miércoles, 9 de septiembre de 2020

El Catecismo de la Iglesia Católica comentado 5 (Por Mons. José Ignacio Munilla)

 

Catecismo 6 – 7. PRÓLOGO

Transmitir la fe: La catequesis II

Mons. JOSE IGNACIO MUNILLA

 

II. Transmitir la fe: la catequesis 

6  Sin confundirse con ellos, la catequesis se articula dentro de un cierto número de elementos de la misión pastoral de la Iglesia, que tienen un aspecto catequético, que preparan para la catequesis o que derivan de ella, como son: primer anuncio del Evangelio o predicación misionera para suscitar la fe; búsqueda de razones para creer; experiencia de vida cristiana: celebración de los sacramentos; integración en la comunidad eclesial; testimonio apostólico y misionero (cf. CT 18).

7  "La catequesis está unida íntimamente a toda la vida de la Iglesia. No sólo la extensión geográfica y el aumento numérico de la Iglesia, sino también y, más aún, su crecimiento interior, su correspondencia con el designio de Dios dependen esencialmente de ella" (CT 13).

 Para escuchar el programa aquí

Punto 6.

Estamos explicando la transmisión de la fe, la catequesis. El punto 6 señala:

“Sin confundirse con ellos, la catequesis se articula dentro de un cierto número de elementos de la misión pastoral de la Iglesia que tienen un aspecto catequético, que preparan para la catequesis o que derivan de ella”.

Es decir, vamos a hablar de elementos de pastoral de la Iglesia que se relacionan con la catequesis. La catequesis no es algo que esté desconectado del resto de la vida de la Iglesia, sino que tiene estrecha relación, es decir, que tiene fronteras, digamos que es vecina por ejemplo del tema de “dar razón de nuestra fe” “de la predicación”. Se interrelaciona. Vamos a ver cuáles son los elementos con los que se relaciona la catequesis en el resto de la vida de la Iglesia.

“En primer lugar, el primer anuncio del evangelio del Evangelio o la predicación misionera para suscitar la fe”.

No es lo mismo que la catequesis, pero está relacionado con ella. El primer anuncio que hace la Iglesia, cuando a alguien que no es cristiano le proclama el Evangelio de Jesucristo para su conversión, a esto se le llama Kerigma, que viene a significar la predicación de lo esencial, cuando alguien no conoce para nada o muy lejanamente, o conoce algo, pero no conoce.

Es más difícil a veces predicar a los que fueron cristianos y dejaron de serlo y se creen que lo saben todo que a quien oye por primera vez en su vida hablar de Jesucristo, porque no hay peor cosa que uno piense que ya se lo que me van a decir y no me van a decir nada nuevo, porque su disposición ya es de rebote, no cree en la novedad de lo que le van a transmitir. Por eso la primera predicación de la Iglesia debe de recibirse con plena novedad, esto que me dicen es absolutamente nuevo y es así, es cierto.

¿Cuál debe ser ese mensaje primero, kerigmático, cuando la Iglesia se dirige a alguien que no es cristiano? Ese kerigma básicamente es lo esencial: “Dios envió al mundo a su Hijo por nuestra salvación, Cristo entregó su vida por el perdón de nuestros pecados, murió y resucitó por nuestra salvación y nos pide la conversión, para poder participar de esa salvación nos pide la conversión.” He aquí el kerigma, que se puede decir de distintas maneras, pero esta es la esencia. La columna vertebral de la predicación primera de la Iglesia es ésta. Dios envió su Hijo al mundo por nuestra salvación, Cristo entregó su vida por el perdón de nuestros pecados, murió y resucitó por nuestra salvación y nos pide la conversión para participar de la vida en el cielo. Esta es la esencia.

Por ejemplo, en el libro de los Hechos de los Apóstoles, con frecuencia se ve como hay unos discursos en los que los apóstoles se dirigen por primera vez (Hch. 3, 11…)

Pedro dirigió la palabra a la gente “Israelitas, ¿por qué nos miráis como si hubiésemos hecho andar a este con nuestro propio poder? El Dios de Abraham, Isaac y Jacob, el Dios de nuestros padres ha glorificado a Jesucristo, a quien vosotros entregasteis y de quien renegasteis ante Pilato cuando había decidido soltarlo. Vosotros renegasteis del santo y del justo, y pedisteis al indulto de un asesino, matasteis al autor de la vida pero Dios lo resucitó de entre los muertos y nosotros somos testigo de ello. Por la fe en su nombre, este que veis aquí y que conocéis ha recobrado el vigor por medio de su nombre, la fe que viene por medio de él le ha restituido completamente la salud a la vista de todos vosotros. Ahora bien hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia al igual que vuestras autoridades pero Dios cumplió de esta manera lo que había predicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer por nosotros. Por lo tanto, arrepentíos y convertíos para que se borren vuestros pecados, para que vengan tiempos de consuelo de parte de Dios y envié a Jesús, el Mesías, que se os está destinado.”

Pedro está predicando por primera vez a los judíos que habían llevado a la cruz a Jesucristo y les dice esto, lo hicisteis por ignorancia, no os dabais cuenta, pero Jesús entregó su vida por vuestra salvación, abriros a la conversión. Esto no es lo mismo que la catequesis, porque es el primer anuncio, pero tiene una conexión estrecha con la catequesis. Después de haber recibido un primer anuncio y haber quedado tocado en su corazón, si se pide un saber más de lo que ha escuchado entonces se le ofrece la catequesis. Antes de la catequesis hay un primer anuncio. Nadie pide una catequesis si primero no ha tenido un anuncio que le ha tocado el corazón y le ha llevado a tener el deseo de conocer que es el cristianismo. Por tanto, es un primer aspecto de la vida pastoral relacionado con la catequesis.

El segundo elemento, “Búsqueda de razones para creer”.

Digamos que nosotros tenemos dos instrumentos principales para poder llevar a Dios, como un pájaro que tiene dos alas, o una persona que tiene dos pulmones, pues el hombre tiene dos facultades: la de la razón y el don de la fe. Podemos llegar a Dios utilizando la razón o también a través del don de la fe, y los dos no son dos caminos que se excluyan, todo lo contrario, se apoyan el uno al otro, igual que un pájaro utiliza las dos alas para poder volar de una manera conjugada y armónica, así también nosotros hemos de utilizar la fe y la razón, que es la fe que intenta entender, y se hace preguntas, y a través de ellas Dios nos da capacidad para conocerle. Esto es lo que, en el seno de la Iglesia, cuando se estudia Filosofía y Teología, hay una asignatura que se llama Teodicea, que es lo que decimos de Dios, a través de nuestra razón, ¿qué podemos conocer de Dios? Es la ejercitación de la razón conducente a la fe.

Recuerdo que en mis tiempos de seminarista cuando estudié Filosofía fue uno de mis grandes descubrimientos, me impresionó comprobar cómo había una asignatura que se tomaba en serio qué tipos de argumentos podemos utilizar para hablar de la existencia de Dios desde el punto de vista racional, antes de apoyarnos en la fe, me impresionó porque entendí que tenemos una razón que Dios nos la ha dado no solo para transformar el mundo sino también para conocerle a Él.

El Concilio Vaticano I en una de las definiciones dogmáticas que dio fue “El hombre tiene capacidad natural de conocer a Dios”. Dios nos ha creado con capacidad racional de poderle conocer, de conocer su existencia, no de poderle conocer íntimamente, pero sí tenemos una razón capaz de descubrir si no deformas tu razón, tienes capacidad de deducir que Dios existe.

Hay un texto en la Carta de San Pablo a los Romanos 1, 19-21 que afirma esto mismo:

“Porque lo que de Dios puede conocerse les resulta manifiesto, pues Dios mismo se lo manifestó, pues lo invisible de Dios, su eterno poder y su divinidad, son perceptibles por la inteligencia a partir de la creación del mundo a través de sus obras, de modo que son inexcusables habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron ni le dieron gracias, todo lo contrario, se ofuscaron en sus razonamientos, de modo que su corazón insensato quedó envuelto en tinieblas”.

San Pablo dice que son inexcusables aquellos que no han utilizado bien la razón para llegar a deducir la existencia de Dios. A través de las criaturas hemos de concluir la existencia del creador. Es importante también dar razones de nuestra fe, es decir, la catequesis no es exactamente esto, pero tiene mucho que ver con esto, no es lo mismo catequesis que teodicea, es verdad que la catequesis dependiendo a qué edades se dirija, es decir, si se dirige a unas edades más adultas intenta dar más razonamientos de nuestra fe.

San Pedro en una de sus cartas dice “Hemos de estar dispuestos a dar razones de nuestra fe a quien nos las pida”. Hemos de tener una buena formación para dar razón de su fe, no todos tenemos los mismos carismas y no todos vamos a estudiar filosofía y teología, pero sí ha llegado el momento de que tengamos una buena formación. A veces tocan a la puerta de nuestra casa de alguna secta y nos dicen dos cosas y no tenemos la formación necesaria para poderles rebatir, vivimos de las rentas y no hemos crecido en nuestra formación personal. Por eso, la catequesis tiene un terreno fronterizo con la primera predicación a los que no han conocido a Cristo, el kerigma, y también con la teodicea, es decir, con el estudio de las razones que tenemos para la existencia de Dios y con la utilización de la razón para dar explicaciones sobre la fe, no es exactamente esto la catequesis pero tiene que tener bastante de esto porque somos humanos y como humanos tenemos las dos alas, la fe y la razón.

Continuamos la explicación del punto 6, el tercer elemento es:

“También tiene una estrecha relación con la experiencia de vida cristiana, con la celebración de los Sacramentos”.

Es obvio que la catequesis no puede consistir exclusivamente en el aprendizaje de unos conceptos teóricos, sino que nos tiene que introducir en una relación con Dios, el peligro de la catequesis es que se puede limitar a hablar de Dios sin llegar a hablar con Dios, que es un error, el error del camarero, va con la bandeja por la sala pero él no come, y ese peligro se puede dar, como es el catequizado y le hablan de cosas pero sin acompañarles a celebrarlas. Por eso los métodos catequéticos actuales suelen intercambiarse con celebraciones. Catequesis del perdón y hacemos una celebración del perdón. Por eso la catequesis va intercalada con la recepción de los sacramentos.

Uno dice, recibo la Primera Comunión y continúo haciendo catequesis, recibo la confirmación y continúo… Ha de haber una correspondencia entre aprendizaje y experiencia. Esto es importante, no es lo mismo, pero ha de ir relacionado la catequesis con la experiencia. Hay un equilibrio entre distintos aspectos de la vida cristiana que es muy importante guardarlos “Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie va al Padre sino por mí”. Esas tres palabras nos hablan de un equilibrio, camino, verdad y vida. La verdad se refiere al credo, a la enseñanza de las verdades de fe, Dios Creador, Dios que envía a su Hijo…la verdad que nos anuncia el Evangelio. El camino ser refiere principalmente a los mandamientos, a la moral, el camino para llegar a Dios, cómo debe vivir el hombre para llegar a la vida eterna. La vida se refiere a los sacramentos y a la oración que nos fortalecen y alimentan nuestra vida. Credo, moral y sacramentos, los tres han de estar en equilibrio. Es como una mesa que tiene tres patas, pues las tres han de ser de la misma medida porque si no está coja o desnivelada, y la mesa ha de tener al menos tres patas.

Imaginamos una catequesis en la que se enfatizase mucho la enseñanza de las verdades del credo, tendríamos un cristiano que sabe mucho del Catecismo, de lo que piensa la Iglesia, de su magisterio, ha leído la escritura, es capaz de hablar de las encíclicas del Papa, intelectualmente muy bien preparado pero no dejaría ser un teórico abstracto, un hombre con la teoría muy desarrollada pero no la vive, no tiene experiencia interior de ella, no es coherente porque no está educado en el camino, en el seguimiento de Jesús, se sabe la teoría pero no es coherente con su vida.

Imaginamos que la mesa tiene otra pata más alargada, por ejemplo, alguien educado en conocer muy bien el camino, respetar las normas y mandamientos, a quien se le ha enseñado el cristianismo bajo una perspectiva moralista, hay que hacer esto, no tienes que comportarte así…pero se ha enfatizado demasiado ese aspecto en detrimento de los otros dos, entonces es alguien que tiene una educación muy moralista, por hábito y por tradición mantiene unos hábitos, pero le falta conocer a Jesucristo, la gracia, que sin la gracia de Cristo no va a poder ser fiel al cumplimiento de los mandamientos, va a tener riesgo de voluntarismo, de pensar que la voluntad humana lo puede todo, y eso es falso, y además no tiene experiencia interior del amor de Cristo.

Imaginamos que la mesa tiene la tercera pata crecida, alguien que entre esa triada de camino, verdad y vida, ha cultivado mucho la vida, la experiencia, muchas experiencias de oración, que ha subrayado mucho el sentir interiormente experiencias, el experiencialismo, pero sin conocer la doctrina y sin seguir los mandamientos, sino buscando más bien un bienestar por las experiencias interiores, esto es muy típico de la Nueva Era, buscar un experiencialismo que a uno le viene bien, como técnicas de relajación, y eso no es ser cristiano. Ser cristiano es un equilibrio entre camino, verdad y vida. Conocimiento de la doctrina cristiana, coherencia en el seguimiento de los mandamientos y experiencia interior en los sacramentos y la oración, supone un equilibrio, y la mesa ha de tener las tres patas de la misma dimensión.

El Catecismo viene a decir que es importante y necesario que la catequesis también tenga ese aspecto de experiencia de celebración de los sacramentos, y según aprendo voy gustando interiormente, no solo aprendemos para llenar la cabeza de conocimientos sino también para experimentar y tener conocimiento interno del amor que Cristo nos tiene.

El siguiente elemento que se relaciona con la catequesis es “Integración en la comunidad eclesial”.

Uno no recibe la catequesis de un libro, es la Iglesia la que catequiza. El ser catequizado no es un acto individual. Incluso recibimos esta catequesis por radio, pero es la Iglesia la que te está catequizando, no una radio, no un libro, no es al margen de la integración en la Iglesia. Igual alguien dice “Yo voy a la Iglesia y no me ayuda, prefiero un libro o la radio”, no es correcto, si alguno piensa que los demás le estorban para llegar a Dios y uno prefiere quedarse solo y tener una vía directa, que los demás estorban, se está equivocando. Dios nos catequiza a través de la Iglesia y la Iglesia es Madre. Es muy importante la integración en mi comunidad cristiana.

Por el hecho de que nosotros no hemos recibido la Biblia ni el Catecismo como un libro separado de la Iglesia, no, es la Iglesia la que ha escrito la Escritura, es la Iglesia la que te enseña a leerlo y a interpretarlo. La Palabra de Dios se encarna en la Iglesia. No hay una Palabra desencarnada de la Iglesia, sin embargo, vemos culturalmente como hay un sentido individualista muy grande. Hay personas que les cuesta esto, a veces he recibido cartas que me han emocionado de oyentes que se han encontrado con el programa sin que sean practicantes, sin que participen de una comunidad parroquial, a veces te emociona ver que Dios ha llegado a través de un instrumento a ellos, y en la contestación yo siempre les digo que falta algo muy importante, pues Radio María les habla de Dios, pero ahora han de dar el paso de hablar con Él. Ahora hay que ir a la Iglesia y sentirse miembro de ella y experimentarla. ¿Se puede recibir la gracia de Dios en su integridad a través de los medios tecnológicos? No, ¿Y el perdón de los pecados a través de Internet? No. Se puede recibir una catequesis, pero es necesario la comunidad parroquial.

Por eso, a estos oyentes los animo a que compaginen esta enseñanza con la experiencia de la recepción de los sacramentos y de la oración. Es como si Jesús se pusiese a los pies de Pedro y Pedro le dijera “No, a mí no”, y Jesús le dice “Deja que te limpie los pies, si no, no tienes parte conmigo”. Esta es la conversación que puede tener Jesús con alguno de nosotros que se resiste a ser limpiado por los sacramentos. Por tanto, tenemos que integrarnos en la comunidad, el hecho de que recibamos la catequesis en la parroquia o que a mí me pida ser catequista de los demás, el hecho de ser servidor y limpiar también los pies a los demás hace que tenga una estrecha relación la catequesis con la vida de la Iglesia.

Continuamos explicando el punto sexto. El último elemento es “La catequesis tiene una estrecha relación con el testimonio apostólico y misionero, con el testimonio de la vida de la Iglesia”.

La catequesis no solo es proponer unos contenidos sino también proponer testimonios de vidas concretas, no es lo mismo, pero tiene relación. Dios se las arregla para poner santos en el camino de los que no lo somos. La Iglesia nos muestra caminos de santos que nos estimulan, para que veamos que eso que estudiamos en la catequesis hay personas con nombre y apellidos que lo han llevado a la práctica, lo han encarnado, de una manera maravillosa. El rostro de Cristo tiene la virtud de seducirnos a través de otros rostros de personas que están cerca de nosotros, uno dice “Este es un hombre de Dios, una mujer de Dios y yo veo que el rostro de Cristo me brilla a mí a través de esta persona” Es como una irradiación de los santos. Cuando un hombre ama a Jesús y es santo es como Moisés que cuando bajaba del monte Sinaí su mirada irradiaba la de Cristo. Algo así, la catequesis está llamada a tener sus ojos puestos en testimonios, empezando por el catequista.

Un catequista que está con unos niños ha de pedir la gracia de irradiarles, de ser un testimonio, de que los niños digan “Este es cristiano”. Hay personas que nos les gusta ser catequista porque saben que luego van a ser juzgados, luego me van a decir “Tú haces esto y eres incoherente”, ser catequista compromete, lo que no quiere decir que uno haya de ser santo para ser catequista, pero sí que desee serlo, que tenga la lucha decidida por ello. Si somos inteligentes tenemos que agradecer que alguien más virtuoso que nosotros nos sacuda la conciencia, bendito sea Dios que la Iglesia ponga desde la catequesis modelos de imitación para nosotros. Ellos, los santos, son coherentes entre lo que creen, piensan, sienten y hacen. Este mundo si algo aprecia es la autenticidad, el ser auténticos, no tener una doble vida. Nuestro mundo tendrá muchas crisis de muchas cosas pero si algo nos pide es autenticidad, coherentes entre lo que creemos, pensamos, sentimos y hacemos. La Iglesia en su catequesis nos abre a este conocimiento de tantos modelos.

Como vemos, se suele hablar de ser multidisciplinar, la catequesis tiene relación con muchos otros aspectos, el conocimiento de la vida de los santos, la integración dentro de la Iglesia, la experiencia de los sacramentos y la oración, el estudio y la formación para dar razones de nuestra fe y como la primera predicación.

Punto 7.

Este punto dice así:

“La catequesis está unida íntimamente a toda la vida de la Iglesia, no sólo la extensión geográfica y el aumento numérico de la Iglesia sino también, y más aún, su crecimiento interior, su correspondencia con el designio de Dios depende esencialmente de ella”.

Lo que viene diciendo es que el crecimiento de la Iglesia ha de hacerse siempre de la mano de la catequesis, sería peligroso que la Iglesia crezca mucho numéricamente administrando sacramentos si paralelamente no tiene catequesis. No vale en las estrategias de guerra que ganes terreno, sino que has de tenerlo bien cuidado. En la vida de la Iglesia no vale que digamos “Tengo 10.000 bautizos más”, pero ¿Han sido bien catequizados o no?

No basta con un crecimiento meramente sociológico, sino que ha de vigilar la Iglesia la administración de los sacramentos sin la necesaria catequesis, nuestra meta no es tener más números, tampoco queremos ser lo contrario, los maximalistas, que para recibir el sacramento necesite unas exigencias humanas más allá de lo que el Señor nos pide para recibir su gracia, no es eso, pero existe el riesgo de que haya como una extensión del cuerpo de la Iglesia por los sacramentos sin estar acompasada suficientemente con una catequesis, para que eso haya sido asimilado e interiorizado. No únicamente esto, sino que también incluso los que han sido iniciados, los que han recibido los sacramentos de iniciación cristiana, Bautismo, Confirmación y Eucaristía, tal y como está este mundo secularizado, han de continuar la catequesis, nunca nos podemos dar por formados por que el influjo del mundo es muy grande, y estamos en una sociedad en la que se reciben influjos mundanos, uno es cuestionado, ha de dar respuestas…no estamos en un tiempo para decir “Yo ya terminé mi formación”, sino que hemos de estar en plena y continua formación.

Esto es lo que nos afirma el punto 7 que también hay un crecimiento interior dentro de nosotros y un mantenimiento y, no sólo mantenimiento, sino crecimiento interior gracias a la catequesis.

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