Reflexión de monseñor Héctor Aguer
Sobre la JMJ Río 2013
Arzobispo de La Plata
en el programa
"Claves para un Mundo Mejor"
3 de agosto de 2013
“Seguramente ustedes, queridos amigos televidentes, han seguido a través de los medios el desarrollo de la Jornada Mundial de la Juventud que se ha celebrado en Río de Janeiro. Y la habrán seguido también a través de “Claves”, que ha hecho su buena parte en esta difusión”.
“Acabo de leer
precisamente la repercusión en la prensa gráfica brasileña y por supuesto, he
seguido la Jornada desde aquí durante su desarrollo “en vivo”, podríamos decir,
a la distancia y quiero hacerles un breve comentario en tres puntos”.
“El primero:
ésta ha sido una gran celebración de la fe, una fiesta de la fe podríamos
decir. Cuando se reúnen muchos jóvenes el ambiente es necesariamente festivo,
pero aquí la motivación aún en las celebraciones litúrgicas, el fervor de la
oración, los momentos de silencio, las expresiones todas constituían una
manifestación de la alegría de la fe. Estimo que eso, en los corazones de los
jóvenes significa una marca muy profunda. Los pastores de la Iglesia, según lo
que hemos comentado con muchos sacerdotes en estos días, al respecto tenemos
grandes esperanzas. El impulso que el Papa ha dado a los muchachos y chicas que
han participado se va a multiplicar en aquellos que no pudieron ir, pero que
ahora recibirán su testimonio”.
“El segundo
punto se refiere al mensaje central del Papa Francisco. ¿Qué es lo que ha
querido el Papa? Ha querido mover a los chicos y chicas a una participación más
intensa, a un compromiso de vida y a un compromiso, sobre todo, misionero.
Cuando hablamos de misión pensamos en algo muy organizado, pero tenemos que
acostumbrarnos a algo que se viene viviendo en la Iglesia desde los orígenes:
La misión fundamental es el testimonio de vida de los cristianos. Se trata, por
tanto, de una misión ininterrumpida”.
“Imagínense
ustedes el efecto de tantos millones de chicos reunidos si cada uno de ellos
contagia esa alegría de la fe y la fortalece y la testimonia con su vida, con
su manera de pensar, con su manera de decir y, sobre todo, con su amor,
insertándose en las estructuras de la Iglesia y en los distintos ámbitos de la
sociedad de los cuales participan. ¡Esto para la Iglesia es una gran esperanza
pastoral!”
“Y el tercer
punto que quisiera remarcar es que allí se ha dado –me lo contaba uno de mis
Obispos Auxiliares que participó- una muestra clara e indiscutible de la
comunidad de la Iglesia, de la comunión de la Iglesia. Eso se veía en el amor
con que recibían a los obispos, a los sacerdotes, a las religiosas en las
calles de Río de Janeiro; el conjunto de esa participación eclesial tan
variada, presidida nada menos que por el Papa, es una imagen concreta de la
Iglesia, y podemos decir entonces, tanto para los pesimistas como para los
contradictores, que se ve que la Iglesia tiene futuro, que el Cristianismo
tiene futuro. Que así como se trasmiten de generación en generación tantas
cosas, algunas buenas y otras no tanto, se trasmite y se puede trasmitir
también la fe y el amor cristiano. Este pensamiento nos tiene que alentar a ir
acompañando luego, y continuamente, en la vida ordinaria, a los jóvenes que
participan en nuestras distintas comunidades”
“Estos grandes
acontecimientos pueden ocurrir cada tanto, pero implican una especie de
inyección de vitalidad, de entusiasmo, un aire nuevo en pulmones que tienen que
respirar plenamente para proclamar lo que el Papa ha querido proclamar delante
de los que fueron a Río: que Jesucristo es el Señor, que nos ama, que nos ha
salvado y que Él es el camino no sólo para nosotros sino para toda la
humanidad”.
“Por último:
el punto aglutinante de esta gran comunión eclesial que se manifestó de un modo
visible en Río de Janeiro ha sido, obviamente, el Papa Francisco. Pero él no
atrajo la atención sobre sí, para que descansara definitivamente sobre sí. Si
algo ha dicho y hecho el Papa Francisco ha sido remitir a esos jóvenes a Jesús;
esto vale también para nosotros”.
Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata
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