Mensaje de adhesión a la Marcha por la Vida
del Arzobispo de Buenos Aires
y sus obispos auxiliares
Queridos hermanos presentes en la Marcha por la
vida:
Con este mensaje, los obispos de la Iglesia Católica en Buenos Aires nos hacemos también presentes y solidarios en el sagrado y noble ideal que los ha convocado: la defensa de la vida en todos sus términos, cuidando con predilección a los más débiles, los que se encuentran en las panzas de las mamás, las que esperan ese don sagrado y, por lo tanto, se han constituido en santuarios de la vida naciente.
Con este mensaje, los obispos de la Iglesia Católica en Buenos Aires nos hacemos también presentes y solidarios en el sagrado y noble ideal que los ha convocado: la defensa de la vida en todos sus términos, cuidando con predilección a los más débiles, los que se encuentran en las panzas de las mamás, las que esperan ese don sagrado y, por lo tanto, se han constituido en santuarios de la vida naciente.
A partir de este irrenunciable y «no
negociable» derecho a nacer, como nos enseñó el papa Benedicto XVI, no podemos
desconocer que la defensa de la vida debe extenderse a todas las formas de
agravios y atropellos que vulneran la dignidad de las personas, comenzando por
los más pobres de los pobres, que son los enfermos sin la debida atención, en
especial, los que están en los hospitales y a quienes nadie visita, y los que
terminan sus días solos en la calle; los niños y jóvenes afectados por el cruel
y nefasto negocio del narcotráfico, cuyas víctimas son los que se ubican en los
márgenes de la vida, perdiendo afectos familiares, estudio, trabajo y, lo que
es peor, la libertad para decidir su camino, y no son pocos a los que la droga
mata; las víctimas de la trata de personas en todas sus formas humillantes; los
que no se sabe nada de sus vidas, ausentes de sus familias; los ancianos
olvidados que sufren en silencio la soledad y el abandono de sus familiares.
Defender la vida significa también oponerse a todas las formas de corrupción
social y privada, que son una «lacra humana», porque nada atenta más contra las
vidas y el progreso de todos los argentinos, con sus terribles consecuencias de
postergación, pobreza, falta de trabajo digno e igualdad de posibilidades para
progresar, etc.
En estos días, la Iglesia Católica que camina
en Buenos Aires, mira sobre todo la vida de los niños y jóvenes en los barrios
más humildes de esta gran ciudad, donde las adicciones hacen estragos y castiga
a los más desprotegidos, robándoles el futuro y la esperanza; es a ellos a los
que convocamos con un mensaje esperanzador con el lema: Abrazate a la vida.
Nos alegra mucho saber que la causa de la vida,
la que recibimos como don sagrado, ha reunido a hombres y mujeres religiosos,
de distintos credos y confesiones. Nos sumamos a todos los hombres y mujeres de
fe y de buena voluntad que quieren la vida para sí y la defienden para los
demás. Dios, creador y fuente de la vida, bendiga cada paso de su testimonio y
les conceda el consuelo de los bienaventurados.
El mensaje lleva la firma del cardenal Mario
Aurelio Poli y de los obispos auxiliares Joaquín Mariano Sucunza, Enrique Eguía
Seguí, Juan Carlos Ares, Ernesto Giobando SJ, Alejandro Daniel Giorgi y José
María Baliña.+
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