¿CUÁNDO Y CÓMO DEBO CONFESARME?
Ante todo ¿qué significa el sacramento de la confesión?
El sacramento de la confesión (de la penitencia o de la
reconciliación) es la celebración del amor misericordioso de Dios, que nos
perdona los pecados por medio de Cristo muerto y resucitado, y quien, mediante
el ministerio de la Iglesia, nos reconcilia con Dios y con los hermanos.
Confesarse significa, por tanto:
- Ponerse a escuchar la Palabra de Dios y reconocer el propio
pecado.
- Celebrar el amor misericordioso de Dios Padre, que:
· Perdona nuestros pecados, lavándolos con la sangre de su
Hijo;
· Nos comunica su misma vida divina (gracia sacramental) ;
· Nos reconcilia con Él y entre nosotros, reconociendo nuestro
vínculo de hermandad universal;
· Acoge y fecunda nuestro compromiso personal de continua
conversión inaugurado en el Bautismo y que se acrecienta por las exigencias de
la celebración eucarística;
· Abre nuestro corazón arrepentido al soplo del Espíritu
Santo, que conduce a la justicia, la caridad, la libertad, la vida y la
alegría.
¿Quién ha instituido este sacramento?
Lo ha instituido Jesucristo en la noche de Pascua, cuando,
mostrándose a sus discípulos, les dijo: “Recibid el Espíritu Santo; a quienes
remitiereis los pecados le son remitidos; y a quien se los retuviereis, le son
retenidos.” (Jn 20,22-23).
¿Por qué es necesario confesarse?
Porque todo cristiano, después del bautismo, comente pecados.
¿Y el que dice que no tiene pecados?
Es un mentiroso o es un ciego. “Si decimos que no tenemos pecados,
nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros” (1 Jn 1,8).
¿Cuándo se comete un pecado?
- Cuando se desobedece a Dios, a su amor, a la ley que nos ha
dado, mediante Cristo, para indicarnos el buen camino para nuestra felicidad
plena y la perfecta realización de nuestro ser. “Cometí la maldad que
aborreces” (Sal 51,6)
- Es Cristo, con su Palabra y con su muerte y resurrección,
quien muestra plenamente al hombre su pecado y la gravedad del mismo.
¿En qué sentido el pecado ofende a dios?
- El pecado ofende a Dios en el sentido que:
· Hiere y destruye al hombre que Dios ha creado y que ama;
· Resquebraja o rompe el diálogo de Dios con el hombre;
· Es causa de la muerte de Cristo, Hijo amado del Padre;
· Rechaza su Palabra (Ley, enseñanzas...) que son el bien
verdadero del hombre;
· Ofende a Dios no tanto en su honor, cuanto en su amor.
¿Todos los pecados son iguales?
Ciertamente no. Los pecados se diversifican por ejemplo en cuanto a
la gravedad y a la tipología.
- En cuanto a su gravedad existen pecados mortales y pecados
veniales.
- En cuanto a la tipología hay pecados:
· De pensamiento, palabra, obra y omisión.
· Contra Dios, contra el prójimo, contra nosotros mismos,
contra la creación.
¿Cuándo se comete un pecado mortal?
Para cometer un pecado mortal, deben darse contemporáneamente tres
condiciones:
- Materia grave.
- Plena conciencia.
- Consentimiento deliberado.
¿Quién establece la materia grave?
Es Dios (y no nosotros o la gente...) que determina cual es la
materia grave. Dios la indica de modo particular en los diez mandamientos y en
las enseñanzas de Cristo, que la Iglesia continúa proponiendo.
¿Cuándo se comete un pecado venial?
Cuando no existe materia grave, o bien, en caso de que haya materia
grave, falta la plena conciencia o el consentimiento deliberado.
¿No basta con pedir perdón a dios por los propios pecados sin tener que confesarse?
- Cada uno de nosotros puede y debe pedir perdón a Dios en
todo momento, particularmente después de haber cometido un pecado mortal, antes
de irse a dormir por la noche, o al inicio de la celebración de la Santa Misa.
- Pero Dios nos perdona algunos pecados (los pecados mortales)
cuando nos acercamos arrepentidos al sacramento de la Confesión, querido e instituido
por su Hijo Jesucristo. Por otra parte, siendo Dios el que perdona, Él tiene el
derecho de indicarnos el modo a través del cual Él nos concede su perdón.
Ciertamente el pecado no es perdonado si no hay arrepentimiento personal, pero
en el orden actual de la Providencia, la remisión está subordinada al
cumplimiento de la voluntad positiva de Cristo, que ha vinculado la remisión de
los pecados al ministerio eclesial o, al menos, a la voluntad de recurrir a él
lo más pronto posible, cuando no exista la posibilidad inmediata de la
confesión sacramental.
¿Cada cuánto tiempo debemos confesarnos?
- Debemos distinguir entre pecado mortal y pecado venial.
§ En el caso de un pecado mortal: debemos confesarnos
inmediatamente después de haber cometido un pecado mortal, a fin de obtener
inmediatamente el perdón y evitar el infierno en caso de muerte. Si no es
posible confesarse inmediatamente por falta de un sacerdote, al menos se debe
pedir perdón a Dios por el pecado cometido y buscar la confesión sacramental lo
más pronto posible.
La confesión individual e íntegra y la absolución constituyen el
único modo ordinario con el cual el fiel, consciente del pecado cometido, es
reconciliado con Dios y con la Iglesia.
§ En el caso de los pecados veniales: si se tiene sólo
pecados veniales, el tiempo que puede transcurrir entre una confesión y otra
depende de la sensibilidad espiritual de cada quien.
Algunos santos se confesaban todos los días. ¡Y eran santos!
La Iglesia, como buena madre, indica en sus preceptos un mínimo: “Confesarse por lo menos una vez al año” Según la sugerencia de buenos Padres Espirituales, sería oportuno para un cristiano que no tiene pecados mortales, confesarse al menos una vez al mes, o a más tardar cada dos meses.
La Iglesia, como buena madre, indica en sus preceptos un mínimo: “Confesarse por lo menos una vez al año” Según la sugerencia de buenos Padres Espirituales, sería oportuno para un cristiano que no tiene pecados mortales, confesarse al menos una vez al mes, o a más tardar cada dos meses.
¿Es necesario confesarse antes de acercarse a la comunión?
Quien es consciente de haber cometido un pecado mortal debe
confesarse antes de comulgar. Si se han cometido sólo pecados veniales,
entonces se puede acercar a la Comunión después de haber pedido perdón al Señor
al inicio de la Misa (cf. Rito penitencial). Es también aconsejable confesar
con frecuencia los pecados veniales.
¿Por qué es aconsejable la confesión de los pecados veniales?
- Es oportuna la búsqueda, humilde y llena de confianza, del
sacramento de la Penitencia, ya que en este sacramento:
· Hace crecer en gracia;
· Afianza las virtudes;
· Ayuda a disminuir las tendencias negativas heredadas del
pecado original y agravadas por los pecados personales;
· Forma una conciencia recta;
· Ofrece el don de la serenidad y de la paz, por el hecho
mismo que aumenta la Gracia.
¿Cómo confesarnos?
- Ante todo se prepara la celebración del sacramento con
momentos de oración.
- Después es necesario hacer un examen de conciencia,
confrontándonos con el ejemplo y las palabras de Cristo. Es conveniente leer un
pasaje de la Sagrada Escritura.
- A la luz de todo lo que Dios ha hecho por nosotros, se reconocen
los propios pecados, pidiendo perdón a Dios y comprometiéndose a “cambiar de
vida”.
- Nos acercamos después al sacerdote (diciendo, en primer
lugar, el tiempo que ha transcurrido desde nuestra última confesión y
concluyendo que se tienen la intención de confesarse también por los pecados
que no se recuerda y aquellos del pasado):
· Se confiesan los propios pecados;
· Se escuchan las palabras del sacerdote;
· Se acepta la penitencia que es impuesta;
· Se manifiesta el propio arrepentimiento, motivado sobre todo
por el amor a Dios;
· Se recita el acto de contrición (u otra fórmula semejante).
· Se recibe con fe la absolución: “Yo te absuelvo de tus
pecados en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”.
- Se agradece al Señor del don sacramental recibido, renovando
el propio compromiso de conversión.
¿Basta con una confesión general de los propios pecados?
- No, no basta. Se rechaza cualquier uso que limite este
sacramento a una confesión general (Por ejemplo, decir: “Padre, pequé, deme la
absolución...”) o a decir sólo los pecados considerados más significativos.
- El cristiano está obligado a confesar, según la especie y el
número, todos los pecados cometidos después del Bautismo y no confesados
todavía, de los cuales se tenga conciencia después de un buen examen.
¿Cómo se hace un
buen examen de conciencia?
- Dejándose iluminar de la Palabra de Dios (la Biblia). De
hecho, es la Palabra de Dios que:
· Revela el pecado;
· Invita a la conversión;
· Exhorta al bien;
· Anima a actuar imitando a Cristo;
· Anuncia la misericordia de Dios que lava el pecado del
hombre con la Sangre de Cristo y da la gracia del Espíritu Santo que santifica
al hombre.
¿Es posible confesarse durante la misa?
- Sí, es posible, pero no es aconsejable, ya que no pueden
celebrarse bien dos sacramentos al mismo tiempo. Es mejor confesarse antes de
la Misa o buscar otro momento durante la semana. La celebración de la Confesión
da lugar a la superposición que termina por dañar estos dos eventos de
salvación, fundamentales para la vida cristiana y, por tanto, necesitados cada
uno de un tempo específico para su celebración.
- Por tanto, se aconseja a los fieles de acercarse al
Sacramento de la Penitencia fuera de la Celebración de la Misa, y elegir un
momento de tranquilidad para sí mismo y para el sacerdote confesor, en modo de
poder celebrar dignamente este sacramento.
¿Está siempre obligado el confesor a guardar el secreto?
Ciertamente, el confesor está obligado a guardar siempre el secreto
de confesión, sin ninguna excepción, y bajo penas muy severas. Él confesor debe
mantener el secreto absoluto de los pecados confesados de los penitentes, aún
cuando eso le cueste la vida.
¿Todos pueden recibir la absolución?
< situación. su cambiar de intención la tengan no que caso en y
casar...) a vueltos divorciados los ej. (p. mortal pecado habitual estado viven
penitentes absolución válidamente recibir pueden No bautizados.>
- En todo caso, el pecado grave no es perdonado si no existe
el arrepentimiento personal y el propósito de enmienda.
- Algunos pecados particularmente graves, penados con la
excomunión, pueden ser absueltos sólo por el Papa o por el Obispo.
- En caso de peligro de muerte, cualquier sacerdote puede
absolver cualquier pecado o excomunión.
¿Qué relación existe entre la celebración del sacramento de la confesión y la vida cotidiana?
La celebración del rito sacramental de la penitencia está
fuertemente vinculada a la vida cotidiana. Confesándose, se adquiere el
compromiso ante la comunidad y ante Dios, de volver a caminar por la opción
cristiana fundamental, de llevar a cabo todo aquello que Cristo ha propuesto
como camino para la verdadera y definitiva liberación del hombre, para la plena
y jubilosa comunión con Dios y con los hombres.
“Ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios” (1 Cor. 6,11). Por tanto caminad en la vida nueva.
“Esta es la voluntad de Dios, vuestra santificación” (1 Tes. 4,3).
“Ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios” (1 Cor. 6,11). Por tanto caminad en la vida nueva.
“Esta es la voluntad de Dios, vuestra santificación” (1 Tes. 4,3).
El Primicerio
de la Basílica de San Carlos y San Ambrosio
Monsignor Raffaello Martinelli
de la Basílica de San Carlos y San Ambrosio
Monsignor Raffaello Martinelli
Para profundizar el argumento, se pueden ver los siguientes
documentos pontificios:
Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Reconciliatio et
paenitentia, 1985;
Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 1420-1484;1846-1876;
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