SAN JUAN PABLO II
ÁNGELUS
Domingo 9 de junio de 1985
Domingo 9 de junio de 1985
6 -Corazón de Jesús, Templo Santo de Dios
1. A la hora de la común oración
del Angelus, nos dirigimos, juntamente con María - por medio de su Corazón
Inmaculado - al Corazón Divino de su Hijo.
¡Corazón de Jesús - Templo santo de Dios!
¡Corazón de Jesús - Tabernáculo del Altísimo!
¡Corazón de Jesús - Templo santo de Dios!
¡Corazón de Jesús - Tabernáculo del Altísimo!
Corazón de un Hombre semejante a tantos
otros corazones humanos y, a la vez, Corazón de Dios-Hijo. Por tanto, sí
es verdad que cada uno de los hombres 'habita"- de algún modo, en su
corazón, entonces, en el Corazón del Hombre de Nazaret, de Jesucristo, habita
Dios. Es "templo de Dios" por ser Corazón de este hombre.
2. Dios-Hijo está unido con el Padre,
como Verbo Eterno. "Dios de Dios, Luz de Luz... engendrado no
creado". El Hijo está unido con el Padre en el Espíritu Santo, que es el
"soplo" del Padre y del Hijo y es, en la Divina
Trinidad, la Persona-Amor. El Corazón del Hombre Jesucristo es, pues,
en el sentido trinitario, "Templo de Dios": es el templo interior del
Hijo que está unido con el Padre en el Espíritu Santo mediante la unidad de la
Divinidad. ¡Qué inescrutable permanece el misterio de este Corazón, que es
"Templo de Dios" y "Tabernáculo del Altísimo".
3. Al mismo tiempo, es la verdadera
"morada de Dios con los hombres" (Ap 21,3), porque el Corazón de
Jesús, en su templo interior abrazo a todos los hombres. Todos habitan allí,
abrazados por el eterno amor. A todos pueden dirigirse - en el Corazón de Jesús
- las palabras del Profeta:
"Con amor eterno te amé, por eso
prolongué mi misericordia" (Jer 31,3).
4. Que esta fuerza del eterno amor que
está en el Corazón Divino de Jesús, se comunique hoy de modo particular a los
jóvenes que reciben la confirmación. En ellos debe habitar de modo
particular el Espíritu Santo. Que se conviertan, pues, también sus corazones a
semejanza de Cristo - en "templo santo de Dios" y "tabernáculo
del Altísimo". Con frecuencia he oído cantar a los jóvenes:
"¿Vosotros sabéis que sois un templo?" Sí, somos templo de Dios y el
Espíritu Santo habita en nosotros, según las palabras de San Pablo (cf. 1 Cor
3,16).
5. Por medio del Corazón Inmaculado de
María permanezcamos en la Alianza con el Corazón de Jesús que es "Templo
de Dios" el más espléndido "Tabernáculo del Altísimo", el más
perfecto.
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