miércoles, 29 de julio de 2020

Meditaciones del tiempo ordinario con textos de Santo Tomás de Aquino 121


Miércoles de la 17ª semana

SAN ANDRÉS


Éste halló primero a su hermano Simón, y le dijo: hemos hallado al Mesías… Y le llevó a Jesús (Jn 1, 41-42).

I. La señal evidente de una perfecta conversión es que cl convertido no cesa hasta que ha llevado a Cristo a aquéllos que le son más cercanos. Por eso San Andrés, perfectamente convertido, no retuvo para sí solo el tesoro hallado, sino que se apresura y corre aprisa hacia su hermano, para comunicarle los bienes que había recibido. Así, pues, dice: Éste halló primero, esto es, primeramente a su hermano Simón a quien buscaba, para hacer de él su hermano en la fe, como ya era su hermano en la sangre. El que lo oye, diga: Ven (Hech 22, 17).

II. Le dice Andrés: Hemos hallado al Mesías. Jesús lo había instruido hasta hacerle conocer que él era el Cristo, y por eso dice: Hemos hallado. Con lo cual insinúa que lo había buscado con deseo durante mucho tiempo. Bienaventurado el hombre que halló la sabiduría (Prov 3, 12).

Se señala luego el fruto que consiguió, porque lo llevó a Jesús, esto es, llevó a Pedro hacia Jesús. En lo cual se recomienda la obediencia de Pedro; porque al instante acudió sin tardanza.


Considera la devoción de Andrés, pues lo condujo a Jesús, no a sí mismo, porque se reconocía débil. Por consiguiente, lo conduce a Cristo para que éste lo instruya; enseñando al mismo tiempo con esto que el predicador no debe atribuirse a sí mismo los frutos de la predicación, ni hacerlos servir para su propia honra y provecho, sino llevar las almas a Cristo, para honra y gloria suya, como dice el Apóstol: Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo (2 Cor 4, 5).
(In Joan., I)

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