martes, 26 de mayo de 2020

Para rezar en familia 26 de mayo de 2020


Para hacer oración familiar, dejamos todos previsto: apagamos los celulares y la pantalla, sin prisa por la comida, generamos un ambiente de silencio, etc. De este modo seremos una Iglesia en el hogar.
Se reúne la familia en una sala de la casa en torno una mesa, cubierta con un mantel morado o blanco, colocamos un crucifijo, una imagen de la Sagrada Familia o de la Virgen María, y en el centro la Biblia junto a una vela encendida. Los padres, o uno de ellos, son los responsables de guiar a los hijos en este momento de oración para entrar en alabanza y diálogo con Dios.


1. + Señal de la cruz

2. Ven, Espíritu Santo. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento.

3. En presencia de Dios, pedimos perdón:
· Tú que volviste junto al Padre: Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.

· Tú que fuiste glorificado para siempre: Cristo, ten piedad.
Cristo, ten piedad.

· Tú que nos haces ascender al Cielo contigo: Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.

Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. Amén.

4. Proclamamos el evangelio de Jesucristo según san Juan 17, 1-11a.


Catequesis para mayores de 12 años
¡Qué hermosas palabras de san Pablo en el día de hoy! “Poco me importa la vida, mientras pueda cumplir mi carrera y la misión que recibí del Señor Jesús: la de dar testimonio de la Buena Noticia de la gracia de Dios.”
Estamos transitando la sétima y última semana del Tiempo Pascual. Son días para prepararnos ante la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, acompañados por María, en el día de Pentecostés.
Hoy comienza la lectura del capítulo 17 de San Juan, donde se contiene tal vez una de las páginas más bellas de las Sagradas Escrituras: “La oración de Jesús”, o más también conocida como la oración sacerdotal. Sabemos que Jesús se retiraba a solas a orar con su Padre, en distintos lugares y momentos, pero aquí podemos conocer el “contenido” de ese diálogo divino. ¿Qué le decía Jesús a Dios Padre? Hoy lo hemos escuchado. Que sea una inspiración para nuestra oración hecha con el corazón a fin de que podamos replicar en nuestras almas ese diálogo de las Personas divinas. Es una plegaria en que se revela la intimidad de la relación entre el Hijo y el Padre.
Cristo suplica como mediador entre el Dios y los hombres. Él se hace oración de mediación para que la plegaria sea eficaz ante la misericordia del Padre. Esta oración de mediación quedará consumada en el sacrificio de su pasión, crucifixión y resurrección. Es la unión de lo humano y lo divino hecha oración. En ella, Jesús ruega por Él, por los Apóstoles y por los creyentes presentes y futuros, para todos los hombres que han de creer en Él. Con este discurso solemne Jesús trasciende los siglos, con una mirada paternal sobre nosotros.
En la primera parte de este diálogo emocionante (17,1-5), Jesús pide la glorificación de su santísima Humanidad y la aceptación por parte del Padre de su sacrificio en la Cruz. Esta petición es trascendente dado que Cristo vuelve al Padre “con su naturaleza humana” y si bien, no se modifica la naturaleza divina en la Santísima Trinidad, ahora el Hijo regresa habiendo incorporado la naturaleza humana a su naturaleza y persona divina (a esto le llamamos “unión hipostática”).
Este diálogo divino es semejante al acontecido en la Anunciación del Señor. En la Encarnación del Verbo, Dios se hace hombre por el “sí” de María ante la petición del Ángel y para nuestra redención. Ahora, el “Hijo del Hombre y de Dios” regresa al Padre eterno por la petición de Jesús consumada en la cruz. La Resurrección de Cristo confirma la respuesta del “sí” del Padre a su Hijo glorificado. En los dos acontecimientos, descendente y ascendente, ha sido el Espíritu Santo quien ha obrado como principio de unión y de amor.
Por eso la relevancia de la “gloria” que pide Cristo y que designa el esplendor, poder y honor propios de Dios. La glorificación de Cristo abarca un triple aspecto: a) sirve para revelar la gloria del Padre, b) manifiesta la divinidad de Cristo a través de la Humanidad; c) nos ofrece a los hombres la posibilidad de alcanzar la vida eterna, lo cual redunda en glorificación del Padre y de Jesucristo.

Santo del día: San Felipe Neri, presbítero. Estamos frente a un gran santo que vivió de la alegría anticipada de la vida en el Cielo. Una experiencia mística provocó su conversión a los 16 años y se entregó al Señor en el camino del sacerdocio. Es conocido como el “Apóstol de Roma” dado que en esos años de 1540 muchos cardenales se comportaban como príncipes seculares, y Felipe, durante 40 años fue el mejor catequista de Roma y logró transformar la ciudad. Su activo apostolado comenzó con la visita a hospitales, después empezó a frecuentar las tiendas, almacenes, bancos y lugares públicos, exhortando a las personas a servir a Dios. En 1544 Felipe se hizo amigo de San Ignacio de Loyola.
Fundó la “Congregación del Oratorio” que nació entre tugurios malolientes día tras día por una caridad hecha de carne.
Siempre predicaba sobre el Paraíso celestial, lo prefería ante todo y contagiaba este amor a todos. También decía: “No es tiempo de dormir, porque el Paraíso no se hizo para los vagos.” “Hijitos, sed humildes, estad bajos”, repetía el padre Felipe a los suyos, recordándoles que para ser hijos de Dios “no basta solamente honrar a los superiores, sino que se debe honrar a los iguales y a los inferiores, y tratar de ser el primero en honrarlos. Es mejor obedecer al sacristán y al portero cuando llaman que quedarse en la habitación para hacer oración”.
Es patrono de los humoristas. Una de sus preguntas más frecuentes era: "¿y cuándo vamos a empezar a volvernos mejores?" Además, curaba enfermos con el don de la sanación y predecía el futuro. Se dedicaba a la oración y a las obras de misericordia. No solo confesaba muy bien, sino que tenía el don de leer el pensamiento de sus penitentes y los guiaba con gran compasión en el camino de la santidad. En cierta ocasión, la Santísima Virgen se le apareció y le curó de una dolencia en la vesícula. Fue un “apasionado anunciador de la Palabra de Dios”, como recuerda el Papa Francisco: “Le gustaba la espontaneidad, rechazaba el artificio, elegía los medios más divertidos para educar en las virtudes cristianas, proponiendo al mismo tiempo una sana disciplina que implicaba el ejercicio de la voluntad de acoger a Cristo en lo concreto de la propia vida. Gracias al apostolado de san Felipe el compromiso por la salvación de las almas volvió a ser una prioridad en la acción de la Iglesia; se comprendió nuevamente que los pastores debían estar con el pueblo para guiarlo y sostener su fe”. En la solemnidad del Corpus Christi de 1595, a pocas horas de morir, estaba más alegre que nunca y expresó: "Me alegré cuando me dijeron: vayamos a la casa del Señor". Su cuerpo permanece incorrupto.

Catequesis para menores de 12 años
· Se proclama el evangelio y se ayuda a los niños a recomponer el relato, buscando los detalles.
· Se explica desde las ideas centrales de la catequesis de adultos (el texto anterior).
· Reflexionamos las palabras: ”Padre, ha llegado la hora: glorifica a tu Hijo para que el Hijo te glorifique a ti, para que él diera Vida eterna a todos los que tú les has dado.”
· En silencio meditamos con el corazón el significado de estas palabras y las compartimos.

Oración: Ángel de mi guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día. No me dejes solo que me perdería. Hasta que alcance los brazos de Jesús, María y José.

5. Cada uno de la familia dice una acción de gracias.
Dios Padre, te damos gracias por … .

6. Ahora, cada uno hace una petición.
Dios misericordioso, te pedimos por ... .

7. Presentación de las ofrendas. En la Pascua, Jesús se ofrece como cordero sacrificado al Padre por nosotros. Ahora nosotros, unidos a Cristo, también podemos hacernos Eucaristía. En este momento, cada uno de la familia, dice cuál es la ofrenda que le presenta a Dios. Ejemplos: ayudar en casa, estudiar, rezar alguna oración, llamar a alguien para saludarlo, hacer un pequeño sacrificio, estar al servicio, etc..

8. Oramos como Jesús nos enseñó:
Padre nuestro…

9. Nos damos la Paz del Señor, como gesto de amor.

10. Oramos a nuestra Madre:
Dios te salve María…

11. Comunión espiritual:
Creo, Jesús mío, que estás en el Santísimo Sacramento; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. (breve silencio).
Y ahora, como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de ti.

12. Oremos: Dios misericordioso, concédenos experimentar en todo tiempo los frutos del misterio pascual que hoy celebramos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. Sagrada Familia de Nazaret: Ruega por nosotros.

13. Los padres se bendicen entre ellos y bendicen a los hijos, haciendo una cruz en la frente. Nos hacemos la Señal de la cruz diciendo: + El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la Vida eterna. Amen.


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