jueves, 21 de mayo de 2020

Meditaciones del tiempo pascual con textos de Santo Tomás de Aquino 40


Jueves de la sexta semana de Pascua

ASCENSIÓN DE CRISTO


I. La Ascensión de Cristo fue sublime, porque subió a los cielos.

1º) Sobre todos los cielos corpóreos, como dice el Apóstol: Ese mismo es el que subió sobre todos los cielos (Ef 4, 10).

Y esto por vez primera comienza en Cristo. Porque anteriormente el cuerpo terreno sólo estaba en la tierra, a tal punto que el mismo Adán fue colocado también en el paraíso terrenal

2º) Subió sobre todos los cielos espirituales, esto es, las naturalezas espirituales: Y colocándolo a su derecha en los cielos, sobre todo principado y potestad, y virtud, y dominación, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, mas aun en el venidero. Y todas las cosas sometió bajo los pies de él (Ef 1, 20-23).


3º) Subió hasta el trono del Padre. Fue recibido arriba en el cielo, y está sentado a la diestra de Dios (Mc 15, 19). Lo cual ha de entenderse metafóricamente, porque, como Dios, se dice que está sentado a la diestra del Padre, es decir, en igualdad con el Padre, en cuanto a los mejores bienes. El diablo ambicionó también esto, como se lee en Isaías: Subiré al cielo (14, 13). Pero no llegó sino Cristo.

II. La ascensión de Cristo fue razonable, porque tiene por término los cielos.

1º) Porque el cielo le era debido a Cristo por su naturaleza; pues es natural que cada cual regrese al punto de su origen. El principio del origen de Cristo es Dios, que está sobre todas las cosas. Y aun cuando también los santos suben al cielo, no suben como Cristo, pues Cristo subió por su virtud, y los santos son llevados por Cristo. También puede decirse que ninguno sube a los cielos sino Cristo, porque los santos no suben sino en cuanto son miembros de Cristo, que es cabeza de la Iglesia.

2º) El cielo era debido a Cristo también por su victoria; puesto que Cristo fue enviado al mundo para pelear contra el diablo y lo venció, y por eso mereció ser exaltado sobre todas las cosas.

3°) Por su humildad. Porque ninguna humildad es tan grande como la humildad de Cristo, que, siendo Dios, quiso hacerse hombre, y siendo Señor, quiso tomar forma de siervo, hecho obediente hasta la muerte (Flp 2, 8), y descendió hasta el infierno. Por ello mereció ser elevado hasta el cielo, hasta el trono de Dios; ya que la humildad es el camino para la exaltación.

III. La ascensión de Cristo fue útil para tres cosas.

1º) Para conducirnos allá. Precisamente subió para conducirnos; pues no sabíamos el camino y él nos lo mostró; y para darnos seguridad de la posesión del reino celestial.

2º) Para nuestra seguridad; pues él subió para rogar por nosotros.

3º) Para atraer a sí nuestros corazones: En donde está tu tesoro, allí está también tu corazón (Mt 6, 21). Para que despreciemos las cosas temporales. Si resucitasteis con Cristo, buscad las cosas que son de arriba, en donde está Cristo sentado a la diestra de Dios; pensad en las cosas de arriba, no en las de la tierra
(Col 3, 1, 2). (In Symb.)

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