JUVENTUD
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El lazo principal que
el demonio tiende a la juventud, es el ocio, origen funesto de todos los
vicios.
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Mis queridos jóvenes,
no os recomiendo penitencia, ni disciplinas, sino Trabajo, Trabajo,
Trabajo.
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El que lleva mala vida
en su juventud, continúa generalmente así hasta la muerte, yendo a parar
inevitablemente en el infierno.
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Hay tres clases de
compañeros: unos buenos; otros malos, y otros, en fin, que no son ni lo uno ni
lo otro. Debéis procurar la amistad de los primeros; ganaréis mucho huyendo
completamente de los segundos; en cuanto a los últimos, tratadlos cuando os sea
necesario, evitando toda familiaridad.
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La salvación del alma
depende ordinariamente de la juventud.
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Si tus padres u otras
personas de formación necesita experimentar la influencia benéfica, la dulzura
que puede autoridad, quisiesen desviarte del darle la comprensión sacerdotal.
camino a que Dios te llama, recuerda que debe obedecer a Dios antes que a los
hombres.
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No pienses que vives
en. este mundo para divertirte, enriquecerte, comer, beber y dormir, como los
animales, privados de razón; pues el fin para el que has sido creado, es
infinitamente más noble y más sublime; ésto es: para amar y servir a Dios en
esta vida y así salvar tu alma.
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El más valioso sostén
de la juventud es el Sacramento de la Comunión y la Confesión.
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Creédmelo, quien es
devoto del Santísimo Sacramento, es decir, que va con frecuencia a hacer santas
comuniones y visitas a Jesús en el Tabernáculo, ése tiene una prenda segura de
su eterna salvación.
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La juventud dejad a su
suerte, si no encuentra comprensión a su debido tiempo, será azote para la
sociedad, e irá a llenar las cárceles.
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En la comunión
frecuente se encuentra luz, fuerza y santidad.
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Los hábitos adquiridos
en la juventud, por lo general. duran toda la vida.
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Es muy difícil
arrancar un vicio, que se haya adquirido en la juventud.
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Cuando oigáis algún
sermón, tratad de recordarlo durante el día; y en la noche, antes de acostaros,
deteneos un instante a reflexionar sobre lo que habéis oído; de esa manera
sacaréis gran provecho para vuestra alma.
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Los consejos de tus
superiores sean reglas de tus acciones.
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La familiaridad con
malos compañeros os expone a graves peligros.
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Se llama mal
compañero, aquel que de alguna forma os da ocasión de ofender a Dios.
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El arma más peligrosa
que utiliza el demonio en contra de las personas consagradas al Señor, es la
Juventud.
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Un joven perezoso,
indisciplinado, será un joven desgraciado.
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Los jovencitos son la
delicia de Jesús y María.
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Si comenzáis a ser
buenos desde la infancia, lo seréis mientras viváis en el mundo.
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Los niños son como un
precioso depósito que Dios nos ha confiado.
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Antes de los doce años
no hay niños malos, después de los dieciocho, ya es muy difícil reformarlos de
sus vicios.
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He consagrado mi vida
a la Juventud, porque de su educación depende la felicidad de una nación.
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Temor de Dios y
frecuencia de Sacramentos: he aquí lo que obra milagros entre la juventud.
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