Viernes de la sexta semana de Pascua
UTILIDADES DE LA ASCENSIÓN DE CRISTO
Aunque la presencia
corporal de Cristo fue arrebatada a los fieles por la ascensión, sin embargo la
presencia de su divinidad siempre permanece en ellos, según lo que él mismo
dice: Mirad que yo estoy con vosotros todos los días hasta la consumación del
siglo (Mt 28, 20). Pues, como dice el papa San León, "el que sube a los
cielos, no dejó abandonados a los que adoptó" 1. Por el contrario,
la misma ascensión de Cristo al cielo, que nos privó de su presencia corporal,
nos fue más útil que lo hubiera sido su presencia corporal:
1º) A causa del
aumento de la fe, que tiene por objeto lo que no se ve. Por eso, el mismo Señor
dice a sus discípulos que el Espíritu Santo, cuando él viniere argüirá al mundo
de justicia (Jn 16, 8), es decir, de los que creen, como dice San Agustín: "Pues
la misma comparación es la vituperación de los infieles" 2; por lo cual añade: "Porque voy al Padre, y ya no me veréis.
Bienaventurados los que no ven, y creen. Luego será vuestra justicia de la que
se argüirá al mundo, porque creéis en mí sin verme."
2º) Para excitar la
esperanza; por lo que dice él mismo: Si me fuere, y os aparejare lugar, vendré
otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que en donde yo estoy, estéis también
vosotros (Jn 14, 3); pues lo mismo que Cristo colocó en el cielo la naturaleza
humana que tomó, nos dio la esperanza de llegar allá; ya que doquiera que
estuviere el cuerpo, allí también se congregarán las águilas (Lc 17, 37).
Subirá delante de ellos el que les abrirá el camino (Miq 2, 13).
3º) Para excitar el
amor de la caridad hacia las cosas del cielo. Por lo cual dice el Apóstol:
Buscad las cosas que son de arriba, en donde está Cristo sentado a la diestra
de Dios; pensad en las cosas de arriba, no en las de la tierra (Col 3, 1). Y:
En donde está tu tesoro, allí también tu corazón (Mt 6, 21). Como el Espíritu
Santo es el amor que nos lleva a las cosas celestiales, por eso dice el Señor a
los discípulos: Conviene a vosotros que yo me vaya; porque si no me fuere, no
vendrá a vosotros el Consolador; mas si me fuere, os lo enviaré (Jn 16, 7). Lo
cual San Agustín explica en estas palabras: "No podéis recibir el Espíritu
mientras persistís en conocer a Cristo según la carne 3. Pero al descender Cristo corporalmente, no solamente el Espíritu
Santo, sino también el Padre y el Hijo estuvieron presentes en ellos
espiritualmente" (Tract. XCIV, super Joan).
(3ª part., q. LVII, a. I ad 3um).
Notas:
1.
Serm. 2, De Resurrect., cap. 3.
2. Super. Joan.,
tract. 95.
3. Alude a aquello
del Apóstol: Si conocimos a Cristo según la carne, mas ahora ya no le conocemos
(Cor 5, 16).
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