Himnos de la Liturgia de las Horas
En la Solemnidad de la Santísima Trinidad
Himno de vísperas
Cantad y alabad al Señor,
él nos ha dicho su nombre:
Padre y Señor para el hombre.
Vida, esperanza y amor.
Cantad y alabad al Señor,
Hijo del Padre, hecho hombre:
Cristo Señor es su nombre.
Vida, esperanza y amor.
Cantad y alabad al Señor,
divino don para el hombre:
Santo Espíritu es su nombre.
Vida, esperanza y amor.
Cantad y alabad al Señor,
él es fiel y nos llama,
él nos espera y nos ama.
Vida, esperanza y amor. Amén.
Cantad y alabad al Señor,
él nos ha dicho su nombre:
Padre y Señor para el hombre.
Vida, esperanza y amor.
Cantad y alabad al Señor,
Hijo del Padre, hecho hombre:
Cristo Señor es su nombre.
Vida, esperanza y amor.
Cantad y alabad al Señor,
divino don para el hombre:
Santo Espíritu es su nombre.
Vida, esperanza y amor.
Cantad y alabad al Señor,
él es fiel y nos llama,
él nos espera y nos ama.
Vida, esperanza y amor. Amén.
Himno del oficio de lecturas
Uno es Amor, y tres son los amados,
bajo el techo del alma trasladados,
que le son huertos, montes y collados;
y es sueño lo demás.
Una es la Luz, y tres los resplandores,
una la Llama viva en tres ardores,
que consumen el alma en sus fulgores;
y es sueño lo demás.
Tres los hermosos son,
y una Hermosura sola,
en que el alma abreva más dulzura
cuanto más se remonta en la espesura;
y es sueño lo demás. Amén.
Himno de Laudes
Oh tú, santa Unidad en Trinidad,
que riges con poder el universo
recibe las canciones de alabanza
que, en vela matinal, cantan tus siervos.
El lucero del alba ya refulge,
caminando ante el sol cual mensajero;
al caer las tinieblas de la noche,
nos alumbra tu santa luz de nuevo.
Demos gloria a Dios Padre, autor de todo,
y al Señor Jesucristo, su unigénito,
y al Santo Defensor de nuestras almas,
ahora y por los siglos sempiternos. Amén.
Oh tú, santa Unidad en Trinidad,
que riges con poder el universo
recibe las canciones de alabanza
que, en vela matinal, cantan tus siervos.
El lucero del alba ya refulge,
caminando ante el sol cual mensajero;
al caer las tinieblas de la noche,
nos alumbra tu santa luz de nuevo.
Demos gloria a Dios Padre, autor de todo,
y al Señor Jesucristo, su unigénito,
y al Santo Defensor de nuestras almas,
ahora y por los siglos sempiternos. Amén.
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