Para hacer oración
familiar, dejamos todos previsto: apagamos los celulares y la pantalla, sin
prisa por la comida, generamos un ambiente de silencio, etc. De este modo
seremos una Iglesia en el hogar.
Se reúne la familia
en una sala de la casa en torno una mesa, cubierta con un mantel morado o
blanco, colocamos un crucifijo, una imagen de la Sagrada Familia o de la Virgen
María, y en el centro la Biblia junto a una vela encendida. Los padres, o uno
de ellos, son los responsables de guiar a los hijos en este momento de oración
para entrar en alabanza y diálogo con Dios.
1. + Señal de la cruz
2. Ven, Espíritu Santo. Entra hasta el fondo del alma, divina luz,
y enriquécenos. Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro; mira el
poder del pecado, cuando no envías tu aliento.
3. En presencia de Dios, pedimos perdón:
· Tú que volviste
junto al Padre: Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.
· Tú que fuiste
glorificado para siempre: Cristo, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
· Tú que nos haces
ascender al Cielo contigo: Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros
pecados y nos lleve a la vida eterna. Amén.
4. Proclamamos el evangelio de Jesucristo según san Juan 17, 1-11a.
Catequesis para mayores de 12 años
¡Qué hermosas
palabras de san Pablo en el día de hoy! “Poco me importa la vida, mientras
pueda cumplir mi carrera y la misión que recibí del Señor Jesús: la de dar
testimonio de la Buena Noticia de la gracia de Dios.”
Estamos transitando
la sétima y última semana del Tiempo Pascual. Son días para prepararnos ante la
venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, acompañados por María, en el día
de Pentecostés.
Hoy comienza la
lectura del capítulo 17 de San Juan, donde se contiene tal vez una de las
páginas más bellas de las Sagradas Escrituras: “La oración de Jesús”, o más
también conocida como la oración sacerdotal. Sabemos que Jesús se retiraba a
solas a orar con su Padre, en distintos lugares y momentos, pero aquí podemos
conocer el “contenido” de ese diálogo divino. ¿Qué le decía Jesús a Dios Padre?
Hoy lo hemos escuchado. Que sea una inspiración para nuestra oración hecha con
el corazón a fin de que podamos replicar en nuestras almas ese diálogo de las
Personas divinas. Es una plegaria en que se revela la intimidad de la relación
entre el Hijo y el Padre.
Cristo suplica como
mediador entre el Dios y los hombres. Él se hace oración de mediación para que
la plegaria sea eficaz ante la misericordia del Padre. Esta oración de
mediación quedará consumada en el sacrificio de su pasión, crucifixión y
resurrección. Es la unión de lo humano y lo divino hecha oración. En ella,
Jesús ruega por Él, por los Apóstoles y por los creyentes presentes y futuros,
para todos los hombres que han de creer en Él. Con este discurso solemne Jesús
trasciende los siglos, con una mirada paternal sobre nosotros.
En la primera parte
de este diálogo emocionante (17,1-5), Jesús pide la glorificación de su
santísima Humanidad y la aceptación por parte del Padre de su sacrificio en la
Cruz. Esta petición es trascendente dado que Cristo vuelve al Padre “con su
naturaleza humana” y si bien, no se modifica la naturaleza divina en la Santísima
Trinidad, ahora el Hijo regresa habiendo incorporado la naturaleza humana a su
naturaleza y persona divina (a esto le llamamos “unión hipostática”).
Este diálogo divino
es semejante al acontecido en la Anunciación del Señor. En la Encarnación del
Verbo, Dios se hace hombre por el “sí” de María ante la petición del Ángel y
para nuestra redención. Ahora, el “Hijo del Hombre y de Dios” regresa al Padre
eterno por la petición de Jesús consumada en la cruz. La Resurrección de Cristo
confirma la respuesta del “sí” del Padre a su Hijo glorificado. En los dos
acontecimientos, descendente y ascendente, ha sido el Espíritu Santo quien ha
obrado como principio de unión y de amor.
Por eso la
relevancia de la “gloria” que pide Cristo y que designa el esplendor, poder y
honor propios de Dios. La glorificación de Cristo abarca un triple aspecto: a)
sirve para revelar la gloria del Padre, b) manifiesta la divinidad de Cristo a
través de la Humanidad; c) nos ofrece a los hombres la posibilidad de alcanzar
la vida eterna, lo cual redunda en glorificación del Padre y de Jesucristo.
Santo del día: San
Felipe Neri, presbítero. Estamos frente a un gran santo que vivió de la alegría anticipada
de la vida en el Cielo. Una experiencia mística provocó su conversión a los 16
años y se entregó al Señor en el camino del sacerdocio. Es conocido como el
“Apóstol de Roma” dado que en esos años de 1540 muchos cardenales se
comportaban como príncipes seculares, y Felipe, durante 40 años fue el mejor
catequista de Roma y logró transformar la ciudad. Su activo apostolado comenzó
con la visita a hospitales, después empezó a frecuentar las tiendas, almacenes,
bancos y lugares públicos, exhortando a las personas a servir a Dios. En 1544
Felipe se hizo amigo de San Ignacio de Loyola.
Fundó la “Congregación del Oratorio” que nació entre tugurios
malolientes día tras día por una caridad hecha de carne.
Siempre predicaba sobre el Paraíso celestial, lo prefería ante todo
y contagiaba este amor a todos. También decía: “No es tiempo de dormir, porque
el Paraíso no se hizo para los vagos.” “Hijitos, sed humildes, estad bajos”,
repetía el padre Felipe a los suyos, recordándoles que para ser hijos de Dios
“no basta solamente honrar a los superiores, sino que se debe honrar a los
iguales y a los inferiores, y tratar de ser el primero en honrarlos. Es mejor
obedecer al sacristán y al portero cuando llaman que quedarse en la habitación
para hacer oración”.
Es patrono de los humoristas. Una de sus preguntas más frecuentes
era: "¿y cuándo vamos a empezar a volvernos mejores?" Además, curaba
enfermos con el don de la sanación y predecía el futuro. Se dedicaba a la
oración y a las obras de misericordia. No solo confesaba muy bien, sino que
tenía el don de leer el pensamiento de sus penitentes y los guiaba con gran
compasión en el camino de la santidad. En cierta ocasión, la Santísima Virgen
se le apareció y le curó de una dolencia en la vesícula. Fue un “apasionado
anunciador de la Palabra de Dios”, como recuerda el Papa Francisco: “Le gustaba
la espontaneidad, rechazaba el artificio, elegía los medios más divertidos para
educar en las virtudes cristianas, proponiendo al mismo tiempo una sana
disciplina que implicaba el ejercicio de la voluntad de acoger a Cristo en lo
concreto de la propia vida. Gracias al apostolado de san Felipe el compromiso
por la salvación de las almas volvió a ser una prioridad en la acción de la
Iglesia; se comprendió nuevamente que los pastores debían estar con el pueblo
para guiarlo y sostener su fe”. En la solemnidad del Corpus Christi de 1595, a
pocas horas de morir, estaba más alegre que nunca y expresó: "Me alegré
cuando me dijeron: vayamos a la casa del Señor". Su cuerpo permanece
incorrupto.
Catequesis para menores de 12 años
· Se proclama el
evangelio y se ayuda a los niños a recomponer el relato, buscando los detalles.
· Se explica desde
las ideas centrales de la catequesis de adultos (el texto anterior).
· Reflexionamos las
palabras: ”Padre, ha llegado la hora: glorifica a tu Hijo para que el Hijo te
glorifique a ti, para que él diera Vida eterna a todos los que tú les has
dado.”
· En silencio
meditamos con el corazón el significado de estas palabras y las compartimos.
Oración: Ángel de mi guarda,
dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día. No me dejes solo que me
perdería. Hasta que alcance los brazos de Jesús, María y José.
5. Cada uno de la familia dice una
acción de gracias.
Dios Padre, te damos gracias por … .
6. Ahora, cada uno hace una petición.
Dios misericordioso, te pedimos por
... .
7. Presentación de las ofrendas. En
la Pascua, Jesús se ofrece como cordero sacrificado al Padre por nosotros.
Ahora nosotros, unidos a Cristo, también podemos hacernos Eucaristía. En este
momento, cada uno de la familia, dice cuál es la ofrenda que le presenta a
Dios. Ejemplos: ayudar en casa, estudiar, rezar alguna oración, llamar a
alguien para saludarlo, hacer un pequeño sacrificio, estar al servicio, etc..
8. Oramos como Jesús nos enseñó:
Padre nuestro…
9. Nos damos la Paz del Señor, como
gesto de amor.
10. Oramos a nuestra Madre:
Dios te salve María…
11. Comunión espiritual:
Creo, Jesús mío, que estás en el
Santísimo Sacramento; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi
alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos
espiritualmente a mi corazón. (breve silencio).
Y ahora, como si ya te hubiese
recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe
de ti.
12. Oremos: Dios misericordioso,
concédenos experimentar en todo tiempo los frutos del misterio pascual que hoy
celebramos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Sagrada Familia de Nazaret: Ruega por nosotros.
13. Los padres se bendicen entre
ellos y bendicen a los hijos, haciendo una cruz en la frente. Nos hacemos la
Señal de la cruz diciendo: + El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos
lleve a la Vida eterna. Amen.
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