domingo, 5 de julio de 2020

Meditaciones del tiempo ordinario con textos de Santo Tomás de Aquino 97


Domingo de la 14ª semana

GRADOS DE LA BIENAVENTURANZA


En la casa de mi Padre hay muchas moradas (Jn 14, 2)

I. Las diversas participaciones de la bienaventuranza, esto es, de conocer a Dios y gozar de él, son mansiones diversas.

La perfección absoluta de la bienaventuranza es exclusiva de Dios, porque solo él se conoce y se ama a sí mismo infinitamente, pues conoce y ama infinitamente su verdad y su bondad. En este sentido el soberano bien, que es el objeto y la causa de la bienaventuranza, no puede ser mayor y menor; porque no hay más que un soberano bien: Dios.

Mas la perfección de la bienaventuranza puede considerarse según las condiciones de tiempo, de naturaleza y de gracia, y desde este punto de vista uno puede ser más bienaventurado que otro, conforme con la adquisición de ese bien y la capacidad de cada uno; porque cuanto mayor es la capacidad de un hombre, más participa de ella, si está mejor dispuesto y ordenado a gozar de ella. De dos maneras se dispone uno a ello, pues la bienaventuranza consiste en dos cosas: en la visión de Dios, a la cual dispone la pureza y, en consecuencia, cuanto más elevada de las cosas terrenas tenga el corazón más perfectamente verá a Dios; y en el goce de Dios, a lo cual dispone el amor. Por consiguiente, aquel que tenga el corazón más fervoroso en el amor de Dios más se deleitará en el goce divino,

II. Pero ¿qué significa lo que se dice en San Mateo (20, 1-16), que se da un denario a todos los que trabajan? Si este denario no es otra cosa.: .que la morada en la casa del Padre, no existen en ella muchas moradas.

Debe responderse que la recompensa de la vida eterna es a la vez una y muchas. Son muchas según la diversa capacidad de los participantes en la bienaventuranza, y en este sentido son diversas las mansiones en la casa del Padre. Pero es una por tres motivos:

1º) Por la unidad del objeto. Todos los bienaventurados ven el mismo objeto y todos disfrutan de él; por eso es un denario; pero este mismo objeto es diversamente visto y amado. Es como si fuese una fuente en la que todos bebieran lo que quisieran. El que tuviere un vaso mayor, recibirá más; el que lo tuviere más pequeño, participará menos. La fuente es una sola, pero no es una misma la medida de los recipientes.


2º) Por la misma medida de eternidad, como dice San Agustín; porque todos poseerán la bienaventuranza eterna, ya que los justos irán a la vida eterna; pero son diversas por razón de la capacidad.

3º) Por la caridad, que une a todos, haciendo comunes los goces de cada uno, y viceversa: Gozaos con los que se gozan
(Rom 12, 15). (In Joan., XIV)

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