La
golondrina
– Tú eres feliz – dijo el Ruiseñor a la Golondrina– . Se conoce en
tu parloteo vivaz, en tus movimientos sueltos, en tu habilísimo patinaje aéreo
que raya ahora las nubes más altas para descender luego fugazmente con una
maravillosa rúbrica a rasar las aguas del lago en curvas armoniosas. ¡Qué
vivaracha eres y qué graciosa, muchacha!
– ¿Es lo mismo estar alegre que ser feliz? – dijo ella.
– No sé – dijo él– . Pero tú eres feliz.
– ¿Y cómo no he de serlo si soy sencilla, soy artista y soy amada?
A mí me basta para casa un rancho mitad paja y mitad barro; no le pido mucho a
la vida. Yo soy artista y alabo a Dios por la belleza de las cosas. Y procuro
ser buena; soy inofensiva y no hago mal a nadie.
– Yo también soy artista – dijo el Ruiseñor– ; y sin embargo mi
garganta rompe muchas veces en sollozos agudísimos.
– Es que tú produces para el público, cantas para ser oído por los
hombres y los pájaros y tu mujer y tus hijos. Yo canto para mí y cuando siento
la belleza del cielo vespertino o el encanto del amanecer desahogo mi
admiración por las cosas de Dios en gorjeos, sin preocuparme de poner mis
internas armónicas en solfas inteligibles. Y así nunca he progresado en la
técnica y mis chirridos alegres son tan iguales y tan monótonos como el canto
de mi vecino el Grillo violinista o la Chicharra guitarrera.
– Yo – dijo el Ruiseñor– intento comunicar a todos mis hermanos de
la creación el sentimiento del fulgor del rostro divino que percibo en las
cosas. Eso me causa a veces dolores como de parto, pero también gozos muy
subidos. Tus alegrías son egoístas. No hay felicidad fuera del amor, y el amor
es comunicación. Se me figura que yo ocupo un lugar más alto que tú en la
escala de los seres, alegre muchacha volandera.
– Me tiene muy sin cuidado – contestó la Golondrina a quien ya
quemaba las patas el alero en que se había asentado por cinco minutos–. ¡A
volar! Adiós, genio.
¿Y qué moraleja sacaremos de todo esto?, pregunto yo. Dios mío, no
lo sé. Pero esto fue lo que se dijeron el Ruiseñor y la Golondrina.
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