Tras la Cruzada de Liberación
Nacional y dada la trayectoria católica de Francisco Franco y su ejemplar
gobernación de nuestra Patria, el Sumo Pontífice de la Iglesia, Pío XII,
eligió, constituyó y nombró Caballero de la Milicia de Jesucristo al
Jefe del Estado Español, Generalísimo Franco, por su defensa de la fe
cristiana, concediéndole el 21 de diciembre de 1953 la orden de Suprema de
Cristo.
Dos meses después, el 25 de febrero
de 1954, y en la capilla del Palacio de Oriente, se celebró la solemne
ceremonia de la imposición a Su Excelencia, el Jefe del Estado y Generalísimo
de los Ejércitos, de la más alta condecoración de la Santa Sede: el Gran Collar
de la Orden Suprema de Cristo, que le había concedido el Santo Padre Pío XII.
Al lado del Evangelio había sido
colocado un gran dosel con dos reclinatorios de damasco, y entre el dosel y el
altar, un sitial destinado a los cardenales-arzobispos de Toledo, Santiago de
Compostela y Tarragona. Como invitados se encontraban allí el Gobierno
en pleno, el Consejo del Reino, todo el Cuerpo diplomático acreditado en
Madrid, presidido por su decano, el Nuncio Apostólico, monseñor Hildebrando
Antoniutti; el patriarca de las Indias Occidentales y obispo de Madrid-Alcalá;
el arzobispo de Sión; el obispo consiliario de la Acción Católica Española, y
los dos obispos auxiliares de la diócesis, todas las primeras autoridades
civiles y militares de Madrid, el deán de la Catedral, el decano del Tribunal
de la Rota y el abad del Venerable Cabildo de párrocos.
El Caudillo y su esposa fueron
recibidos en la puerta del templo por el patriarca de las Indias Occidentales,
doctor Eijo Garay, de quien, postrados de rodillas, recibieron el agua bendita
y un crucifijo, que fervorosamente besaron.
Mientras SS. EE., pasaban a
ocupar los tronos bajo el dosel y los cardenales-arzobispos sus respectivos
sitiales al lado del Evangelio, la «Schola Cantorum» del Seminario de Madrid
interpretó las antífonas «Da pacem Domine».
Desde el pulpito se procedió a la lectura,
en latín y en castellano, del texto de la bula de Pío XII por la que se
concedía la Orden Suprema de Cristo al Generalísimo Franco. El texto de
dicho documento es el siguiente:
“Pío Papa XII. — A nuestro amado hijo
Francisco Franco Bahamonde, Jefe del Estado Español. — Salud y bendición
Apostólica: Recordamos con cuanta solemnidad y concurrencia de
fieles celebrábase el año pasado en Barcelona el Congreso Eucarístico Internacional,
al que nos consta que las autoridades civiles prestaron entusiasmo y
colaboración.
Además, con motivo del reciente
Concordato celebrado entre esta Sede Apostólica y la Nación española, nos hemos
congratulado por la feliz terminación del mismo y por vuestra adhesión a la
cátedra de San Pedro, puesta muy de manifiesto en la elaboración de tan
importante acuerdo.
De este modo, las necesarias
relaciones que siempre existieron entre los Romanos Pontífices y la Nación
española, han sido confirmadas para fruto y utilidad comunes.
Sabemos que este es también vuestro
sentir y el del católico pueblo español a través de las cartas oficiosas que
nos habéis remitido y por las cuales os damos las más expresivas gracias.
Por estas y otras razones, queriendo
daros una muestra de nuestra benevolencia, por estas nuestras letras os
elegimos, constituimos y nombramos Caballero de la Milicia de Jesucristo y os
admitimos en nuestra Suprema Orden de los citados caballeros.
Y para que podáis recibir el hábito de dicha
Orden de manos de cualquier cardenal de la Santa Romana Iglesia, o bien de un
obispo católico en comunión con la Santa Sede, concedemos al por vos elegido
las oportunas facultades. Ante el cardenal de la Santa Romana Iglesia u obispo
por vos designado para recibir las insignias honoríficas, haréis la profesión
de fe en cuanto se contiene en la fórmula de admisión en la Orden de la Milicia
de Jesucristo, que mandamos se os envíe juntamente con el modelo de hábito,
cruz, insignias y collar de oro, concedidos por esta Sede Apostólica a dicha
Suprema Orden.
Inmediatamente que hayáis ejecutado
todo esto, os hacemos partícipe de todos los derechos y privilegios que en
cualquier tiempo y forma se hayan concedido a los demás caballeros de la
Milicia de Jesucristo, no obstante cualquier cosa en contrario. «Dado en Roma,
en San Pedro, bajo el anillo del Pescador, a veintiuno de diciembre de 1953,
decimoquinto de nuestro pontificado. —“
Pío Papa XII
Terminada la lectura del Breve
pontificio, se destacaron de los sitiales reservados al Gobierno los
ministros de Asuntos Exteriores y Justicia, señores Martín Artajo e
Iturmendi, respectivamente, que actuaron como testigos de la ceremonia, y en
compañía de los cuales el Jefe del Estado se dirigió hacia el altar mayor,
donde en un reclinatorio situado ante el cardenal-arzobispo de Toledo, doctor
Pla y Deniel, se hincó de rodillas para pronunciar con tono firme y conmovido
las palabras de la profesión de la fe. Puesto en pie, el cardenal primado
y auxiliado por el maestro de ceremonias, don José María Bulart, procedió a
imponer al Caudillo los atributos de la Suprema Orden de Cristo Pusieron fin a
la solemne ceremonia las imponentes estrofas del «Te Deum Laudamus» en acción
gracias, cuyo cántico fue iniciado por el cardenal-arzobispo de Toledo,
revestido de pontifical, y continuado por las voces de la «ScholaCantorum» del
Seminario madrileño.
La Suprema Orden de Cristo tiene
mucho más rango que otras valiosas órdenes vaticanas, como son la de la
Espuela de Oro y la Piana, reservada habitualmente a jefes de Estado,
ministros de Gobierno y embajadores.
Muy pocos jefes de Estado son condecorados
La inclusión del Caudillo de España en
la estrictísima Milicia de Nuestro Señor Jesucristo rebasó el significado
exclusivamente protocolario para situarse en el plano más elevado de una
especial demostración de afecta del Pontífice, Pío XII, hacia el Caudillo y a
la nación española, ya que la honra que la Santa Sede hace a Franco
revirtió, en cierto modo, a toda la población de nuestra Patria, que
tanto se ha distinguido en su gloriosa historia en la propagación y
custodia de las verdades de la Fe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario