Séptimo Domingo de Pascua
LA VIDA EN EL CIELO
Nuestra morada está
en los cielos (Flp 3, 20).
El apóstol nos
enseña en estas palabras que la vida de los justos está en los cielos; y por
eso, si queremos ser semejantes a ellos, no debemos vivir en las miserias de
esta vida sino en los cielos.
I. Los santos moran
en los cielos por tres razones:
1º) Por la
seguridad, pues quien vive en el cielo está al abrigo de los peligros de esta
miserable vida.
2º) Por la alegría.
El que morará en el cielo, tendrá como un continuo gozo y alegría. Ni su
conversación tiene amargura, ni tedio su trato, sino alegría y gozo (Sab 8,
16).
3º) Por las cosas
transitorias de este mundo. Los santos saben que todo este mundo pasará presto.
Vendrá, pues, como ladrón el día del Señor; en el cual pasarán los cielos con
grande ímpetu, y los elementos con el calor serán deshechos, y la tierra y
todas las obras que hay en ella serán abrasadas. Pues como todas las cosas
hayan de ser deshechas, ¿cuáles os conviene ser en santidad de vida y de piedad,
esperando y apresurándoos para la venida
del día del Señor, en el cual los cielos, ardiendo, serán deshechos, y los
elementos se fundirán con el ardor del fuego? Pero esperamos, según sus
promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los que mora la justicia (2 Ped 3,
10-13).
II. Los santos viven
en el cielo de tres modos:
1º) Por el
pensamiento continuo en los bienes del cielo.
2º) Por un deseo
ininterrumpido. En la liturgia se dice de estas dos cosas: Este santo, digno de
vivir en el recuerdo de los hombres, ha pasado al goce de los ángeles; porque,
mientras vivió corporalmente en esta peregrinación de aquí abajo, moró en
aquella patria celestial con el pensamiento y el deseo.
3º) Viviendo
conforme a las costumbres del cielo. La vida de los santos es semejante a la
vida de los Ángeles en tres cosas: en la pureza, en la sencillez sin dolo, en
la caridad. Estas tres cosas se dan sobre todo en los Ángeles: la simplicidad
en su esencia, la pureza en su naturaleza, la caridad en la gracia. 'También en
estas tres cosas consiste la vida de los santos.
(Serm. CXXXVI).
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