¿POR QUÉ VOY A LA MISA TODOS LOS DOMINGOS?
¿Qué es la misa?
- La Santa Misa es:
· La celebración del misterio-sacrificio
Pascual (pasión, muerte, resurrección) de Jesucristo. Hecho presente y eficaz
al interno de la comunidad cristiana: “Celebramos tu muerte, proclamamos tu
resurrección, ¡Ven Señor Jesús!”;
· La presencia verdadera, real, sustancial de
Cristo con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad: verdadero Dios y verdadero
Hombre;
· El banquete-comunión con Cristo y, gracias a
Él, con los hermanos: mediante su sacrificio, Cristo nos une maravillosamente a
sí mismo y entre nosotros, a modo de constituir una “sola cosa”;
- Cristo en la misa:
· Alaba y da gracias a Dios Padre
(eucaristía);
· Actualiza su sacrificio Pascual (memorial);
· Se hace presente realmente con su Cuerpo y
con su Sangre en el pan y en el vino consagrados con el poder del Espíritu
Santo (transustanciación);
· Se convierte en comida y bebida para nuestra
salvación eterna (banquete).
¿Quién ha instituido la misa?
Cristo Señor ha instituido la Misa el jueves Santo,
la noche en que fue entregado.
¿Qué quiere decir que la misa es el memorial del sacrificio de Cristo?
La Santa Misa es un memorial porque hace presente y
eficaz sobre el altar, de modo incruento, el sacrifico que Cristo, en modo
cruento, ha ofrecido al Padre en el Calvario por la salvación de todos los
hombres.
La Santa Misa no es, por tanto, solamente el recuerdo de los acontecimientos del pasado, sino que hace presente y actual aquel único sacrificio perfecto de Cristo sobre la Cruz.
Idénticos son la víctima y el oferente: Cristo. Idéntica la finalidad: la salvación de todos. Diverso es el modo de ofrecerse: cruento sobre la Cruz del Calvario, incruento en la Santa Misa.
La Santa Misa no es, por tanto, solamente el recuerdo de los acontecimientos del pasado, sino que hace presente y actual aquel único sacrificio perfecto de Cristo sobre la Cruz.
Idénticos son la víctima y el oferente: Cristo. Idéntica la finalidad: la salvación de todos. Diverso es el modo de ofrecerse: cruento sobre la Cruz del Calvario, incruento en la Santa Misa.
¿Qué quiere decir 'transubstanciación'?
Significa que en la Misa, gracias al poder del
Espíritu Santo, el pan de grano y el vino de uva se convierten,
sustancialmente, en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
¿Qué relación existe entre la Misa y la Iglesia?
- La Eucaristía expresa y constituye la
Iglesia, como auténtica comunión del pueblo de Dios, en su rica pluralidad y en
su íntima unidad. El mismo pan eucarístico, hecho a base de muchos granos, y el
vino eucarístico, hecho de muchas uvas, significan la unidad y la pluralidad
del pueblo cristianos que celebra la Eucaristía.
- La Eucaristía hace la Iglesia, en el sentido
que la Eucaristía la reúne, la manifiesta, la nutre, la fortalece, la hace
crecer en calidad y la envía a toda la humanidad.
- Y al mismo tiempo, la Iglesia hace la
Eucaristía, la celebra, la ofrece al Padre, unida a Cristo en el Espíritu
Santo.
- La Eucaristía es el culmen de la liturgia.
Es el compendio y la síntesis de nuestra fe. Contiene todo el tesoro espiritual
de la Iglesia, es decir, a Cristo mismo, nuestra Pascua y nuestro pan vivo. Es
el lugar privilegiado en el cual la Iglesia confiesa su fe y la confiesa en el
modo más alto y más completo.
¿Cuál es la relación entre la misa y la vida cotidiana?
- La Misa constituye el centro de toda la
verdad cristiana para la comunidad cristina, universal y local, y para cada uno
de los cristianos.
De hecho la Misa:
De hecho la Misa:
· Es el culmen de la acción con la cual Dios
santifica al mundo en Cristo, y del culto que los hombres dan al Padre;
· Es fuente y vértice de toda la vida
cristiana. Se pone al centro de la vida eclesial. Ella une el cielo y la
tierra. Abarca y penetra toda la creación;
· Es el punto de llegada y de partida de toda
actividad de la comunidad cristiana y de cada fiel. De la Misa que se va al
mundo, o sea, se va hacia la propia actividad cotidiana con el propósito de
vivir lo que se ha celebrado (Misa – enviados – misión en el mundo).
Y a la Misa que se regresa, o sea, todos llenos del propio trabajo (Eucaristía, ofrecimiento y alabanza por todo y de todo que se ha hecho por medio de Cristo);
Y a la Misa que se regresa, o sea, todos llenos del propio trabajo (Eucaristía, ofrecimiento y alabanza por todo y de todo que se ha hecho por medio de Cristo);
· Es el centro, la norma, el modelo y el
momento más sublime de toda oración de la Iglesia y de cada cristiano;
· Es la cita de amor semanal, o cotidiana, con
Aquel che se ha entregado totalmente por nosotros;
· Es el sacramento en el cual se manifiesta y
se actualiza el misterio de Cristo, el misterio de la Iglesia, el misterio de
la persona humana, la cual se expresa y se realiza completamente en la
celebración de la Misa;
- Es la luz y la fuerza para nuestro
peregrinar terreno y suscita y alimenta nuestro deseo de vida eterna: el paraíso.
¿Existe una oración que sea igual o supere a la misa?
Absolutamente no. La Santa Misa supera la cualquier
oración, y más aún, ninguna otra acción de la Iglesia iguala su eficacia al
mismo título y al mismo grado. La Misa es lo más hermoso que la Iglesia pueda
tener en su camino por la historia. En ella se encierra todo el bien espiritual
de la Iglesia.
¿Es obligatorio participar en la misa?
Los cristianos tienen la obligación de participar
en la Misa todos los domingos y en las otras fiestas de precepto, a menos que
haya graves motivos (enfermedad...). En el caso de que no haya motivo grave, el
cristiano que no cumple con esta obligación comete un pecado mortal.
¿Por qué es una obligación asistir los domingos?
Porque Cristo Jesús resucitó el domingo. Y la
resurrección de Cristo es el evento central de toda la vida de Cristo y de
nuestra fe cristiana: “Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe” (1 Cor.
15,14).
¿Cómo se santifica el domingo?
- Participando en la Santa Misa.
- Dedicándose a aquellas actividades que
permiten:
· Dar culto a Dios (mayor tiempo dedicado a
las oraciones personales y familiares, a los encuentros y a las lecturas de
profundización religiosa; visitando el cementerio...);
· Atender la propia vida familiar, conyugal;
· Asegurar el justo y necesario descanso del
cuerpo y del espíritu;
· Dedicarse a las obras de caridad, sobre todo
en el servicio a los enfermos, a los ancianos, a los pobres...
¿Cuál debe ser nuestra
actitud en relación con la Santa Misa?
La Santa Misa, por lo que es en sí misma, requiere
de nuestra parte:
- Una fe grande (“misterio de la fe”) que
lleva a acoger toda la riqueza del misterio;
- Una disponibilidad continua para profundizar,
mediante la catequesis, aquello que se celebra, de modo que pueda convertirse
en Vida para nuestra vida.
- Una formación adecuada, en favor de una
participación plena, consciente y activa en la celebración eucarística.
- Una participación festiva y comunitaria.
Precisamente debido a este carácter comunitario de la Misa, son de gran
importancia:
· Los diálogos entre el celebrante y la
asamblea;
· El canto: signo de la alegría del corazón:
“El que canta, ora dos veces”;
· Los gestos y las actitudes (estar de pie, de
rodillas, sentados...), que expresan y favorecen la intención y los
sentimientos interiores de participación, y que son signo de la unidad de
espíritu de todos los participantes;
- Una pureza de conciencia: sólo quien está en
paz con Dios y los hermanos participa plena y eficazmente en la Misa;
- Una participación completa. Lo cual exige:
· Puntualidad para llegar al inicio de la
Misa;
· Participación atenta a la mesa de la Palabra
de Dios;
· Participar del banquete del Cuerpo de Cristo
(Tomad y comed todos de él...”);
¿Es necesario comulgar cuando vamos a la Misa?
Es una cosa muy buena que los católicos, cada vez
que participan en la Santa Misa, se acerquen a tomar la Sagrada Comunión. Sin
embargo, no se permite comulgar más de dos veces al día.
¿Quién puede comulgar?
Puede comulgar todo católico que esté en gracia de
Dios, esto es, quien después de haber examinado atentamente su conciencia, sepa
que no está en pecado mortal, ya que en tal caso cometería un sacrilegio:
“Quien come de modo indigno el pan o bebe el cáliz del Señor... come y bebe su
propia condenación” (1 Cor 11,27-29).
¿Cómo acercarse a la comunión?
- Con respeto: también con las actitudes del
cuerpo (los gestos, vestiduras dignas...) se expresa el respeto, la solemnidad,
la alegría de este encuentro con el Señor;
- Con el ayuno por lo menos de una hora;
- Después de haber participado, desde el
inicio, de la celebración de la Misa, y comprometiéndose a agradecer a Dios per
el gran don recibido, aún después de la Misa, a lo largo de todo el día y
durante toda la semana.
¿Por qué es importante respetar las normas litúrgicas en la Santa Misa?
- Las normas litúrgicas:
· Expresan y tutelan la Santa Misa, la cual,
en cuanto obra de Cristo sacerdote y de su Cuerpo, que es la Iglesia, es la
acción sagrada por excelencia;
· Permiten respetar y actualizar el intrínseco
vínculo entre profesión y celebración de la fe, entre la lex orandi y
la lex credendi. La sagrada Liturgia, en efecto, está íntimamente unida
con los principios de la doctrina, y el uso de textos y ritos no aprobados
conlleva, por consecuencia, que se debilite o se pierda el nexo necesario entre
la lex orandi y la lex credendi
· Los fieles tienen el derecho de exigir de
sus pastores que se celebre en modo íntegro el sacrificio de la Santa Misa, en
plena conformidad con la doctrina del Magisterio de la Iglesia.
· Son expresiones del auténtico sentido
eclesial. A través de ellas pasa todo el flujo de la fe y de la tradición de la
Iglesia
La misa no es propiedad privada de nadie, ni del celebrante, ni de la comunidad en la cual se celebran los Misterios. La obediencia a las normas litúrgicas de descubre y se valora como el reflejo y testimonio de la Iglesia una y universal, hecha presente en toda celebración eucarística.
La misa no es propiedad privada de nadie, ni del celebrante, ni de la comunidad en la cual se celebran los Misterios. La obediencia a las normas litúrgicas de descubre y se valora como el reflejo y testimonio de la Iglesia una y universal, hecha presente en toda celebración eucarística.
· Garantizan la validez, la dignidad, el
decoro de la acción litúrgica, y con ello también el “hacerse presente” de
Cristo.
· Conducen a la conformidad de nuestros sentimientos
con los sentimientos de Cristo, que se expresan en las palabras y en los ritos
litúrgicos.
· Exprimen y garantizan el “derecho” de los
fieles a una celebración digna, y por tanto, también su derecho a exigirla. En
caso de que haya incumplimientos y abusos, deben señalarse, en la verdad y con
caridad, a la legítima autoridad (al Obispo o a la Santa Sede).
¿Qué daños causan los abusos litúrgicos?
- Los abusos litúrgicos no sólo deforman la
celebración, sino que provocan inseguridad doctrinal, perplejidad y escándalo
en el pueblo de Dios. No respetar las normas litúrgicas contribuye a oscurecer
la recta fe y la doctrina católica en lo que respecta a este Sacramento
admirable. Los abusos litúrgicos, más que una expresión de libertad,
manifiestan un conocimiento superficial o bien una ignorancia de la gran
tradición bíblica y eclesiástica relativa a la Eucaristía, que se expresa en
tales normas.
- El Misterio confiado a nuestras manos es
demasiado grande para que alguien se permita tratarlo con tal arbitrio
personal, que no respete su carácter sacro y su dimensión universal.
¿Que han dicho algunos santos acerca de la Eucaristía?
- “Si vosotros sois el Cuerpo de Cristo y sus
miembros, entonces vuestro mismo misterio se encuentra sobre la mesa
eucarística. Debéis ser lo que veis y debéis recibir los que sois” (San Agustín).
- “Solamente la Iglesia puede ofrecer al
Creador esta oblación pura (la Eucaristía), ofreciéndole con agradecimiento lo
que proviene de su misma creación” (San Irineo).
- “La Palabra de Cristo, que pudo crear de la
nada lo que no existía, ¿no puede transformar en una sustancia diversa aquello
que existe? (San Ambrosio).
- “La Eucaristía es casi la coronación de toda
la vida espiritual y el fin hacia el cual tienden todos los sacramentos” (Santo
Tomás).
El Primicerio
De la Basílica de San Carlos y San Ambrosio
Monsignor Raffaello Martinelli
De la Basílica de San Carlos y San Ambrosio
Monsignor Raffaello Martinelli
Para profundizar el argumento, se pueden ver los siguientes
documentos pontificios:
- Pablo VI,Encíclica Mysterium fidei,
1965;
- Juan Pablo II:
· Encíclica, Ecclesia de Eucharistia,
2003;
- Catecismo de la Iglesia Católica,
nums.1322-1419;
Congregación para el Culto Divino, Intrucción Redemptionis
Sacramentum, 2004.
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