Cuarto Domingo de Pascua
POR QUE SE ADMINISTRA EN LA FRENTE
EL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN
En este sacramento
recibe el hombre al Espíritu Santo para fortificarse en la lucha espiritual, a
fin de confesar varonilmente la fe de Cristo entre los adversarios de dicha fe.
Y así, es signado convenientemente con el crisma en la frente y la señal de la
cruz, por dos razones:
1º) Porque el crisma
se administra, ciertamente, con la señal de la Cruz, por la cual triunfó
nuestro rey, como el soldado es señalado con la insignia de su capitán, la cual
debe ser evidente y manifiesta. Entre todas las partes del cuerpo humano, la
frente es la más visible, y generalmente, no se cubre nunca; por esto el
confirmado es ungido en la frente con el crisma, para que manifieste con
claridad que es cristiano, como también los Apóstoles, después de recibido el
Espíritu Santo, salieron del cenáculo donde estaban ocultos y se manifestaron a
todo el mundo.
2º) Porque alguno es
impedido de confesar libremente el nombre de Cristo por temor y por vergüenza.
Las señales de estos dos signos se manifiestan sobre todo en la frente por dos
causas: por la proximidad de la imaginación, y porque el movimiento de los
afectos sube directamente del corazón a la frente; por eso los que se
avergüenzan enrojecen y los que temen palidecen. Por lo tanto se unge al
cristiano con el crisma en la frente para que ni por temor ni por vergüenza
deje de confesar el nombre de Cristo.
El principio de la
fortaleza está en el corazón, pero la señal aparece en la frente, por lo cual
se dice: He aquí que yo he hecho... tu frente más dura que la frente de ellos
(Ez 3, 8). Por eso el sacramento de la Eucaristía, por el cual el hombre es
confirmado en sí mismo, pertenece al corazón, según aquello: Con el pan
corrobore su corazón (Sal 103, 15); pero el sacramento,: de la confirmación se
requiere como señal de fortaleza, respecto a otros, y por lo tanto, se da en la
frente.
(3ª, q. LXXII, a. 9)
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