Para hacer oración familiar, dejamos todos previsto: apagamos los celulares y la pantalla, sin prisa por la comida, generamos un ambiente de silencio, etc. De este modo seremos una Iglesia en el hogar.
Se reúne la familia en una sala de la casa en torno una mesa, cubierta con un mantel morado o blanco, colocamos un crucifijo, una imagen de la Sagrada Familia o de la Virgen María, y en el centro la Biblia junto a una vela encendida. Los padres, o uno de ellos, son los responsables de guiar a los hijos en este momento de oración para entrar en alabanza y diálogo con Dios.
1. + Señal de la cruz.
2. Ven, Espíritu Santo. Ven, Espíritu divino, manda
tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.
3.En presencia de Dios, pedimos perdón:
· Señor, ten
misericordia de nosotros.
(Respondemos) Porque hemos pecado contra ti.
· Muéstranos, Señor, tu
misericordia.
(Respondemos) Y danos tu salvación.
4. Proclamamos Hechos de los Apóstoles 9,1-20 y el
Evangelio de Jesucristo según san Juan 6,44-51
Catequesis para mayores de 12 años
En la primera lectura,
se relata el hermoso relato de la conversión de San Pablo, el apóstol de los
gentiles, cuya fiesta se celebra propiamente el 25 de enero de cada año. Esta
es una conversión paradigmática en la historia de la Iglesia, por la
sobreabundancia de significados y la radicalidad del nuevo estilo de vida que
adquiere Saulo de Tarso.
No dejemos de leer
este pasaje del Nuevo Testamento para percibir fuerza de la gracia de Dios y la
fidelidad a su llamada que origina este encuentro personal con Cristo.
Sobre el Discurso del
Pan de Vida que escuchamos en el Evangelio, recodamos una carta del san Pío de
Pietrelcina comentando la frase: «El que come mi carne y bebe mi sangre, vivirá
para siempre» (Jn 6,55).
“-Padre ¡me siento tan
indigno de comulgar!, Verdaderamente soy indigno de ello. Respuesta: -Es
verdad, no somos dignos de un tal don; pero una cosa es participar indignamente
de la comunión, en estado de falta grave, y otra cosa es no ser dignos de ello.
Todos somos indignos de comulgar; pero es Jesús mismo quien nos invita, es él
quien lo desea. Seamos, pues, humildes, y recibámoslo con un corazón lleno de
amor.
-Padre ¿por qué llora
usted cuando comulga? Respuesta: -Si, hablando de la encarnación del Verbo en el
seno de la Inmaculada, la Iglesia ha exclamado «Él no despreció, en absoluto,
el seno de la Virgen» ¿qué podemos decir nosotros? Pero Cristo dijo: «Si no
coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en
vosotros». Consecuentemente, acerquémonos a la mesa de comulgar con mucho amor
y un gran respeto. Que todo el día sirva, primero para prepararnos, y después
para dar gracias.”
Especialmente en este
tiempo de espera, en que realizamos la comunión espiritual y a la vez
experimentamos un ayuno eucarístico, oremos y nos preparemos profundamente para
el día en que podamos recibir la comunión sacramental. Que ese día comulguemos
la eucaristía como María recibió a Jesús en su vientre, con un corazón puro,
inmaculado y santo, dispuesto a recibir la Vida eterna que nos trae Aquel que
dijo: “Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá
eternamente.”
¿Aprovecho este tiempo
para prepararme adecuadamente a recibir los sacramentos, sin excusas ni prisas?
Santo de día: San José obrero. Jesús era conocido como el hijo
del carpintero; el Hijo de Dios es reconocido por ser el hijo del humilde
carpintero de Nazaret, el hijo adoptivo de José.
En este día rogamos
por los trabajadores y por aquellos que carecen de trabajo. En esta memoria de
San José se celebra el valor humano y sobrenatural del trabajo que siempre es
colaboración con la obra de Dios creador.
En honor al Patrono de
la Iglesia universal, de los padres de familia y de los trabajadores, vamos a
recordar un hecho ocurrido en el siglo XVII. San José se apareció a un joven
pastor en el monte Bessillon, en la localidad francesa de Cotignac, la única
aparición en la que el Santo Custodio de la Familia de Nazareth aparece solo y
que ha sido reconocida por la Iglesia Católica.
Hay otras apariciones
que nos alegran recordar, como en Fátima durante el Milagro del sol, donde
estaba San José con el Niño Jesús y la Virgen María, el 13 de octubre de 1917.
Según relata la
Diócesis de Fréjus-Toulon, “el 7 de junio de 1660, alrededor de las 13 horas,
Gaspard Ricard, un joven pastor de 22 años, cuidaba a su rebaño en el monte
Bessillon”.
“El calor era
sofocante y tenía sed. De repente, percibió a ‘un hombre a su costado’, que le
señaló una gran roca y le dijo: ‘Yo soy José, muévela y beberás’”. El relato de
la diócesis señala que “ante la sorpresa y la duda del joven pastor, la
aparición reiteró su consejo. Gaspard hizo caso, movió la roca sin problemas y
descubrió una fuente donde bebió hasta saciarse”. El joven pastor marchó luego a
su pueblo para dar la noticia de la fuente, que había surgido donde nunca antes
hubo un manantial de agua fresca.
Los habitantes de la
región comenzaron a construir una capilla en el lugar de la aparición, hasta
donde llegaban muchos enfermos que volvía “sanados o consolados ante sus
dolencias”. Hasta el día de hoy se puede ver en el lugar una inscripción tomada
del libro de Isaías: “Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación”.
En marzo de 1917, el
entonces Obispo Félix Guillibert, afirmó en una carta que la brevedad del
mensaje de San José en la aparición de 1660 muestra que el Santo Custodio “no
es hablador. Nada más simple, ni más pobre que esa intervención, la única
aparición de San José de este tipo en toda la historia de la Iglesia, en una
tierra que se había reservado ya para sí Nuestra Señora”.
El Obispo hizo así
referencia a las apariciones de la Virgen María en 1519, bajo la advocación de
Nuestra Señora de las Gracias, que también visitó Cotignac. El sitio web de la
Diócesis señala que “el 10 de agosto de 1519, en la fiesta de San Lorenzo, la
Virgen María, acompañada de San Miguel Arcángel y de San Bernardo, se apareció
en el campo a un hombre muy piadoso de nombre Jean de la Baume”.
Entre los peregrinos
famosos que llegaron hasta ese lugar está el rey Luis XIV, quien le agradeció
el don de su nacimiento. En la actualidad, muchas personas peregrinan para
pedir el don de un hijo o para agradecer haber recibido alguna gracia.
¿Vivimos en la
humildad que santifica y en el trabajo que dignifica como lo hizo san José de
Nazaret?
Oración: “San Miguel Arcángel, defiéndenos en la
batalla. Sé nuestro amparo contra las perversidad y asechanzas del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tu príncipe de la milicia celestial
arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus
malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas.
Amén.”
Catequesis para menores de 12 años
· Se proclama el
evangelio y se ayuda a los niños a recomponer el relato, buscando los detalles.
· Se explica desde las
ideas centrales de la catequesis de adultos (el texto anterior).
· Reflexionamos las
palabras: “El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y Yo en él.”
· En silencio meditamos
con el corazón el significado de estas palabras y las compartimos.
Oración: Ángel de mi guarda, dulce compañía, no me
desampares ni de noche ni de día. No me dejes solo que me perdería. Hasta que
alcance los brazos de Jesús, María y José.
5. Cada uno de
la familia dice una acción de gracias.
Dios Padre, te damos gracias por … .
6. Ahora, cada
uno hace una petición.
Dios misericordioso, te pedimos por ... .
7.
Presentación de las ofrendas. En la Pascua, Jesús se ofrece como cordero
sacrificado al Padre por nosotros. Ahora nosotros, unidos a Cristo, también
podemos hacernos Eucaristía. En este momento, cada uno de la familia, dice cuál
es la ofrenda que le presenta a Dios. Ejemplos: ayudar en la cocina o con la
limpieza, estudiar, no molestar, rezar alguna oración, llamara a alguien para saludarlo,
hacer un pequeño sacrificio, servir a un hermano o cónyuge, etc..
8. Oramos como
Jesús nos enseñó:
Padre nuestro…
9. Nos damos
la Paz del Señor, como gesto de amor.
10. Oramos a
nuestra Madre:
Dios te salve María…
11. Comunión
espiritual:
Creo, Jesús mío, que estás en el Santísimo
Sacramento; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que
ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi
corazón. (breve silencio).
Y ahora, como si ya te hubiese recibido, te abrazo
y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de ti.
12. Oremos: Dios nuestro, creador de todas las
cosas, que llamas al género humano a colaborar en tu obra creadora, concédenos,
por la protección y el ejemplo de san José, realizar plenamente las tareas que
nos confías y alcanzar la recompensa prometida. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. Amén Sagrada Familia de Nazaret: Ruega por nosotros.
13. Los padres
se bendicen entre ellos y bendicen a los hijos, haciendo una cruz en la frente.
Nos hacemos la Señal de la cruz diciendo: + El Señor nos bendiga, nos guarde de
todo mal y nos lleve a la Vida eterna. Amen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario