¿CUÁNDO Y CÓMO CONFÍA CRISTO LA PRIMACÍA A PEDRO?
¿Sobre cuál base
se fundamenta la primacía de pedro, y por lo tanto del papa?
Se basa en la voluntad del propio Cristo.
¿Dónde aparece
tal voluntad de Cristo?
En las páginas del Evangelio y en parte de los Hechos de los
Apóstoles están presentes “numerosos indicios” que manifiestan la voluntad de
Cristo de atribuirle a Pedro un especiale relieve dentro del Colegio de los
Apóstoles. Por ejemplo:
- Él es el único apóstol al que Jesús asigna un nuevo nombre,
Cefas, que quiere decir “Piedra.” El evangelista Giovanni escribe así al
respeto: “Fijándo en él mirada, dijo: “Tú eres Simón, el hijo de Juan; te
llamarás Kefas (que quiere decir a Pedro)” (Jn 1,42).
Jesús no solía cambiar el nombre a sus discípulos. Si se exceptúa el apelativo de “hijos del trueno”, dirigido en una precisa circunstancia a los hijos de Zebedeo (cfr. Mc 3,17) y no usado otra vez después, Él no ha atribuido nunca un nuevo nombre a un discípulo suyo.
Lo ha hecho en cambio con Simón, llamandolo Cefas, nombre que fue después traducido en griego Petros, en latin Petrus. Y fue traducido precisamente porque no fue sólo un nombre; fue un “mandato” del Señor lo que Petrus recibía en aquel modo. No hay que olvidar que en el Antiguo Testamento, el cambio del nombre generalmente anunciaba el encargo de una misión (cfr. Gn 17,5; 32,28 ss. etc.). El nuevo nombre Petrus aparecerá más veces en los Evangelios y acabará reemplazando el nombre originario Simón.
Jesús no solía cambiar el nombre a sus discípulos. Si se exceptúa el apelativo de “hijos del trueno”, dirigido en una precisa circunstancia a los hijos de Zebedeo (cfr. Mc 3,17) y no usado otra vez después, Él no ha atribuido nunca un nuevo nombre a un discípulo suyo.
Lo ha hecho en cambio con Simón, llamandolo Cefas, nombre que fue después traducido en griego Petros, en latin Petrus. Y fue traducido precisamente porque no fue sólo un nombre; fue un “mandato” del Señor lo que Petrus recibía en aquel modo. No hay que olvidar que en el Antiguo Testamento, el cambio del nombre generalmente anunciaba el encargo de una misión (cfr. Gn 17,5; 32,28 ss. etc.). El nuevo nombre Petrus aparecerá más veces en los Evangelios y acabará reemplazando el nombre originario Simón.
- Otros indicios son:
· después de Jesús, Pedro es el personaje más conocido y
citado en los escritos neotestamentarios: es mencionado 154 veces con el apodo
de Pètros, “piedra”, “roca”;
· los Evangelios nos informan que Pedro es uno de los primeros
cuatro discípulos del Nazareno (cfr. Lc 5, 1-11);
· en Cafarnaum el Maestro se aloja en la casa de Pedro
(cfr. Mc 1,29);
· cuando la muchedumbre se amontona alrededor en la ribera del
lago de Genesaret, entre las dos barcas allí ancladas, Jesús elige aquella de
Simón (cfr. Lc 5,3) y así la barca de Pedro se convierte en la
cátedra de Jesús;
· cuando en circunstancias particulares Jesús se hace
acompañar solamente de tres discípulos, Pedro siempre es recordado como el
primero del grupo: así en la resurrección de la hija de Jairo (cfr. Mc 5,37; Lc 8,51),
en la Transfiguración (cfr. Mc 9,2; Mt 17,1; Lc 9,28)
y finalmente durante la agonía en el huerto del Getsemaní (cfr. Mc 14,33; Mt 16,37);
· los recaudadores de los impuestos del Templo se dirigen
solamente a Pedro y el Maestro paga por sí y por él (cfr. Mt 17.
24-27);
· Pedro es el primero a quien Jesús lava los pies en la última
Cena (cfr. Jn 13,6);
· es solamente por él que ruega para su fe no desfallezca y
pueda luego confirmar en ella a los otros discípulos (cfr. Lc 22,
30-31).
¿Es Pedro consciente de esta su posición particular?
- Sì. En efecto:
· es él quien a menudo, a nombre también de los otros, habla
pidiendo la explicación de una parábola difícil (cfr. Mt 15,15) o el
sentido exacto de una regla (cfr. Mt 18,21) o la promesa formal de
una recompensa (cfr. Mt 19,27)
· es él quien soluciona la incomodidad de ciertas situaciones,
interviniendo en nombre de todos. Así cuando Jesús, triste por la incomprensión
de la muchedumbre después del discurso sobre el “pan de vida”, pregunta:
“¿Queréis también iros vosotros?”, la respuesta de Pedro es perentoria:
“¿Señor, a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (cfr. Jn 6,
67-69);
· igualmente decidida es la profesión de fe que, otra vez en
nombre de los Doce, él hace en las cercanías de Cesarea de Filipo. A Jesús que
pregunta: “¿Vosotros quién decís que yo sea?”, Pedro contesta: “Tú eres el
Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mt 16, 15-16).
- Pedro ha seguido a Jesús con salto, ha superado la prueba de
la fe, abandonándose a Él. Llega sin embargo el momento en que también él cede
al miedo y cae: traiciona al Maestro (cfr. Mc 14,66-72). Pedro que
prometió fidelidad absoluta, conoce la amargura y la humillación de la
negación. Pero se arrepiente, reconociendo su grave pecado: estalla en un
liberador llanto de arrepentimiento.
- Y es justo a él, a Pedro, que Jesús confía una misión
especial, que es descrita por el evangelista Juan en aquel famoso diálogo que
tiene lugar entre Jesús y Pedro (cfr. Jn 21, 15-18). En tal diálogo
se evidencia un juego de verbos muy significativos. En griego el verbo “fileo” expresa
el amor de amistad, tierno pero no totalizante, mientras el verbo “agapao”, ágape,
significa el amor sin reservas, total e incondicional. Jesús le pregunta a
Pedro la primera vez: “Simón... ¿me quieres tú (agapâs-me) con este amor total
e incondicional (cfr. Jn 21,15)? Antes de la experiencia de la
traición el apóstol habría ciertamente dicho: “Te quiero (agapô-se)
incondizionatamente.” Ahora que ha conocido la amarga tristeza de la
infidelidad, el drama de la misma debilidad, dice con humildad: “Señor, te
quiero (filô-se)”, es decir te quiero “con mi pobre amor humano.” El Cristo
insiste: “¿Simón, me quieres tú con este amor total que yo quiero?”. Y Pedro
repite la respuesta de su humilde amor humano: “Kyrie, (filô-se”) “Señor, te
quiero como sé querer”. Por tercera vez Jesús le dice a Simón solamente: “¿Fileîs-me?,
“me quieres?”. Simón comprende que a Jesús basta su pobre amor, lo único de que
es capaz, y sin embargo está triste que el Señor haya tenido que decirle así.
Le contesta por tanto: “Señor, tú sabes todo, tú sabes que te quiero (filô-se)”.
¿Cuál es la declaración solemne que define, de una vez por todas, el papel de Pedro en la Iglesia?
- Cuando Jesús afirma: “Y yo te digo: Tú eres Pedro y sobre
esta piedra edificaré mi Iglesia... A ti daré las llaves del reino de los
cielos, y todo lo que atarás sobre la tierra será atado en los cielos y todo lo
que desatarás sobre la tierra será desatado en los cielos” (Mt 16, 18-19).
- En tal afirmación, son muy claras las tres metáforas a las
que Jesús recurre:
· Pedro será el fundamento de piedra sobre el cual apoyará el
edificio de la Iglesia;
· él tendrá las llaves del Reino de los cielos para abrir o
cerrar justamente a quien él considere;
· finalmente, él podrá atar o desatar en el sentido que podrá
establecer o prohibir lo que creerá necesario para la vida de la Iglesia, que
es y permanece siempre de Cristo. Siempre es Iglesia de Cristo y no de Pedro.
· Así es descrito, con imágenes fáciles de entender, lo que la
reflexión posterior calificará con el término de “primacía de jurisdicción.”
¿Esta posición de preeminencia, que Jesús ha entendido otorgarle a pedro, se encuentra también después de la resurrección de Cristo?
- Ciertamente. En efecto:
· Jesús encarga a las mujeres de llevar el anuncio a Pedro,
distintamente de los otros Apóstoles (cfr. Mc 16,7);
· donde él y donde Giovanni corre la Magdalena para informar
de la piedra corrida de la entrada del sepulcro (cfr. Jn 20,2) y Juan
le cederá al paso cuando los dos lleguen delante de la tumba vacía (cfr. Jn 20,4-6);
· será luego Pedro, entre los Apóstoles, el primer testigo de
una aparición del Resucitado (cfr. Lc 24,34; 1 Cor 15,5).
- Este rol propio, subrayado con precisión (cfr. Jn 20,3-10),
muestra la continuidad entre la preeminencia tenida en el grupo apostólico y la
preeminencia que seguirá teniendo en la comunidad nacida con los
acontecimientos pascuales, como certifica el Libro de los Hechos (cfr. Hch1,15-26;
2,14-40; 3,12-26; 4,8-12; 5,1-11.29; 8,14-17; 10; etc.).
- Su comportamiento es considerado tan decisivo, que es objeto
de observaciones y también de críticas (cfr. Hch 11,1-18; Gal 2,11-14).
- En el llamado Concilio de Jerusalén, Pedro cumple una
función directiva (cfr. Hch 15 y Gal 2,1-10), y justo por
este su ser el testigo de la fe auténtica Pablo mismo reconocerá en él cierta
cualidad de “primero” (cfr. 1 Cor 15,5; Gal 1,18; 2,7s.;
etc.).
- El hecho, además, de que diferentes de los textos claves
referidos a Pedro puedan ser ubicados en el contexto de la última Cena, en la
que Cristo le otorga a Pedro el ministerio de confirmar a los hermanos
(cfr. Lc 22,31 s.), enseña como la Iglesia que nace del memorial
pascual, celebrado en la Eucaristía, tenga en el ministerio confiado a Pedro
uno de sus elementos constitutivos.
¿Cuál es el sentido último de la primacía de Pedro?
- Esta contextualización de la Primacía de Pedro en la última
Cena, en el momento instituyente de la Eucaristía, Pascua del Señor, indica
también el sentido último de esta Primacía:
· Pedro, en todos los tiempos, debe ser el guardián de la
comunión con Cristo; tiene que conducir a la comunión con Cristo;
· tiene que preocuparse de que la red no se rompa y pueda
persistir así la comunión universal. Sólo junto a Pedro, podemos estar con
Cristo, quien es el Señor de todos.
- Responsabilidad de Pedro es garantizar así la comunión con
Cristo con la caridad de Cristo, conduciendo a la realización de esta caridad
en la vida de cada día.
¿De qué manera está unida la primacía de Pedro a Roma?
- Pedro fue a Roma, centro del imperio, símbolo del “Orbis”
(el mundo entero) -la “Urbs” (la ciudad de Roma) que expresa el “Orbis”- donde
concluye con el martirio su carrera al servicio del Evangelio. Por esto la sede
de Roma, que recibió el mayor honor, también recogió la tarea confiada por
Cristo a Pedro: de estar al servicio de todas las Iglesias particulares para la
edificación y la unidad del entero Pueblo de Dios.
- La sede de Roma ha sido así reconocida como aquella del
sucesor de Pedro, y la “cátedra” de su obispo representó aquella del apóstol
encargado por Cristo de apacentar todo su rebaño.
Los más antiguos Padres de la Iglesia lo certifican, como por ejemplo:
Los más antiguos Padres de la Iglesia lo certifican, como por ejemplo:
· San Ireneo (obispo de Lyon, aunque vino del Asia
Menor) quien en su tratado Contra las herejías, en el 180 d. C., describe
la Iglesia de Roma como “más grande y más antigua, conocida por todos; ...
fundada y constituida en Roma por los dos gloriosos apóstoles Pedro y Pablo”; y
añade: “Con esta Iglesia, por su eximia superioridad, debe acordarse la Iglesia
universal, es decir los fieles que están en todo lugar” (III, 3, 2-3);
· Tertulliano, algo más tarde, (en el 200 d. C.) por su parte,
afirma: “¡Esta Iglesia de Roma, cuánto es dichosa! Fueron los Apóstoles mismos
a derramar en ella, con su sangre, toda la doctrina” (La prescripción de los
herejes, 36);
· y así escribe San Jerónimo quien nació hacia
el 340 en Stridone, en los confines con la Panonia): “He decidido consultar la
cátedra de Pedro, donde se encuentra aquella fe que la boca de un Apóstol ha
exaltado; ahora vengo a pedir allí un nutrimento para mi alma, donde un tiempo
recibí el vestido de Cristo. Yo no sigo otra primacía si no aquella de Cristo;
por ésto me pongo en comunión con tu beatitud, es decir con la cáatedra de
Pedro. Sé que sobre esta piedra está edificada la Iglesia” (Las cartas I,
15,1-2).
¿Qué podemos hacer nosotros por el Papa?
Podemos y tenemos que rogar porque la Primacía de Pedro, confiada a
pobres personas humanas, siempre pueda ser ejercida en este sentido originario
querido por Dios y pueda ser así cada vez más reconocida en su auténtico
significado por los hermanos que aún no están en plena comunión con la Iglesia
Católica.
El Primicerio
de la Basílica de San Ambrosio y San Carlo en Roma
Monsignor Raffaello Martinelli
de la Basílica de San Ambrosio y San Carlo en Roma
Monsignor Raffaello Martinelli
NB: para profundizar el argumento se lea:
Benedicto XVI, Catequesis de los miércoles, 17-24 de mayo y el 7 de junio de 2006.
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