Domingo después del Corpus
LOS PECADOS VENIALES
NO IMPIDEN EL EFECTO DE ESTE SACRAMENTO
I. San Agustín,
comentando las palabras de Juan 5, 50-52: Si uno come de este pan, etc., dice:
Comed espiritualmente el pan celeste, aportad inocencia al altar, que vuestros
pecados, aunque sean cotidianos, no sean mortíferos. De donde se deduce que los
pecados cotidianos, que se llaman pecados veniales, no impiden el alimento
espiritual. Pero los que se alimentan espiritualmente reciben el efecto de este
sacramento. Luego los pecados veniales no impiden el efecto de este sacramento.
II. Este sacramento
no posee menos virtud que el bautismo. Pero el efecto del bautismo solamente es
impedido por la ficción, en cuya categoría no están los pecados veniales,
porque, como se dice en Sabiduría 1, 5: El Espíritu Santo, que nos educa, huye
de la doblez, el cual, sin embargo, no huye con los pecados veniales. Luego
tampoco los pecados veniales impiden el efecto de este sacramento.
III. Lo que queda
eliminado por la acción de una causa, no puede impedir el efecto de esa causa.
Pero los pecados veniales quedan eliminados por la acción de este sacramento.
Luego no impiden su efecto.
Los pecados veniales
pueden ser considerados de dos maneras: una, como pasados; otra, como
actualmente cometidos. Bajo el primer punto de vista, los pecados veniales no
impiden de ningún modo el efecto de este sacramento. Puede suceder, en efecto,
que uno, después de cometer muchos pecados veniales, se acerque devotamente a
este sacramento, y consiga el efecto de este sacramento plenamente.
Bajo el segundo
punto de vista, los pecados veniales no impiden totalmente el efecto de este
sacramento, sino sólo en parte. Ya se dijo, en efecto, que el efecto de este
sacramento no es solamente la consecución habitual de la gracia y de la
caridad, sino también un cierto sustento actual de dulzura espiritual. Un
sustento que queda impedido cuando alguien se acerca a este sacramento con la
mente entretenida en pecados veniales. Pero no impide el aumento de la gracia
habitual o de la caridad.
Aquél que se acerca
a este sacramento con el acto de pecado venial, come espiritualmente de una
manera habitual (el pan celestial), mas no de un modo actual, y por tanto,
percibe el efecto habitual de este sacramento, pero no el actual.
Es cierto que los
pecados veniales no impiden el efecto del Bautismo, pero no debe hablarse
idénticamente de la Eucaristía y del Bautismo. Pues el Bautismo no se ordena
del mismo modo al efecto actual, esto es, al fervor de la caridad, como este
sacramento; porque el Bautismo es la regeneración espiritual por la que se
adquiere la primera perfección, que es el hábito o la forma; mas este
sacramento es la manducación espiritual que tiene delectación actual.
(3ª, q. LXXIX, a.
8.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario