miércoles, 21 de octubre de 2020

El Catecismo de la Iglesia Católica comentado 7 (Por Mons. José Ignacio Munilla)

 

Catecismo 10 - 12. PRÓLOGO

Fin y destinatarios de este catecismo

Mons. JOSE IGNACIO MUNILLA

 

10  No es extraño, por ello, que, en el dinamismo del Concilio Vaticano II (que el Papa Pablo VI consideraba como el gran catecismo de los tiempos modernos), la catequesis de la Iglesia haya atraído de nuevo la atención. El Directorio general de la catequesis de 1971, las sesiones del Sínodo de los Obispos consagradas a la evangelización (1974) y a la catequesis (1977), las exhortaciones apostólicas correspondientes, Evangelii nuntiandi  (1975) y Catechesi tradendae (1979), dan testimonio de ello. La sesión extraordinaria del Sínodo de los Obispos de 1985 pidió "que sea redactado un catecismo o compendio de toda la doctrina católica, tanto sobre la fe como sobre la moral" (Relación final II, B, a, 4). El Santo Padre, Juan Pablo II, hizo suyo este deseo emitido por el Sínodo de los Obispos reconociendo que "responde totalmente a una verdadera necesidad de la Iglesia universal y de las Iglesias particulares" (Discurso de clausura del Sínodo, asamblea extraordinaria, 7 de diciembre de 1985). El Papa dispuso todo lo necesario para que se realizara la petición de los padres sinodales.

III. Fin y destinatarios de este Catecismo

11 Este catecismo tiene por fin presentar una exposición orgánica y sintética de los contenidos esenciales y fundamentales de la doctrina católica, tanto sobre la fe como sobre la moral, a la luz del Concilio Vaticano II y del conjunto de la Tradición de la Iglesia. Sus fuentes principales son la sagrada Escritura, los santos Padres, la Liturgia y el Magisterio de la Iglesia. Está destinado a servir "como un punto de referencia para los catecismos o compendios que sean compuestos en los diversos países" (Sínodo de los Obispos 1985, Relación final II, B, a, 4).

12 El presente catecismo está destinado principalmente a los responsables de la catequesis: en primer lugar a los Obispos, en cuanto doctores de la fe y pastores de la Iglesia. Les es ofrecido como instrumento para la realización de su tarea de enseñar al Pueblo de Dios. A través de los Obispos, se dirige a los redactores de catecismos, a los sacerdotes y a los catequistas. Será también de útil lectura para todos los demás fieles cristianos.

Para escuchar el programa Aquí

 

Punto 10

Nos encontramos dentro del prólogo del catecismo. Después de haber hablado sobre los fundamentos principales de la fe católica, ahora el catecismo dedica algunos puntos a explicaciones prácticas, cómo se elaboró, cómo ha de ser leído.

El punto 10 dice:

No es extraño por ello que en el dinamismo del Concilio Vaticano II que el Papa Pablo VI consideraba como el gran catecismo de los tiempos modernos la catequesis de la Iglesia haya traído de nuevo la atención, el Directorio General de la Catequesis, el año 1971, las sesiones del Sínodo de los Obispos consagradas a la Evangelización, 1974, a las catequesis, 1977, las Exhortaciones Apostólicas correspondientes “Evangelio nunciandi”, 1975, “Catechesi Tradendae”, 1979, dan testimonio de ello todas ellas. La sesión extraordinaria del Sínodo de los Obispos de 1985 pidió que sea redactado un catecismo o compendio de toda la doctrina católica, tanto sobre la fe como sobre la moral. El Santo Padre Juan Pablo II hizo suyo este deseo emitido por el Sínodo de los Obispos reconociendo que responde totalmente a una verdadera necesidad de la Iglesia Universal y de las iglesias particulares. El Papa dispuso todo lo necesario para que se realizara la petición de los padres sinodales.

Este catecismo que explicamos en Radio María, y que Radio María ha incluido dentro de su carisma para que una de sus principales finalidades sea en todo el mundo explicar el catecismo de la Iglesia Católica, ha nacido, este espíritu catequético, ha nacido en el Concilio Vaticano II.

El Concilio Vaticano II tenía un dinamismo y el dinamismo que tenía era el de salir al encuentro del mundo, ya que obviamente hay un cambio cultural muy grande en la segunda mitad del siglo XX en la que se encuadra el Concilio Vaticano II, además hemos de hacer ese acto de fe. Juan XXIII tuvo la inspiración de convocar el Concilio Vaticano II y estamos viviendo una gran crisis que sería muy superior si el Concilio Vaticano II no hubiera sido convocado, porque en él, se dio un diálogo entre la Iglesia y la sociedad que iba cambiando con el riesgo de romper con sus raíces cristianas y, gracias al Concilio Vaticano II, al esfuerzo de entrar en contacto, comunicación, diálogo, fe, cultura, a pesar de la gran crisis que hemos padecido, tenemos instrumentos muy válidos para continuar adelante. Hay algunos que han pensado equivocadamente que el Concilio Vaticano II ha sido la causa de la crisis en la Iglesia Católica, y esto no es así, sino que el Concilio se produjo en un momento de una inflexión muy grande cultural, nos fijamos en el famoso Mayo del 68 que supone una ruptura con la tradición de Europa y tiene lugar a los tres años de la clausura del Concilio Vaticano II y a pesar de que la Iglesia se había capacitado mucho para el diálogo, esa vorágine que se produce crea una gran crisis. Ha habido interpretaciones muy simplistas, muy reductoras del Concilio Vaticano II como si hubiese sido una ruptura con la tradición, pero hemos de decir que este catecismo que explicamos ha salido de una vocación de salir al encuentro, la Iglesia ha querido salir al encuentro de una cultura que tiene unas raíces cristianas pero que tiene la dificultad de cómo vivirlas en esta sociedad tan cambiante.

A los 20 años de la clausura del Concilio Vaticano II se convocó un Sínodo extraordinario de los Obispos, un Sínodo para evaluar cómo iban las cosas. Obviamente los padres sinodales fueron conscientes de que el Concilio Vaticano II estaba teniendo unas dificultades muy serias a la recepción porque había muchos que lo estaban interpretando en una clave rupturista, en una clave de ruptura, como si el Concilio Vaticano II hubiese venido a romper con la Iglesia preconciliar y como si todo lo preconciliar se ha llegado a convertir en una especie de insulto, todo lo anterior al concilio está totalmente caduco… y no, el Concilio Vaticano II viene a reformar “Eclesia sempre reformanda”, la Iglesia siempre está en reforma, pero no viene a romper, viene a reformar.

Como existía un riesgo muy grande de interpretar el Concilio Vaticano II en clave de ruptura, como si rompiésemos con la tradición, los padres sinodales vieron muy importante elaborar un catecismo en el que todo el mundo comprenda lo que el Concilio Vaticano II está encuadrado en toda la historia de la tradición, es como encuadrar el Concilio Vaticano II en toda la historia de la tradición. Eso se lleva a efecto, el Santo Padre pide que se pongan los medios para llevarlo a adelante y en pocos años, en unos 5 o 6 años se pudo llegar a concluir esta obra tan importante. Los fieles tenemos derecho a saber cuál es la fe de la Iglesia. El Catecismo de la Iglesia Católica, es una forma objetiva de poder recoger cual es la fe de la Iglesia Católica. La Iglesia Católica tiene el deber de ofrecer a esos fieles que tienen derecho de saber cuál es la fe católica, esto es importante, porque ha podido ocurrir que muchos fieles se han visto supeditados, dependiendo del sacerdote que tuviesen en su parroquia, supeditados a esas mediaciones para saber cuál es la fe de la Iglesia Católica, y claro, no es correcto que un fiel dependa. Por ejemplo, cual es la fe católica del más allá de la muerte y para poder responder a tal pregunta que es legítima pues dependa si tiene un sacerdote que tiene una sensibilidad o tiene otra, eso no es de recibo.

Nosotros creemos en la Iglesia que es una, y habrá en ella pluriformidad, pero no puede haber división en la fe. Por eso era tan importante la elaboración del catecismo de la Iglesia Católica, porque la fe católica no puede estar supeditada al catequista que a ti te toque en suerte, o del párroco, se necesita una formulación objetiva de la fe.

Era muy importante también en ese momento, a los 20 años del Concilio Vaticano II, que había muchas personas en aquel momento sufriendo porque no terminaban de distinguir entre los cambios en las formas y la permanencia de la fe sustancial. Había muchas personas que estaban sufriendo por el hecho de que veían, por ejemplo, cambios litúrgicos, introduciendo las lenguas vernáculas, una actualización del rito de la misa anterior, etc. Pues sucedió que muchas personas al ver ese tipo de cambios, por ejemplo, la celebración de la misa mirando al altar…pues esa serie de cambios que se produjeron conllevaron que muchos fieles pudiesen llegar a pensar que se había cambiado la sustancia de la fe o muchas materias en la fe católica. Confundieron las formas con el contenido. Fácilmente se te mezclaron ambas cosas sin saber distinguirlas. Así el catecismo recoge de nuevo la totalidad de la fe católica dentro de ese espíritu de explicación pedagógica y de diálogo fe-cultura que el Concilio Vaticano II imprime como ritmo en la vida de la Iglesia.

 

Punto 11.

Pasamos al punto 11 que dice así:

Este catecismo tiene por fin presentar una exposición orgánica y sintética de los contenidos esenciales y fundamentales de la doctrina católica, tanto sobre la fe como sobre la moral a la luz del Concilio Vaticano II y del conjunto de la tradición de la Iglesia. Sus fuentes principales son la Sagrada Escritura, los Santos Padres, la Liturgia y el Magisterio de la Iglesia, está destinado a servir como punto de referencia para los catecismo o compendios que sean compuestos en los diversos países.

Esta es la vocación con la que ha nacido este catecismo. Primero dice exposición orgánica y sintética de los contenidos esenciales y fundamentos de la doctrina católica. Es decir, el catecismo va a lo esencial, no entra en cuestiones que son discutidas o discutibles, no entra en discusiones de escuela teológica. Cuando se elabora el catecismo si se ve que un grupo de teólogos legítimamente lo explican de una manera y otro grupo de teólogos lo explican legítimamente, sin que sea contrario con el dogma, de otra manera, entonces el catecismo no entra a ver a quién le da la razón, esa cuestión no la incluye, va a lo esencial, un catecismo no entra en cuestiones de escuela.

Cuando a veces se escucha “Este catecismo de la Iglesia católica recoge una teología tradicionalista”, pues hay que decir que no es verdad, porque cuando se elaboró el catecismo se distinguió muy bien entre teologías y escuelas teológicas que no deben de entrar a la hora de hacer un catecismo y lo que es el compendio de la fe católica. Cuando se elabora un catecismo se dejan a un lado las teologías. Este tipo de personas que hacen esa acusación al catecismo están posiblemente con una crisis interior que se les ha infectado un secularismo que hay muchos aspectos de la fe católica que tienen dificultad de acogerlos porque se han dejado infectar por esta secularización que también ha entrado dentro de nosotros. Esa es la primera afirmación.

La segunda es que la exposición es orgánica y sintética. Orgánica quiere decir que la fe católica, toda ella es un conjunto, es una sinfonía, todas las verdades de fe están íntimamente trabadas unas con otras. Las verdades de fe se supeditan la una a la otra, se conectan. Por ejemplo, cuando decimos el 15 de agosto “La Asunción de María al cielo en cuerpo y alma”, pues decimos que María tiene ese privilegio, tuvo el don de Dios de ascender al cielo, de gozar de la visión de Dios en cuerpo y alma. El resto de los santos están gozando de Dios, pero solamente en su alma, su cuerpo todavía está a la espera de la resurrección al final de los tiempos. De esa verdad de fe, eso está totalmente ligado a la fe católica sobre la separación del cuerpo y alma en el momento de la muerte. La fe católica afirma que en el momento de la muerte hay una separación del cuerpo y alma y el alma recibe inmediatamente en el juicio particular la retribución de Dios y que el cuerpo será resucitado al final de los tiempos y se unirá en esa unidad sustancial que tiene el hombre de cuerpo y alma. No se puede entender lo que el 15 de agosto celebramos, si no entendemos esta fe católica de separación de cuerpo y alma y la resurrección de los cuerpos al final de los tiempos. O, por ejemplo, si no entendemos la doctrina católica del pecado original no entendemos el 8 de diciembre la Inmaculada Concepción. O si no entendemos que Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre, no podemos entender que María es Madre de Dios. Es decir, todas las verdades de fe están interconectadas, y en el fondo, cuando decimos que el catecismo es una exposición orgánica lo que queremos decir es que la fe católica no puede ser a la carta, que forma parte de esta cultura relativista y subjetivista una tendencia de elaborar una fe personalmente a la carta.

Recuerdo haber visto a un periodista ligado a la Nueva Era, a esta concepción relativista y subjetivista, haber hecho unas declaraciones en un programa televisivo y le preguntaban por su fe y decía básicamente que es un ferviente católico, un devoto budista, un ardiente musulmán y un incondicional hindú… Es propio de nuestro momento cultural una tendencia al sincretismo, un poquito de aquí y otro de allá, la fe a la carta que está muy difundida en nuestra cultura, pero esto no es serio porque la fe es orgánica, está íntimamente unida en sus afirmaciones. Podríamos poner muchos ejemplos más para entender cómo la fe es un todo.

Hemos leído todos nosotros, yo recientemente a un autor Graham Grimm que tuvo sus luchas interiores para abrirse a la fe, y decía él que su lucha interior era entre la creencia y la increencia, pero si creía, creía en todo. Algo parecido era el sentimiento de Unamuno, han tenido luchas interiores con la increencia, pero luego, al menos, eran honestos y entendía que crees o no crees, pero si crees, crees del todo.

El cristianismo se presenta como una revelación, como Dios que se descubre. Entonces no podemos estar diciendo, creo, pero sólo en parte, como aquél que decía “Como decía Jesucristo y en parte tenía razón…” pero bueno ¿Cómo que en parte tenía razón? ¿Crees o no en la divinidad de Jesucristo? Pero ¿Le vas a corregir a Dios? Por eso hemos visto ejemplo de algunos autores que tenían lucha entre creencia o increencia pero que tenían claro que, si creían, creían en todo, que la fe es una totalidad, es un conjunto orgánico y yo no puedo hacer una fe a la carta.

Dice que es una exposición sintética, precisamente porque no entra en teología, no entra en escuelas teológicas, se reduce a “esta es nuestra fe”. Los teólogos luego ayudan a explicarla, y hemos de diferenciar entre lo que es explicación de los teólogos y lo que es la fe católica y haríamos muy bien si aprendiésemos a distinguir ambas cosas.

En este programa intento intentar distinguir lo que es estrictamente el texto del catecismo de lo que es interpretación mía. Es una exposición sintética y también sistemática porque hay un orden en las cosas y el hecho de que se comience por la fe y luego se siga por la liturgia, después la moral y después la oración no es caprichoso, sino que es un orden lógico. Se empieza la casa por los cimientos y se edifica sobre ella. Esto también es importante, a veces, uno de los problemas serios que tenemos es cuando la gente va hablar de cosas de fe pretende discutir sobre el preservativo sin tener idea previamente de los fundamentos de la fe, de la moral. ¡Cuántas personas entran en los medios de comunicación a discutir sobre cuestiones puntuales, polémicas, morbosas! Y hablar de una cuestión concreta de moral que resulta antipática ante la cultura actual sin entender para nada cuales son todos los fundamentos de la moral… es empezar la casa por la antena de televisión, eso no puede ser. Por eso el catecismo tiene una exposición sistemática. Uno de los problemas que tenemos hoy en día en la comunicación de la Iglesia Católica con el mundo es que es una comunicación muy de flash, en 10 segundos hay que transmitir un flash, y es muy difícil en tan breve tiempo poder rebatir, por ejemplo, una barbaridad que se ha dicho contra la fe, pero en un medio de comunicación generalista no tienes tiempo para que te dejen explicar con profundidad los fundamentos de la fe, y fácilmente se tiende a ridiculizar con una frase, con un eslogan, cualquier aspecto de la fe católica y no hay margen para explicarlo en profundidad. Por eso, es importante conocer el Catecismo de la Iglesia Católica sistemáticamente, además de mejorar la comunicación. Así como una falsedad se puede decir en 10 segundos, rebatir la falsedad necesita mucho más tiempo. Aunque mejoremos las técnicas de comunicación necesitamos tiempo, formación, etc.

Además, dice el punto que las fuentes principales del Catecismo son cuatro, Sagradas Escrituras, la Palabra de Dios la primera, Santos Padres, aquellos que se encuentran en los seis o siete primeros siglos en los que los principales obispos tuvieron una predicación muy fecunda, muy pegada a la primera Iglesia, y lo tenemos como punto de referencia modélico sobre cómo entendió la primera iglesia la predicación de Jesucristo. Liturgia, que también es una fuente del Catecismo “Lex orandi, lex credendi”, eso que oramos es lo que estamos creyendo, a veces, antes de formularlo lo hemos rezado, por ejemplo, hemos rezado por los difuntos desde siempre, la fe de la Iglesia en el más allá de la muerte se explica desde la oración que siempre hemos tenido por los difuntos, etc. O sea que también la liturgia nos explica nuestra fe. Por último, el Magisterio de la Iglesia, que el Papa y los Obispos han ido explicando a través de definiciones dogmáticas, de encíclicas, de un magisterio ordinario.

En el punto 11 estamos hablando sobre cuál es el fin y los destinatarios de este catecismo, y se dice que está destinado a ser un punto de referencia para los catecismos y compendios que sean elaborados en los distintos países. Es decir, este es el catecismo mayor, y todos los catecismos que a partir de su promulgación se redacten en el mundo entero tienen que tener para que sean aprobados por la Santa Sede, o por el Obispo del lugar, tienen que estar en cuanto a los contenidos conformados con este catecismo, esta es la garantía de catolicidad.

En la clausura del año, hubo una vigilia en la que varios sacerdotes le preguntaban al Santo Padre por distintas cuestiones, y uno de los sacerdotes africano le preguntó al Santo Padre por el sufrimiento que a veces podemos tener de ver que existe una confusión grande a la hora de decir cuál es la fe católica, que a veces se confunde entre lo que se dice que es la fe católica y opiniones de unos y otros, y el Papa en la respuesta se refirió al Catecismo de la Iglesia Católica, diciendo que es la regla de nuestra fe.

Por tanto, digamos, el catecismo la finalidad que tiene es ser el catecismo mayor en base al cual se redacten los siguientes catecismos, pero también otra finalidad que tiene es que un fiel pueda decir ¿Cuál es la fe católica respecto a este aspecto?

 

Punto 12.

Dice este punto:

El presente Catecismo está destinado principalmente a los responsables de la catequesis. En primer lugar a los Obispos, en cuanto a doctores de la fe y pastores de la Iglesia, les es ofrecido como instrumento en la realización de su tarea de enseñar al Pueblo de Dios. A través de los Obispos se dirige a los redactores de catecismos, a los sacerdotes y a los catequistas. Será también de útil lectura para todos los demás fieles cristianos.

Principalmente se dirige a los Obispos porque, es verdad, que lo han elaborado los mismos obispos. Ya tuvimos la ocasión de explicarlo, fue una obra colegiada hecha en común por todos los Obispos del mundo, a los que les iban mandando los borradores de cómo iba su elaboración y se les pedía a estos obispos que enviaran a la Santa Sede correcciones o enmiendas, habiéndose enviado 24.000, y éstas correcciones se van incluyendo hasta que se hace este Catecismo. Lo han hecho los obispos, pero el destinatario es el propio Obispo, y es que es muy importante que los obispos, entre nosotros, tengamos encuentros en los que maticemos aspectos determinados, no porque no tengamos clara cuál es nuestra fe sino porque es importante formularla de manera conjugada, porque a veces, se podría suscitar un cierto lío si un obispo explica las cosas con unos términos que parece que no se conjugan con el otro.

Otra de las formas en las que el Espíritu Santo actúa en la Iglesia es en ese encuentro entre los obispos, en ese trabajo en comunión colegial entre los obispos, en los que mutuamente nos vamos matizando cosas. Por ejemplo, ¡Pues yo conozco el texto de tal santo que explica muy bien esta bienaventuranza, pues yo este otro…! Es un trabajo muy importante que se hizo en la elaboración del catecismo, y es posiblemente de los trabajos más importantes en los que habrán podido participar los obispos, en el que el Papa consulta a todos cómo se va a explicar la fe conforme a la Escritura, a los Santos Padres, conforme al Magisterio… Ser capaces de explicar con las mismas palabras, para no confundir, para ser pedagógicos. Lo elaboraron los Obispos pero el primer destinatario es el Obispo, porque él tiene como una de sus misiones principales la de predicar la fe y es importante que lo haga con una regla común, y al mismo tiempo, con esa regla común, también los redactores de los catecismos redactan los catecismos, los sacerdotes predican su fe, las homilías, los catequistas cuando van a explicar a los niños, o a los jóvenes o a los adultos, tienen esta referencia, y también es de acceso común para todos los fieles.

Posiblemente si este catecismo se hubiera escrito hace dos o tres siglos no tendría la capacidad de ser recibido directamente por los fieles, porque en estos siglos ha habido un crecimiento en la cultura media de la población, y esto hace que lo que antes podía ser un contenido difícil de ser entendido por una parte importante de la población hoy en día ya no lo sea.

Este programa del catecismo tiene una facilidad de poder ser recibido porque la cultura media de la población ha subido mucho, segundo porque hay medios de comunicación de acceso directo como la prensa, como la radio, internet, etc. Por cierto, que el Santo Padre con motivo de las Jornadas Mundiales de la Juventud que van a tener lugar en Madrid, ha querido prologar, hacer un prólogo a un libro elaborado bajo la coordinación del arzobispo de Viena, el Cardenal Sembol, que fue el redactor del Catecismo de la Iglesia Católica. Este catecismo está dirigido a los jóvenes, se llama YOUCAT, en todos los idiomas del mundo, es bastante amplio, recoge toda la fe de este catecismo, pero dirigido a los jóvenes, intentando tener un lenguaje joven e intentando responder a las dudas de los jóvenes. Es regalado gratuitamente a todos los jóvenes que participan en la JMJ de Madrid. Está prologado por el papa. Youcat, catecismo joven, es un esfuerzo pedagógico de la Iglesia de querer llegar a los jóvenes.

Se nos invita a acceder a las fuentes de la fe, yo creo que hoy en día, por ejemplo, un católico debería tener en su casa la Sagrada Biblia, quizás la más popular puede ser la Biblia de la Conferencia Episcopal Española, por el hecho de que su texto coincide con las lecturas litúrgicas que se proclaman en la Iglesia. El segundo libro que no debería faltar es el Catecismo de la Iglesia Católica, en la versión del catecismo mayor o en la del compendio, con preguntas y respuestas. Quizás también hay otro, el misal, donde tenemos las lecturas que cada día son proclamadas en la liturgia y se puede seguir la oración de la Iglesia, las oraciones colecta, la oración de las ofrendas, todo el rito de la liturgia eucarística. Esos tres libros, serían los principales y para los que participan de la Liturgia de la Horas, el Diurnal de la Liturgia de las Horas. Es importante acceder a las fuentes de nuestra fe y beber de esas fuentes limpias.

ALABADO SEA JESUCRISTO.

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