sábado, 1 de agosto de 2020

Meditaciones del tiempo ordinario con textos de Santo Tomás de Aquino 124


Sábado de la 17ª semana

LA INTEMPERANCIA

"El progreso de la intemperancia: la recaída" - Edward Villiers Rippingille


1º) La intemperancia es pecado pueril.

Porque la intemperancia es un pecado de concupiscencia superflua que se asemeja a un niño en tres cosas:

Primero, en cuanto a lo que ambos apetecen; pues del mismo modo que el niño, la concupiscencia apetece algo torpe.

La razón de esto es que en las cosas humanas lo bello se considera según que algo esté ordenado conforme a la razón. Pero el niño no atiende a la orden de la razón, y de la misma manera la concupiscencia no escucha a aquélla.

Segundo, en cuanto al resultado; pues el niño crece en la propia voluntad, si se condesciende con ella; por lo cual se dice en el Eclesiástico: El caballo no domado sale duro, y el hijo dejado saldrá precipitado (Eccles 30, 8). También la concupiscencia adquiere mayor energía si se le da satisfacción. Por eso dice San Agustín: "Cuando se sirve al capricho, degenera en costumbre; y cuando no se resiste a la costumbre, se hace necesidad"1.

Tercero, en cuanto al remedio que a ambos se aplica; puesto que el niño se enmienda porque se le cohíbe. Y así se dice en los Proverbios: No escasees al muchacho la corrección; ...tú le sacudirás con vara, y librarás su alma del infierno (23, 13, 14). Del mismo modo, cuando se resiste a la concupiscencia, concluye por reducirse a los límites de la honestidad; y esto es lo que dice San Agustín: "cuando el espíritu está unido de una manera fija y permanente a las cosas espirituales, la impetuosidad de la costumbre, es decir, de la concupiscencia carnal, se destruye y apaga después de haber sido paulatinamente reprimida, porque era mayor cuando la seguíamos, y si no la anulamos, por lo menos disminuye cuando la refrenamos"2. Y el Filósofo opinaba al respecto: "Así como es preciso que el niño viva con arreglo a las órdenes del pedagogo, también lo es que lo concupiscible se conforme con la razón."3.

2º) La intemperancia es pecado en gran manera reprensible, por dos motivos:


1º) Porque repugna en alto grado a la dignidad del hombre, por cuanto se refiere a los deleites que son comunes a nosotros y a los brutos. Por lo cual se lee en el Salmo (48, 21): El hombre, cuando estaba en honor, no lo entendió; ha sido comparado a las bestias insensatas, y se ha hecho semejante a ellas.

2º) Porque repugna en alto grado a su nobleza y hermosura, por cuanto en los deleites a que se refiere la intemperancia se ve brillar menos la luz de la razón, a la cual la virtud presta todo su esplendor y hermosura; de ahí que tales deleites se llamen señaladamente serviles.
 (2ª 2ae , q. CXLII, a. 2, 4)

Notas:
1 Confess., lib. VIII, cap. 5.
2 Musicae, lib. VII, cap. 2.
3 Ethic., lib. III, cap. último.

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