Esta
oración de consagración al Sagrado Corazón de Jesús fue escrita por el Papa
León XIII, y el Papa Pío XI ordenó que esta consagración se rezase el último
Domingo de Octubre (Día de Nuestro Señor Jesucristo Rey).
ACTO DE CONSAGRACIÓN DEL GÉNERO
HUMANO
AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Jesús, dulcísimo Redentor del género humano, míranos postrados
humildemente delante de tu altar; tuyos somos y tuyos queremos ser, y a fin de
estar más firmemente unidos a ti, he aquí que, hoy día, cada uno de nosotros se
consagra espontáneamente a tu Sagrado Corazón.
Muchos, Señor, nunca te conocieron; muchos te desecharon al quebrantar
tus mandamientos; compadécete, Jesús, de los unos y de los otros, y atráelos a
todos a tu Santo Corazón. Sé Rey, ¡Señor!, no sólo de los fieles que jamás se
separaron de ti, sino también de los hijos pródigos que te abandonaron; haz que
vuelvan pronto a la casa paterna, no sea que perezcan de miseria y de hambre.
Sé Rey de aquéllos a quienes engañaron opiniones erróneas y desunió la
discordia; tráelos al puerto de la verdad y a la unidad de la fe, para que
luego no quede más que un solo rebaño y un solo pastor.
Sé Rey de los que aún siguen envueltos en las tinieblas de la idolatría
o del islamismo. A todos dígnate atraerlos a la luz de tu Reino.
Mira, finalmente, con ojos de misericordia, a los hijos de aquel pueblo,
que en otro tiempo fue tu predilecto; que también descienda sobre ellos, como
bautismo de redención y vida, la sangre que reclamó un día contra sí.
Concede, Señor, a tu Iglesia incolumidad y libertad segura, otorga a
todos los pueblos la tranquilidad del orden; haz que del uno al otro polo de la
tierra resuene esta sola aclamación: “ALABADO SEA EL DIVINO CORAZÓN, POR QUIEN
HEMOS ALCANZADO LA SALUD...; A ÉL GLORIA Y HONOR, POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS”.
Así sea.
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