Entrada:
El domingo es el preanuncio incesante de la vida sin fin que
reanima la esperanza de los cristianos y los alienta en su camino. En la
perspectiva del último día, la celebración del domingo, día « primero » y a la
vez « octavo », proyecta al cristiano hacia la meta de la vida eterna. Nos
disponemos a celebrar la Santa Misa cantando…
Liturgia de la Palabra:
La Palabra de Dios nos invita a tener el espíritu
preparado para el encuentro definitivo con el Señor. Recibamos este anuncio con
el corazón abierto.
Oración de los fieles:
A cada intención respondemos: “Escúchanos Señor”
-Por el Santo Padre, y por todo el pueblo de Dios
para que experimente la cercanía espiritual de toda la Iglesia que no cesa de
orar por él y acompañándolo en su misión apostólica de confirmar en la fe a sus
hermanos. Oremos…
-Para que se acreciente la comunión entre los
Institutos Misioneros, los obispos y las Iglesias particulares, con un
constante diálogo animado por la caridad, fortaleciendo así la obra de la nueva
evangelización de los pueblos. Oremos…
-Por los enfermos y por quienes participan del misterio del dolor, para que lleven con
fortaleza y perseverancia la cruz que es capaz de salvar al mundo y
configurarnos con Cristo Paciente. Oremos.
-Por todos nosotros para que renovemos en
nuestro corazón la radicalidad de nuestra entrega a Cristo, único Fin Supremo
de toda vida humana, único camino de salvación. Oremos…
Ofrendas:
Junto con el pan y el vino, nos ofrecemos a nosotros mismos, para poder
participar del banquete de su Cuerpo y su Sangre.
Comunión:
Jesús el Buen Pastor
presente en la Eucaristía nos alimenta en la tierra, y nos conduce a la mesa
del cielo en la alegría de los santos. Cantamos…
Salida:
Dispuestos a permanecer
siempre en el amor de Dios, preparados para vivir ya desde ahora como
verdaderos moradores de los Cielos. Cantamos…
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