4 de enero
VIRGINIDAD DE MARÍA
I. La Bienaventurada María fue virgen en el parto, porque el Profeta no solamente dice: He aquí
que concebirá una Virgen, sino que añade: y parirá un Hijo (Is 7, 14). Esto fue
conveniente por tres razones:
1º) Porque correspondía a la condición del que nacía, que es el Verbo de
Dios. Porque el Verbo no solamente es concebido sin corrupción en el corazón,
sino que también procede del corazón sin corrupción. Por lo cual, para demostrar
que aquél sería el cuerpo del Verbo de Dios, fue conveniente que naciese del
seno incorrupto de la virgen. A este respecto se lee: "La que da a luz una
carne pura, cesa de ser virgen. Mas porque nació en carne el Verbo de Dios
protege la virginidad, manifestándose por esto que él es el Verbo. Tampoco
nuestro verbo mental corrompe nuestra mente, cuando es dado a luz; ni Dios,
Verbo substancial, al querer nacer, ha destruido la virginidad.
2º) Fue conveniente esto en cuanto al efecto de la Encarnación de Cristo,
porque vino precisamente para destruir nuestra corrupción; por lo cual, no fue
conveniente que corrompiese la virginidad de la madre al nacer. No era justo que
el que había venido a salvar lo que estaba corrompido violase con su venida la
pureza de su madre.
3º) No fue conveniente que, al nacer, disminuyese el honor de su propia
madre el que había ordenado honrar a los padres.
Cristo mezcló lo maravilloso con lo humilde. Así, para demostrar la
verdad de su cuerpo nace de mujer; más para manifestar su divinidad, nace de
una virgen. Porque tal parto convenía a Dios. Así, pues, la Bienaventurada
Virgen engendró sin dolor.
El dolor de la que da a luz es producido por la apertura de los conductos
por los cuales sale la prole. Mas Cristo salió del seno cerrado de la madre, y
así no hubo allí violencia alguna. Por ello no hubo dolor alguno en aquel
parto, como no hubo tampoco ninguna corrupción, sino que allí existió la alegría
más grande, porque el hombre Dios nació para el mundo, según aquello de Isaías:
Copiosamente brotará como el lirio, y con mucha alegría y alabanzas saltará de contento
(Is 35, 2).
II. Fue virgen después del parto. Pues se lee en Ezequiel (44, 2): Esta
puerta está cerrada: no se abrirá, y hombre no pasará por ella, parque el Señor
Dios de Israel ha entrado por ella. Comentando alguien esas palabras, dice:
"¿Qué significa esta puerta cerrada en la casa del Señor, sino que María
será siempre intacta? ¿Y qué quiere decir: hombre no pasará por ella, sino que José
no la conocerá? ¿Y qué: sólo el Señor entra y sale por ella, sino que el
Espíritu Santo la fecundará, y que el Señor de los Ángeles nacerá por ella? ¿Y
qué: estará cerrada eternamente, sino que María es virgen antes del parto,
virgen en el parto y virgen después del parto?"
Y efectivamente, así como Cristo es Hijo único del Padre según la naturaleza
divina, igualmente perfecto en todo, así también le corresponde ser al Hijo
único de su Madre, como su fruto más perfecto.
(3ª, q. XXVIII, a. 2 y 3)
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