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Triple estado de la Iglesia
Podemos
distinguir tres estados en la Iglesia: la Iglesia militante, la triunfante y la
purgante, que comprende respectivamente los fieles de la tierra, del cielo y
del purgatorio.
La Iglesia
del cielo se llama triunfante, porque en ella ya se triunfa; la de la tierra,
militante, porque en ella aún se combate y la del purgatorio, purgante, porque
en ella purgan las almas las penas debidas por sus pecados.
Los
condenados no forman parte de la Iglesia, pues ni ésta tiene poder sobre ellos,
ni ellos pueden obtener el fin que la Iglesia se propone: la salvación.
Es de
fe que entre estas diferentes partes de la Iglesia hay una comunicación de
bienes, que se llama comunión de los santos.
Comunión aquí significa comunicación. Se llama de los santos, porque los miembros del cielo ya están en posesión de Dios, los del purgatorio están en camino seguro de esa posesión; y los de la tierra han sido santificados con el bautismo y son llamados a la santidad necesaria para llegar a ella.
Comunión aquí significa comunicación. Se llama de los santos, porque los miembros del cielo ya están en posesión de Dios, los del purgatorio están en camino seguro de esa posesión; y los de la tierra han sido santificados con el bautismo y son llamados a la santidad necesaria para llegar a ella.
Esta
comunicación de bienes puede verificarse, porque todos los fieles de los tres
estados de la Iglesia somos miembros de un mismo cuerpo Místico, cuya cabeza es
Cristo.
Los
miembros de un cuerpo son solidarios y se deben ayudar el uno al otro. Dice San
Pablo: "Así como tenemos varios miembros en un solo cuerpo, y todos los
miembros no tienen la misma función; así nosotros que somos muchos no formamos
sino un cuerpo en Cristo" (Rom. 12, 4 v 5). Y ponía personalmente en práctica
su doctrina cuando escribía a los Romanos: -Áyudadrne con nuestras oraciones
cerca de Dios" (Rom. 15, 30).
2
Comunicación de bienes en la Iglesia
Los
bienes que se comunican son: a) los méritos infinitos de
Cristo; b) los méritos superabundantes de María Santísima y de los santos;
c) el fruto de la Misa y de los sacramentos; d) las
oraciones y buenas obras de los fieles. Estos bienes se llaman el tesoro
espiritual de la Iglesia.
Los
méritos de María Santísima y de los santos se llaman superabundantes porque merecieron
más de lo que necesitaban para salvarse; y de esa superabundancia podemos
participar nosotros.
Es
posible que se nos comuniquen méritos ajenos, porque en toda obra buena hay dos
partes: una parte personal, que corresponde exclusivamente al que la hace; y
otra de que puede disponer en favor de los demás. Y ésta es la que se nos
aplica.
3 Modo como
se comunican
"Comunión
de los Santos. -¿Cómo te lo diría?- ¿Ves lo que son las transfusiones de sangre
para el cuerpo? Pues así viene a ser la comunión de los Santos para el alma-
Josemaría Escrivá de Balaguer, Camino, n. 544).
Esta
comunicación de bienes se hace de la siguiente manera:
lo. Entre
la Iglesia triunfante y la de la tierra, en cuanto los santos piden a Dios por
nosotros y nos alcanzan gracia y favores; y nosotros les damos culto y nos
encomendamos a su protección.
2o. Entre
nosotros y la Iglesia purgante, en cuanto nosotros ofrecemos sufragios y
limosnas por las benditas ánimas; y ellas se convierten en poderosos intercesores
nuestros al llegar al cielo.
3o. Entre
los mismos fieles de la tierra, en cuanto podemos ayudarnos unos a otros; y en
cuanto todos los fieles participan del fruto de la Misa, buenas obras y
oraciones de toda la Iglesia.
Por eso
aconseja el Apóstol Santiago: "Orad unos por otros, para que seáis salvos;
pues vale mucho la oración perseverante del justo" (5, 16).
4 Quiénes
participan de estos bienes
Participan
de ellos todos los que pertenecen a la Iglesia Católica.
lo. Los
que están en gracia participan abundantemente ya que la gracia es la que nos
hace miembros vivos del Cuerpo de Cristo.
Esta
participación se hace según las leyes de justicia y de la misericordia divina,
en una proporción que nos es desconocida.
Tratándose
de los fieles de la tierra, ordinariamente Dios ha de tener en cuenta su gracia
y su fervor; y respecto a las benditas ánimas,. los méritos que alcanzaron en
esta vida.
2o. Los
que están en pecado mortal pierden la mayor parte de estos bienes. Sin embargo,
por ser miembros del cuerpo de la Iglesia, participan de algo, especialmente en
cuanto reciben gracias para su conversión.
3o. Los
que no son miembros de la Iglesia, los infieles, herejes, apóstatas, cismáticos
y excomulgados no participan de dichos bienes.
"El
que deja de luchar causa un mal a la Iglesia, a su empresa sobrenatural, a sus
hermanos, a todas las almas.
-Examínate:
¿no puedes poner más vibración de amor a Dios, en tu pelea espiritual?
-Yo
rezo por ti... y por todos. Haz tú lo mismo" Josemaría Escrivá de Balaguer,
Forja, . 107).
Pbro. Dr. Pablo Arce
Gargollo
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