viernes, 25 de agosto de 2017

La no recepción de la Eucaristía por parte de divorciados vueltos a casar implica que debemos ocuparnos de ellos con especial solicitud - Mons. Héctor Aguer

Carta del Arzobispo de La Plata
dirigida a los sacerdotes
en julio de 2016

 A los sacerdotes de la Arquidiócesis de La Plata:
En orden a una interpretación correcta de la Exhortación Postsinodal Amoris laetitia les envío esta Carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe Annus internationalis, del 14 de septiembre de 1994, en la que se ratifica lo enseñado por San Juan Pablo II en su encíclica Familiaris Consortio, de 1982.
La continuidad en el magisterio de la Iglesia es un dato fundamental. El mismo Papa Francisco ha quitado importancia a las conclusiones que algunos sacaban del número 301 del referido documento, más aún de una nota al pie de página. En el punto preciso que allí se trata hay que atenerse a la invariable disciplina de la Iglesia, que en la Carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe aparece cuidadosamente argumentada, doce años después de la Familiaris Consortio.

La no recepción de la Eucaristía por parte de divorciados vueltos a casar implica que debemos ocuparnos de ellos con especial solicitud; constituyen una de las «periferias existenciales» de las que habla frecuentemente el Sumo Pontífice. En nuestra Arquidiócesis el Movimiento «Camino a Nazaret» puede ser un valioso instrumento de integración y cuidado.
Les envío a todos un afectuoso saludo.
+ Héctor Aguer
Arzobispo de la Plata


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