).
CEC 2846-2949: “No
nos dejes caer en la tentación”