sábado, 30 de septiembre de 2017

Domingo XXVI (ciclo a) Catena Aurea



Mateo 21, 28-32
"Mas ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y llegando al primero, le dijo: Hijo, ve hoy, y trabaja en mi viña. Y respondiendo él, le dijo: no quiero. Mas después se arrepintió y fue. Y llegando al otro, le dijo del mismo modo; y respondiendo él, dijo: Voy, señor, mas no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?" Dicen ellos: "El primero"; Jesús les dice: "En verdad os digo, que los publicanos y las rameras, os irán delante al reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros en camino de justicia, y no le creísteis. Y los publicanos y las rameras le creyeron, y vosotros, viéndolo, ni aun hicisteis penitencia después, para creerle".

San Jerónimo
Después de lo dicho, Jesucristo ofrece una parábola en la que hace resaltar la impiedad de los que le preguntaban, y les da a conocer que el reino de Dios pasará a los gentiles, diciéndoles: "¿Mas qué os parece?" 

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 40
Desea a los que considera como reos que sean jueces en su propia causa, para que los que se condenan a sí mismos no merezcan ser absueltos por nadie. Grande es la confianza de la justicia cuando se confía al enemigo su propia causa. A aquellos los representa en parábolas para que no comprendan que se sentencian a sí mismos. Sigue, pues: "Un hombre tenía dos hijos", etc. ¿Quién es aquel hombre sino Dios, que ha criado a todos los hombres? El, siendo dueño por naturaleza, prefiere ser amado como padre, a ser temido como señor. El hijo mayor era el pueblo gentil y el menor el pueblo judío, pues los gentiles procedían de Noé y los judíos de Abraham. Prosigue: "Y llegando al primero, le dice: hijo, ve hoy", etc. Hoy, esto es, mientras dura el tiempo de esta vida. Habló no a la cara como un hombre, sino al corazón como Dios, penetrando hasta la inteligencia por medio de los sentidos. Trabajar en su viña, es obrar bien, no sé si alguno de los hombres podrá trabajarla toda.

San Jerónimo
Primeramente se dice al pueblo gentil, por medio de la ley natural: "Ve y trabaja en mi viña". Esto es, lo que no quieras hacer para ti, no lo quieras para otro ( Tob 4), pero él responde con soberbia. Por esto sigue: "Y respondiendo él le dijo: no quiero". 

Domingo XXVI (ciclo a) Guión litúrgico


Entrada:
La Santa Misa es el lugar más adecuado para ofrecer a Dios nuestros trabajos, alegrías y sufrimientos. En la Misa se actualiza y se hace presente el Sacrificio de Cristo en la Cruz. Participemos digna, activa y devotamente de esta Misa para que nuestros esfuerzos y dolores se unan a los de Cristo y sirvan para la salvación del mundo. Para iniciar esta celebración nos ponemos de pie y cantamos…

viernes, 29 de septiembre de 2017

Santos Arcángeles Miguel; Gabriel y Rafael - Himnos de la Liturgia



OFICIO DE LECTURAS

 «¿Quién como Dios?», fue el grito de victoria
que el arcángel lanzó contra Luzbel.
¡Príncipe digno dé eternal memoria!
Desde aquella lejana prehistoria,
lo repite su nombre: Micael.

No la espada, la cándida azucena
lleva en su mano el ángel san Gabriel,
cuando rinde a la virgen nazarena
el mensaje de que ella, gracia plena,
será Madre del Hijo: el Emmanuel.

Medicina de Dios para Tobías,
el peregrino arcángel Rafael
sabe ser el mejor de nuestros guías,
cura nuestras dolencias y agonías
con la gracia de Dios y con la hiel.

Arcangélico grupo septenario,
que asiste ante el Dios vivo de Israel,
¡quién supiera cantar a ese ternario
que se nos dio por guía y emisario
en los designios que designa él!

Ante el trono de Dios y del Cordero,
caudillos de la hueste celestial,
alabad al Dios trino y verdadero
y mirad por el hombre, pasajero
de un mundo que está enfermo y es mortal. Amén
 

LAUDES

jueves, 28 de septiembre de 2017

No podemos desconocer la defensa de la vida - Card. Mario Poli

Mensaje de adhesión a la Marcha por la Vida
 del Arzobispo de Buenos Aires
y sus obispos auxiliares 



Queridos hermanos presentes en la Marcha por la vida: 
Con este mensaje, los obispos de la Iglesia Católica en Buenos Aires nos hacemos también presentes y solidarios en el sagrado y noble ideal que los ha convocado: la defensa de la vida en todos sus términos, cuidando con predilección a los más débiles, los que se encuentran en las panzas de las mamás, las que esperan ese don sagrado y, por lo tanto, se han constituido en santuarios de la vida naciente. 

A partir de este irrenunciable y «no negociable» derecho a nacer, como nos enseñó el papa Benedicto XVI, no podemos desconocer que la defensa de la vida debe extenderse a todas las formas de agravios y atropellos que vulneran la dignidad de las personas, comenzando por los más pobres de los pobres, que son los enfermos sin la debida atención, en especial, los que están en los hospitales y a quienes nadie visita, y los que terminan sus días solos en la calle; los niños y jóvenes afectados por el cruel y nefasto negocio del narcotráfico, cuyas víctimas son los que se ubican en los márgenes de la vida, perdiendo afectos familiares, estudio, trabajo y, lo que es peor, la libertad para decidir su camino, y no son pocos a los que la droga mata; las víctimas de la trata de personas en todas sus formas humillantes; los que no se sabe nada de sus vidas, ausentes de sus familias; los ancianos olvidados que sufren en silencio la soledad y el abandono de sus familiares. Defender la vida significa también oponerse a todas las formas de corrupción social y privada, que son una «lacra humana», porque nada atenta más contra las vidas y el progreso de todos los argentinos, con sus terribles consecuencias de postergación, pobreza, falta de trabajo digno e igualdad de posibilidades para progresar, etc.

San Wenceslao de Bohemia breve biografía - Butler



No se puede decir que el bautismo de Borivoy, rey de Bohemia, y el de su esposa, Santa Ludimila, tuviese como consecuencia la conversión de un gran número de sus súbditos puesto que, por el contrario, la mayoría de las más poderosas familias checas se oponían enérgicamente a la nueva religión.
A partir del año de 915, Ratislav, el hijo de Borivoy, gobernó todo el reino. El joven príncipe se había casado con Drahomira , una doncella que se decía cristiana, hija del jefe de los eslavos del norte, los veletianos. De aquel matrimonio nacieron dos hijos: Wenceslao, que vino al mundo el año de 907, cerca de Praga, y Boleslao.
Santa Ludimila, la abuela, arregló las cosas de tal manera, que la crianza y educación del mayor de sus nietos le fuera confiada enteramente, y así pudo alimentar el corazón de Wenceslao en el amor de Dios. En esta tarea Ludimila se valió de la ayuda del sacerdote Pablo, su capellán, quien había sido discípulo de San Metodio y había bautizado a Wenceslao. Bajo el tutorazgo de aquellos dos personajes, se afirmaron las virtudes inculcadas en el espíritu del joven y, cuando tuvo la edad suficiente para asistir al colegio de Budech, "hablaba, leía y escribía el latín como cualquier obispo y leía el eslavo con facilidad".
Era todavía muy joven cuando su padre murió en una de las batallas contra los magiares, y su madre , Drahomira , asumió el gobierno e impuso una política anticristiana o "secularista" . Es casi seguro que, al hacer esto, la reina actuaba bajo la presión de los elementos semipaganos de la nobleza, pero de todas maneras, el cambio de política dio como resultado que Drahomira experimentase terribles celos ante la influencia que ejercía Santa Ludimila sobre su hijo mayor y que denunciase a la santa como a una usurpadora que había formado a Wenceslao para el convento y no para el trono. Ludimila, afligidísima por aquellas acusaciones y muy preocupada por los desórdenes públicos y la lucha contra una religión que ella y su esposo habían establecido a costa de innumerables dificultades, optó por cortar por lo sano y, mediante largas y graves conversaciones con Wenceslao, trató de convencerle de la necesidad urgente que había de que tomase las riendas del poder en sus manos par a salvaguardia del cristianismo. Los nobles se enteraron de aquellos manejos, y dos de ellos fueron enviados al castillo de Santa Ludimila, en Tetin, donde la estrangularon a fin de que, privado de su apoyo, Wenceslao no pudiese emprender el gobierno de su pueblo. Sin embargo, los acontecimientos tomaron un curso diferente al previsto: la reina Drahomira, por intereses ajenos a la cuestión, fue expulsada del trono y, por voluntad del pueblo, Wenceslao fue proclamado rey.

San Wenceslao de Bohemia : prudente, fervoroso y bondadoso príncipe cristiano


Su culto a la sagrada Eucaristía no paraba en una mera veneración, sino que trascendía a los más pequeños detalles, como sembrar el trigo destinado al pan eucarístico y estrujar con sus mismas manos los racimos de uva que darían el vino para el santo sacrificio. Descalzo visitaba en noches frías y de nieve las iglesias para adorar al Santísimo.

San Wenceslao es hijo de Vratislao, prudente, fervoroso y bondadoso príncipe cristiano, y de Drahomira, una princesa de genio fuerte, cruel y pérfido, de la pagana familia de Stodoronow, en Lutecia.
 La dualidad de este matrimonio: cristiano-pagano tuvo mucha trascendencia en la vida del santo duque. El joven príncipe vio, pues, en el seno de su familia, los efectos de la lucha de una religión mixta; más tarde tuvo que enfrentarse con la misma en la vida de su propia nación. El problema se presentó más agudo cuando junto a las rivalidades religiosas se unieron los conflictos políticos.
 Aunque las primeras semillas de la fe católica la recibieron los bohemios de Bizancio, sin embargo, la magna labor misionera fue fruto de los misioneros occidentales, y precisamente de los alemanes. Este hecho originó, primero, las competencias de los ritos: eslavo con el romano, y más tarde, el influjo de los alemanes en la vida pública de los bohemios.
 Como efecto en contrario, surgió entonces, la rebelión pagana, la persecución de los cristianos, acaudillada por Drahomira; la conspiración de Boleslavia y, finalmente, el funesto plan del martirio de San Wenceslao.
 El panorama de aquella época era, por tanto, muy difícil y muy obscuro.
 Para superar todas estas dificultades, el bien de la nación y de las misiones católicas exigían un príncipe ágil, prudente y santo.
 Fue San Wenceslao quien mejor respondía a estas exigencias.

miércoles, 27 de septiembre de 2017

Cartas del diablo a su sobrino XXV - C.S. Lewis


XXV
Mi querido Orugario:
El verdadero inconveniente del grupo en el que vive tu paciente es que es meramente cristiano. Todos tienen intereses individuales, claro, pero su lazo de unión sigue siendo el mero cristianismo. Lo que nos conviene, si es que los hombres se hacen cristianos, es mantenerles en el estado de ánimo que yo llamo "el cristianismo y...". Ya sabes: el cristianismo y la Crisis, el cristianismo y la Nueva Psicología, el cristianismo y el Nuevo Orden, el cristianismo y la Fe Curadora, el cristianismo y la Investigación Psíquica, el cristianismo y el Vegetarianismo, el cristianismo y la Reforma Ortográfica. Si han de ser cristianos, que al menos sean cristianos con una diferencia. Sustituir la fe misma por alguna moda de tonalidad cristiana. Trabajar sobre su horror a Lo Mismo de Siempre.
El horror a Lo Mismo de Siempre es una de las pasiones más valiosas que hemos producido en el corazón humano: una fuente sin fin de herejías en lo religioso, de locuras en los consejos, de infidelidad en el matrimonio, de inconstancia en la amistad. Los humanos viven en el tiempo y experimentan la realidad sucesivamente. Para experimentar gran parte de la realidad, consecuentemente, deben experimentar muchas cosas diferentes; en otras palabras, deben experimentar el cambio. Y ya que necesitan el cambio, el Enemigo (puesto que, en el fondo, es un hedonista) ha hecho que el cambio les resulte agradable, al igual que ha hecho que comer sea agradable. Pero como Él no desea que hagan del cambio, ni de comer, un fin en sí mismo, ha contrapesado su amor al cambio con su amor a lo permanente. Se las ha arreglado para gratificar ambos gustos al mismo tiempo en el mundo que Él ha creado, mediante esa fusión del cambio y la permanencia que llamamos ritmo. Les da las estaciones, cada una diferente pero cada año las mismas, de tal forma que la primavera resulta siempre una novedad y al mismo tiempo la repetición de un tema inmemorial. Les da, en su Iglesia, un año litúrgico; cambian de un ayuno a un festín, pero es el mismo festín que antes.

San Vicente de Paúl un hombre que se ha entregado a Dios sin reservas - San Juan Pablo II

MENSAJE DEL SANTO PADRE 
JUAN PABLO II
AL SUPERIOR GENERAL 
DE LA CONGREGACIÓN DE LA MISIÓN
EN EL IV CENTENARIOS DEL NACIMIENTO
DE SAN VICENTE DE PAÚL



Rvdo. P. Richard McCullen,
superior general de la Congregación de la Misión.
Hace 400 años —el 24 de abril de 1581, en el pueblo de Pouy, en las Landas— nacía San Vicente de Paúl. La Iglesia debe tanto al tercer hijo de Juan Depaul y de Bertranda Demoras que se siente en la obligación de señalar este aniversario. En efecto, a lo largo de los siglos, ya en vida y más aún después de su muerte, los santos testimonian la amorosa presencia y la acción salvadora de Dios en el mundo. El IV centenario del nacimiento de Vicente de Paúl es ciertamente una oportunidad —para las familias religiosas nacidas de su carisma, como para el pueblo cristiano— de meditar sobre las maravillas realizadas por el Dios de la ternura y de la conmiseración, mediante un hombre que se ha entregado a El sin reservas, con los vínculos irrevocables del sacerdocio. Deseando vivamente manifestar a la Congregación de la Misión, a la Compañía de las Hijas de la Caridad, a las Conferencias de San Vicente de Paúl y a todas las obras de inspiración vicentina, cuánto valora la Iglesia el trabajo apostólico que ellas realizan, siguiendo los pasos de su fundador, tengo empeño en expresarles, por mediación de usted, los pensamientos que este acontecimiento me sugiere y mis alientos más fervientes para avivar siempre y en todas partes el fuego de la caridad evangélica (cf. Lc 12, 49) que ardía en el corazón de San Vicente.

martes, 26 de septiembre de 2017

Testamento del Beato Pablo VI

EL TESTAMENTO DE PABLO VI


Publicamos la traducción castellana del testamento de Pablo VI: ha sido elaborada cuidadosamente, respetando la puntuación y grafía usadas por el Papa en su manuscrito. El documento consta de un primer texto de diez páginas escrito en Roma el 30 de junio de 1965; a este texto el Santo Padre añadió luego dos anexos, uno en 1972 y otro en 1973. El primero lo redactó en Castelgandolfo y en él está consignada incluso la hora, además de la fecha; son dos páginas. El segundo consta de pocas líneas en una sola página. Así, resultan en total 13 páginas. [L'Osservatore romano, edición en lengua español, Año X - N. 34, 20 de agosto, 1978]
Algunas notas para mi testamento
In nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti. Amen.
1 - Fijo la mirada en el misterio de la muerte y de lo que a ésta sigue en la luz de Cristo, el único que la esclarece; y por tanto, con confianza humilde y serena. Percibo la verdad que para mí se ha proyectado siempre desde este misterio sobre la vida presente, y bendigo al vencedor de la muerte por haber disipado sus tinieblas y descubierto su luz.
Por ello, ante la muerte y la separación total y definitiva de la vida presente, siento el deber de celebrar el don, la fortuna, la belleza el destino de esta misma existencia fugaz: Señor, Te doy gracias porque me has llamado a la vida, y más aun todavía, porque haciéndome cristiano me has regenerado y destinado a la plenitud de la vida. Asimismo siento el deber de dar gracias y bendecir a quien fue para mí transmisor de los dones de la vida que me has concedido Tú, Señor: los que me han traído a la vida (¡sean benditos mis Padres, tan dignos!), los que me han educado, amado, hecho bien, ayudado, rodeado de buenos ejemplos, de cuidados, afectos, confianza, bondad, cortesía, amistad, fidelidad, respeto. Contemplo lleno de agradecimiento las relaciones naturales y espirituales que han dado origen, ayuda, consuelo y significado a mi humilde existencia: ¡Cuántos dones, cuántas cosas hermosas y elevadas, cuánta esperanza he recibido yo en este mundo! Ahora que la jornada llega al crepúsculo y todo termina y se desvanece esta estupenda y dramática escena temporal y terrena, ¿cómo agradecerte, Señor, después del don de la vida natural, el don muy superior de la fe y de la gracia, en el que únicamente se refugia al final mi ser? ¿Cómo celebrar dignamente tu bondad, Señor, porque apenas entrado en este mundo, fui insertado en el mundo inefable de la Iglesia católica? Y ¿cómo, por haber sido llamado e iniciado en el Sacerdocio de Cristo? Y ¿cómo, por haber tenido el gozo y la misión de servir a las almas, a los hermanos, a los jóvenes, a los pobres, al pueblo de Dios, y haber tenido el honor inmerecido de ser ministro de la santa Iglesia, en Roma sobre todo, al lado del Papa, después en Milán como arzobispo en la cátedra, demasiado alta para mí y venerabilísima, de los santos Ambrosio y Carlos, y finalmente en ésta de San Pedro, suprema y tremenda y santísima? In aeternum Domini misericordias cantabo.

Qué hace y qué dice el Corazón de Jesús en el Sagrario 23 - Está resucitando almas - San Manuel González García

El CORAZÓN DE JESÚS 
ESTÁ RESUCITANDO ALMAS
Resucitó (Mt 28,6)



El resucitador único
Es un oficio muy suyo, resucitar Él y resucitar a los demás.
Tan suyo, tan exclusivamente suyo, que ante la muerte el único que se ha atrevido a hablar y a mandar es Jesucristo.
El talento del médico podrá conservar a un hombre sano, curarlo algunas veces, si está enfermo, prevenirlo para que no caiga; pero dar la vida, cuando la vida se acabó, éso no lo hacen, no lo pueden hacer los médicos.
El cariño de una madre con el esmero de sus cuidados, con el calor de sus besos, con el fruto de sus abnegaciones, hará prodigios cerca del niñito enfermo, llegará quizás hasta hacer misteriosa violencia a la vida para que no se vaya, pero si vino la muerte a cerrar aquellos ojitos queridos, ¡ah!, la madre no podrá volvérselos a abrir.
¡Pobre ciencia y pobre cariño de los hombres, que no podéis devolver la vida, que no podéis resucitar a nadie!
Pero el Cristo de mi Sagrario puede resucitar, ¡vaya si puede!
Me lo asegura el Evangelio, me lo confirman cada día las resurrecciones que le veo hacer.
El Evangelio me dice que resucitó a una niña recién muerta, a un mozo a quien llevaban a enterrar y a un hombre maduro enterrado hacía cuatro días.
Y desde entonces acá, ¡cuántos muertos, jóvenes y viejos, hombres y mujeres de poco y de mucho tiempo, resucitados en el Sagrario! ¡Y qué resurrecciones!

Lo que se ve desde el Sagrario

Quisiera que fuéramos siempre “fuertes en la fe” - Pablo VI

Pablo VI
en el noveno aniversario de su elección como Papa
Homilía «Ser fuertes en la fe» de 29.06.1972. 
L'Osservatore Romano, 30 de junio-1 de julio de 1972.
(L’Osservatore Romano, edición en lengua española,
 de 9 de julio de 1972, páginas 1-2).



Tenemos que agradecer a vosotros y a cuantos, ausentes de Roma, estáis presentes en espíritu, la asistencia a este rito que quiere tener una doble intención: la primera, diría —y es suficiente—, es la de honrar a los santos Pedro y Pablo, especialmente por estar en la basílica en la que nos hallamos, sobre la tumba y las reliquias del apóstol Pedro; de honrar a estos príncipes de los apóstoles y de honrar a Cristo en ellos, y de sentirnos llevados por ellos a Cristo, pues les somos deudores de esta gran herencia de la fe. Y, además, la otra intención es que no podemos ser insensibles a conmemorar el noveno aniversario de nuestra elección —como sucesor de Pedro— al Pontificado romano y, lo decimos temblando, al puesto de representante visible en la Tierra, vicario de Nuestro Señor Jesucristo. Os lo agradecemos de corazón, también, porque esta presencia nos asegura lo que más vivo y ardoroso está en nuestros deseos: vuestra adhesión, vuestra fidelidad, vuestra comunión, vuestra unidad en la oración y en la fe, y en la constitución de esta misteriosa sociedad visible y terrenal que se llama la Iglesia, y por sentirnos aquí particularmente Iglesia, unidos en Jesucristo como en un cuerpo solo y, también, porque confiamos en que esta presencia significa ayuda, oración, y signifique indulgencia para quien os habla y también oración por Nos, por nuestro cargo, por la misión que el Señor Nos encomendó para el bien de la Iglesia y del mundo. Y esta oración Nos servirá verdaderamente de gran sufragio para cumplir humilde y fuertemente nuestra fatiga. Nos sentimos autorizados a ceder la palabra al propio San Pedro y a rogarle que diga una de sus palabras entre las tantas hermosas que nos dejó en las dos epístolas canónicas que conservamos en el cuerpo de la Sagrada Escritura, y elegimos las que hablan de vosotros. San Pedro habla de la comunidad la Iglesia naciente en la primera carta —extraña, pero expresiva— que envió desde Roma a las iglesias de Oriente, a las iglesias de Asia Menor, dicen los exégetas informados y que, según su costumbre, escribió no para hacer nuevas comunicaciones doctrinales —como solía hacer San Pablo—, sino para exhortar. Se siente el pastor que quiere incitar, que quiere animar, y que quiere dar conciencia de lo que el pueblo cristiano es y de lo que debe hacer. En esta primera carta de San Pedro se toca, con profunda clarividencia y agudeza, toda la gama de los nuevos sentimientos que deben tener vivencia y brotar con ímpetu del corazón cristiano. Entre las muchas palabras que la carta contiene, os presentamos éstas que dejamos a vuestra meditación, con un breve comentario; dice San Pedro: “Vosotros sois una estirpe elegida, un sacerdocio real, gente santa, pueblo de su propiedad, para que proclaméis las virtudes de quien os llamó de las tinieblas a la luz maravillosa. Vosotros que antaño no erais un pueblo, ahora sois pueblo de Dios; vosotros que antes no fuisteis partícipes de la misericordia, ahora en cambio participáis de la misericordia del Señor”. He aquí lo que Nos, sometemos un momento a vuestra reflexión.

Sacerdocio real

domingo, 24 de septiembre de 2017

Espiritualidad Bíblica 4 - Examinad los espíritus - Mons. Dr. Juan Straubinger

1.4. - EXAMINAD LOS ESPÍRITUS



I

Si bien reflexionamos, veremos que todos tenemos esa natural tendencia a creer que estamos en la verdad, simplemente porque nos la enseñó así nuestra madre inolvidable o nuestro querido padre o nuestro sabio párroco, etc. Pero Dios nos enseña, por boca de San Pedro, que hemos de estar dispuestos para dar en todo momento razón de la esperanza que hay en nosotros (I Pedro III, 15), es decir de la fe que profesamos; pues la esperanza se funda en la fe, en las cosas que no se ven (Rom. VIII, 24). Es, pues, como si dijera: Examinad el espíritu que tenéis, si es bueno o malo, si merece fe o desconfianza.

Con lo cual vemos que no es recta delante de Dios esa posición antes recordada que tiene un móvil puramente sentimental o humano, y que no significa certeza en el orden sobrenatural. Pues nuestra madre, por ejemplo, puede haber sido muy querida pero muy ignorante, y por lo demás, los hijos de una mahometana o de una japonesa shintoísta, etc., piensan sin duda con igual honradez que sus padres y sus maestros no pudieron engañarlos. Y como la fe no es tampoco una argumentación filosófica, sino el asentimiento prestado a la Palabra de Dios revelante, ¿qué haremos para examinar los espíritus, sino buscar todo el tiempo la confirmación de lo que creemos o esperamos o su rectificación en caso necesario para sanear verdaderamente nuestra fe de cualquier deformación proveniente de creencia popular o supersticiosa?

II

Más de una persona que quiere ser piadosa, se dedica a una piedad sentimental, y está convencida de que no será oída por Dios, sino recitando tal fórmula determinada, y esto delante de tal imagen determinada y no de otra, y en tal día y no en otro, y cree esto con tanta firmeza como si lo hubiese leído en el Evangelio, mientras ignora casi por completo las Palabras de vida que allí nos dejó nuestro divino Salvador.

A tal persona no le falta lo que se llama devoción es tal vez la más piadosa de la parroquia, pero sí, la recta espiritualidad. No sabe distinguir entre lo esencial y lo secundario, y así se trastorna en ella el orden de los valores, de modo que los de poco valor le parecen más importantes que los de primera categoría. Es porque esa alma se deja llevar, sin darse cuenta, de un espíritu pseudo-religioso, que es precisamente la mejor arma del diablo para corromper las almas piadosas.

Aportes preliminares al ordenamiento de la educación sexual en la escuela - Mons. Héctor Aguer

El orden del espíritu en la sexualidad

Aportes preliminares al ordenamiento
de la educación sexual en la escuela



La educación sexual se ha convertido en un tema de moda. ¿Pero, qué se entiende generalmente por ello? Los especialistas que gozan de aprobación oficial y de recursos la conciben casi exclusivamente como la información, brindada a los adolescentes, sobre la genitalidad humana, sus procesos fisiológicos y sus posibles consecuencias indeseables, más la afirmación acerca de la inocuidad de las relaciones sexuales prematuras y la exhortación a practicar sexo seguro. Se les ayuda repartiendo preservativos y anticonceptivos.
Conozco de primera mano un caso paradigmático en una escuela de la ciudad de Buenos Aires. Jóvenes instructoras, que parecían más bien promotoras de una marca de condones, ofrecían el adminículo a la consideración de chicos de trece años y les decían que la práctica sexual es como un juego, o como cualquiera otra actividad natural: comer o ir al baño. Todo ante el silencioso estupor de las profesoras del establecimiento. Episodios como éste ocurrieron y ocurren en otras ciudades del país.

El contexto cultural
1.- Notemos, ante todo, la difusión de una nueva versión de individualismo en la concepción de la persona humana, que podría calificarse de anárquico, en cuanto que desliga al hombre de sus vínculos esenciales, pone el acento en la expresión de la subjetividad, valora exageradamente toda auto-expresión creativa como paradigma de conducta: cada uno tiene derecho a elegir para sí una forma de vida libre y abierta, que no admita trabas. Se fomenta en los niños y adolescentes una temprana conciencia de autonomía y ésta se configura éticamente como egoísmo. La cultura de hoy, inspirada por los maestros de la sospecha, especialmente Freud, rechaza toda idea de límite, regulación o prohibición en la búsqueda del placer y en el ejercicio de la función que lo brinda. Además, se desconoce, mitiga o elude toda referencia a valores objetivos, universales y permanentes, respecto de los cuales el hombre debe ser educado y autoeducarse en la responsabilidad.
2.- Si queremos caracterizar ideológicamente esta actitud, podemos referirnos, aunque parezca una antigualla, a la célebre proclama de 1968 en París: prohibido prohibir. Los revolucionarios de entonces, que aspiraban a destruir el mundo heredado para construir uno nuevo calcado de las utopías circulantes, acabaron por asimilarse cómodamente a la sociedad burguesa, pero conservaron los ideales de liberación sexual en las costumbres cotidianas y en relación con la pareja (como se dice ahora). Podemos aplicar a esta actitud la calificación elegida por Juan Pablo II en la encíclica Evangelium Vitae: una idea perversa de libertad, violatoria del orden de la naturaleza y del auténtico bien de la persona humana. En tales actitudes se expresa una antropología reductiva, incapaz de comprender el complejo unitario y viviente que es la persona humana. El antecedente filosófico se encuentra en la idea cartesiana del hombre. Descartes escindía la unidad vital de la persona aplicando la distinción entre res cogitans (mente) y res extensa (cuerpo). Como consecuencia, el pensamiento, que se torna pensamiento de dominio, trata al bios (a la vitalidad natural, al cuerpo y sus funciones) despóticamente, como una cosa de la que se puede disponer a voluntad. Se puede notar, de paso, que el espiritualismo exagerado tiene el mismo fundamento filosófico que el materialismo vitalista.

sábado, 23 de septiembre de 2017

Domingo XXV (ciclo a) Catena Aurea


Mateo 19,30 – 20,16

Jesús les dijo: Mas muchos primeros serán postreros; y postreros primeros."Semejante es el reino de los cielos a un hombre, padre de familias, que salió muy de mañana a ajustar trabajadores para su viña.Y habiendo concertado con los trabajadores darles un denario por día, los envió a su viña.Y saliendo cerca de la hora de tercia, vio otros en la plaza que estaban ociosos, y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que fuere justo. Y ellos fueron.Volvió a salir cerca de la hora de sexta y de nona, e hizo lo mismo.Y salió cerca de la hora de vísperas, y halló otros que se estaban allí, y les dijo: ¿Qué hacéis aquí todo el día ociosos?Y ellos le respondieron: Porque ninguno nos ha llamado a jornal. Díceles: Id también vosotros a mi viña.Y al venir la noche, dijo el dueño de la viña a su mayordomo: Llama a los trabajadores, y págales su jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros. Cuando vinieron los que habían ido cerca de la hora de vísperas, recibió cada uno su denario. Y cuando llegaron los primeros, creyeron que les daría más, pero no recibió sino un denario cada uno.Y tomándole, murmuraban contra el padre de familias, diciendo: Estos postreros sólo una hora han trabajado, y los has hecho iguales a nosotros que hemos llevado el peso del día y del calor; mas él respondió a uno de ellos, y le dijo: Amigo, no te hago agravio. ¿No te concertaste conmigo por un denario? Toma lo que es tuyo, y vete: pues yo quiero dar a este postrero tanto como a ti. ¿No me es lícito hacer lo que quiero? ¿Acaso tu ojo es malo porque yo soy bueno?Así serán los postreros primeros, y los primeros postreros.


Rábano
Como sucede con frecuencia que el hombre no continúa en la virtud con el mismo celo con que principió, sino que, o se entibia o se deja caer con rapidez, añade el Señor: "Muchos que están los últimos serán los primeros y muchos que están los primeros serán los últimos". 

Orígenes, homilia 9 in Matthaeum
El Señor exhorta por estas palabras a quienes se han acercado a la Palabra divina hace poco tiempo, a que se apresuren a llegar a la perfección mucho más que aquellos que parece que han envejecido en la fe. También pueden servir estas palabras para educar en la humildad a aquellos que se glorían de haber sido educados en el cristianismo por sus padres cristianos y para dar valor a aquellos que han sido recientemente iniciados en los dogmas del cristianismo. También se puede dar a este pasaje el sentido de que los israelitas, que fueron los primeros, llegaron a ser por su infidelidad los últimos; y los gentiles, que eran los últimos, los primeros. Con toda precaución dice el Señor: "Muchos", porque no todos los primeros serán los últimos, ni todos los últimos los primeros. Aún hay hombres que siendo inferiores a los ángeles por su naturaleza, se han hecho superiores a algunos ángeles por su vida angelical; y algunos ángeles que fueron los primeros, son los últimos por su culpa.

Domingo XXV (ciclo a) Guión litúrgico



Entrada:
Hoy, en el día del Señor, nos reunimos en torno al altar para ofrecer el único Sacrificio de Cristo. En cada Santa Misa Jesús actualiza el Sacrificio que hizo de una vez para siempre sobre el monte Calvario. Unamos todos nuestros sufrimientos a este sacrificio, para que también nuestros sufrimientos alcancen valor de redención. Para iniciar la Santa Misa nos ponemos de pie y cantamos…
Lecturas:

El Padre Pío de Pietrelcina ha asombrado al mundo - San Juan Pablo II

HOMILÍA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
DURANTE LA MISA DE BEATIFICACIÓN
DEL PADRE PÍO DE PIETRELCINA


Domingo 2 de mayo de 1999


  
1. «¡Cantad al Señor un cántico nuevo!».
La invitación de la antífona de entrada expresa la alegría de tantos fieles que esperan desde hace tiempo la elevación a la gloria de los altares del padre Pío de Pietrelcina. Este humilde fraile capuchino ha asombrado al mundo con su vida dedicada totalmente a la oración y a la escucha de sus hermanos.
Innumerables personas fueron a visitarlo al convento de San Giovanni Rotondo, y esas peregrinaciones no han cesado, incluso después de su muerte. Cuando yo era estudiante, aquí en Roma, tuve ocasión de conocerlo personalmente, y doy gracias a Dios que me concede hoy la posibilidad de incluirlo en el catálogo de los beatos.
Recorramos esta mañana los rasgos principales de su experiencia espiritual, guiados por la liturgia de este V domingo de Pascua, en el cual tiene lugar el rito de su beatificación.

2. «No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios; creed también en mí» (Jn 14, 1). En la página evangélica que acabamos de proclamar hemos escuchado estas palabras de Jesús a sus discípulos, que tenían necesidad de aliento. En efecto, la mención de su próxima partida los había desalentado. Temían ser abandonados y quedarse solos, pero el Señor los consuela con una promesa concreta: «Me voy a prepararos sitio» y después «volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros» (Jn 14, 2-3).
En nombre de los Apóstoles replica a esta afirmación Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas. ¿Cómo podemos saber el camino?» (Jn 14, 5). La observación es oportuna y Jesús capta la petición que lleva implícita. La respuesta que da permanecerá a lo largo de los siglos como luz límpida para las generaciones futuras. «Yo soy el camino, la verdad, y la vida. Nadie va al Padre sino por mí» (Jn 14, 6).
El «sitio» que Jesús va a preparar está en «la casa del Padre»; el discípulo podrá estar allí eternamente con el Maestro y participar de su misma alegría. Sin embargo, para alcanzar esa meta sólo hay un camino: Cristo, al cual el discípulo ha de ir conformándose progresivamente. La santidad consiste precisamente en esto: ya no es el cristiano el que vive, sino que Cristo mismo vive en él (cf. Ga2, 20). Horizonte atractivo, que va acompañado de una promesa igualmente consoladora: «El que cree en mí, también hará las obras que yo hago, e incluso mayores. Porque yo me voy al Padre» (Jn 14, 12).

viernes, 22 de septiembre de 2017

Qué hace y qué dice el Corazón de Jesús en el Sagrario 22 - Está dando el mayor amor - San Manuel González García

EL CORAZÓN DE JESÚS ESTÁ DANDO EL MAYOR AMOR
Nadie tiene mayor amor que el que da su
vida por sus amigos (Jn 15,13)



Los tres puntos de vista
Los buenos cuadros, como los grandes espectáculos, para que puedan ser bien apreciados, deben mirarse desde su punto de vista.
El Cenáculo, cuando en él se instituye y se da de comer por vez primera la Sagrada Eucaristía, como el Sagrario en que se guarda la Eucaristía para ser comida unas veces, las menos, y despreciada otras, las más, tienen tres grandes puntos de vista: el huerto de Getsemaní, el corredor del patio de Caifás y la cima del Calvario.
¡Qué fatídicamente bien se ve desde esos tres puntos la suerte que espera en el mundo al mayor Amor de la Eucaristía!
Desde Getsemaní se le ve abandonado; desde el patio de Caifás, negado; desde el Calvario, crucificado y maldecido!
¡Triste suerte la del mayor Amor sobre la tierra de los hijos de los hombres!
¿Cuál es el mayor amor?
Jesús definió el mayor amor entre los hombres el de aquel que da su vida por sus amigos. La Eucaristía es un amor mucho mayor, infinitamente mayor que el mayor amor entre los hombres.
Eucaristía es dar la vida por los amigos y por los enemigos, no una vez sino innumerables veces.
Jesús, Maestro mío, ¿me permites alargar tu definición del mayor amor?
Tú dijiste: «Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos...», a no ser el que ha inventado la Eucaristía para darla todos los días y todas las horas por sus enemigos ¡hasta la consumación de los siglos!
¡Éste sí que es el mayor amor perpetuado en una locura!
¿Cómo se paga el mayor amor?

¡Cuántos ejemplos de serenidad y esperanza cristiana! - San Juan Pablo II

HOMILÍA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II

EN LA BEATIFICACIÓN DE LOS SIERVOS DE DIOS
JOSÉ APARICIO SANZ Y
232 COMPAÑEROS MÁRTIRES EN ESPAÑA

Domingo 11 de marzo de 2001



Amados hermanos y hermanas:
1. "El Señor Jesucristo transformará nuestra condición humilde, según el modelo de su condición gloriosa" (Flp 3,21). Estas palabras de San Pablo que hemos escuchado en la segunda lectura de la liturgia de hoy, nos recuerdan que nuestra verdadera patria está en el cielo y que Jesús transfigurará nuestro cuerpo mortal en un cuerpo glorioso como el suyo. El Apóstol comenta así el misterio de la Transfiguración del Señor que la Iglesia proclama en este segundo domingo de Cuaresma. En efecto, Jesús quiso dar un signo y una profecía de su Resurrección gloriosa, en la cual nosotros estamos llamados también a participar. Lo que se ha realizado en Jesús, nuestra Cabeza, tiene que completarse también en nosotros, que somos su Cuerpo.
Éste es un gran misterio para la vida de la Iglesia, pues no se ha de pensar que la transfiguración se producirá sólo en el más allá, después de la muerte. La vida de los santos y el testimonio de los mártires nos enseñan que, si la transfiguración del cuerpo ocurrirá al final de los tiempos con la resurrección de la carne, la del corazón tiene lugar ya ahora en esta tierra, con la ayuda de la gracia.
Podemos preguntarnos: ¿Cómo son los hombres y mujeres "transfigurados"? La respuesta es muy hermosa: Son los que siguen a Cristo en su vida y en su muerte, se inspiran en Él y se dejan inundar por la gracia que Él nos da; son aquéllos cuyo alimento es cumplir la voluntad del Padre; los que se dejan llevar por el Espíritu; los que nada anteponen al Reino de Cristo; los que aman a los demás hasta derramar su sangre por ellos; los que están dispuestos a darlo todo sin exigir nada a cambio; los que -en pocas palabras- viven amando y mueren perdonando.
2. Así vivieron y murieron José Aparicio Sanz y sus doscientos treinta y dos compañeros, asesinados durante la terrible persecución religiosa que azotó España en los años treinta del siglo pasado. Eran hombres y mujeres de todas las edades y condiciones: sacerdotes diocesanos, religiosos, religiosas, padres y madres de familia, jóvenes laicos. Fueron asesinados por ser cristianos, por su fe en Cristo, por ser miembros activos de la Iglesia. Todos ellos, según consta en los procesos canónicos para su declaración como mártires, antes de morir perdonaron de corazón a sus verdugos.

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