OFICINA
PARA
LAS CELEBRACIONES LITÚRGICAS
DEL SUMO PONTÍFICE
DEL SUMO PONTÍFICE
¿Cómo celebrar? 2:
Canto y Música (CEC 1156-1158)
Desde tiempo inmemorial, el
canto y la música bella han proporcionado una conexión con las alturas y las
profundidades de la emoción humana. No obstante estos sean formativos en la
liturgia, su propósito más elevado es el de dar gloria a Dios en el culto que,
inevitablemente, eclipsa su noble pero limitado destino de satisfacer el deseo
primario de una puesta en escena brillante. Dado que sobre todo está orientada
hacia Dios, "la tradición musical de la Iglesia universal constituye un
tesoro de valor inestimable que sobresale entre las demás expresiones
artísticas, principalmente porque el canto sagrado, unido a las palabras,
constituye una parte necesaria o integral de la liturgia solemne"(Catecismo de la
Iglesia Católica [CEC] 1156 y Sacrosanctum
Concilium [SC] 112). Según la tradición de la
Antigua Alianza, no sólo los salmos y los himnos son fundamentales en la
liturgia judía y cristiana, sino también la diversidad musical y los registros
simbólicos de los varios instrumentos musicales (CEC 1156). Desde una
perspectiva moderna, es difícil establecer cuáles son todos los instrumentos,
sin embargo un sentido de su sinfonía puede ser asimilado gracias a nuestro
aprecio por la versatilidad de un órgano de tubos que anuncia, tan hábilmente,
las atmósferas distintivas del año litúrgico. No debemos perder de vista el
llamado de SC 120 sobre el aprecio en particular que debe recibir el órgano de
tubos, aún cuando otros instrumentos están permitidos en la liturgia, sobre la
base de que sean apropiados para el uso sagrado.