«CREO EN LA VIDA ETERNA»
207. ¿Qué es la vida eterna?
La vida eterna es la que comienza inmediatamente después de la
muerte. Esta vida no tendrá fin; será precedida para cada uno por un juicio
particular por parte de Cristo, juez de vivos y muertos, y será ratificada en
el juicio final.
208. ¿Qué es el juicio particular?
Es el juicio de retribución inmediata, que, en el momento de la
muerte, cada uno recibe de Dios en su alma inmortal, en relación con su fe y
sus obras. Esta retribución consiste en el acceso a la felicidad del cielo,
inmediatamente o después de una adecuada purificación, o bien de la condenación
eterna al infierno.
209. ¿Qué se entiende por cielo?
Por cielo se entiende el estado de felicidad suprema y definitiva.
Todos aquellos que mueren en gracia de Dios y no tienen necesidad de posterior
purificación, son reunidos en torno a Jesús, a María, a los ángeles y a los
santos, formando así la Iglesia del cielo, donde ven a Dios «cara a cara» (1
Co 13, 12), viven en comunión de amor con la Santísima Trinidad e
interceden por nosotros.
«La vida subsistente y verdadera es el Padre que, por el Hijo y en
el Espíritu Santo, derrama sobre todos sin excepción los dones celestiales.
Gracias a su misericordia, nosotros también, hombres, hemos recibido la promesa
indefectible de la vida eterna» (San Cirilo de Jerusalén).
210 ¿Qué es el purgatorio?
El purgatorio es el estado de los que mueren en amistad con Dios
pero, aunque están seguros de su salvación eterna, necesitan aún de
purificación para entrar en la eterna bienaventuranza.
211. ¿Cómo podemos ayudar en la purificación de las almas del
purgatorio?
En virtud de la comunión de los santos, los fieles que peregrinan
aún en la tierra pueden ayudar a las almas del purgatorio ofreciendo por ellas
oraciones de sufragio, en particular el sacrificio de la Eucaristía, pero
también limosnas, indulgencias y obras de penitencia.
212. ¿En qué consiste el infierno?
Consiste en la condenación eterna de todos aquellos que mueren, por
libre elección, en pecado mortal. La pena principal del infierno consiste en la
separación eterna de Dios, en quien únicamente encuentra el hombre la vida y la
felicidad para las que ha sido creado y a las que aspira. Cristo mismo expresa
esta realidad con las palabras «Alejaos de mí, malditos al fuego eterno» (Mt 25,
41).
213. ¿Cómo se concilia la existencia del infierno con la infinita
bondad de Dios?
Dios quiere que «todos lleguen a la conversión» (2 P 3,
9), pero, habiendo creado al hombre libre y responsable, respeta sus
decisiones. Por tanto, es el hombre mismo quien, con plena autonomía, se
excluye voluntariamente de la comunión con Dios si, en el momento de la propia
muerte, persiste en el pecado mortal, rechazando el amor misericordioso de
Dios.
214. ¿En qué consistirá el juicio final?
El juicio final (universal) consistirá en la sentencia de vida
bienaventurada o de condena eterna que el Señor Jesús, retornando como juez de
vivos y muertos, emitirá respecto «de los justos y de los pecadores» (Hch 24,
15), reunidos todos juntos delante de sí. Tras del juicio final, el cuerpo
resucitado participará de la retribución que el alma ha recibido en el juicio
particular.
215. ¿Cuándo tendrá lugar este juicio?
El juicio final sucederá al fin del mundo, del que sólo Dios conoce
el día y la hora.
216. ¿Qué es la esperanza de los cielos nuevos y de la tierra
nueva?
Después del juicio final, el universo entero, liberado de la
esclavitud de la corrupción, participará de la gloria de Cristo, inaugurando
«los nuevos cielos y la tierra nueva» (2 P 3, 13). Así se alcanzará
la plenitud del Reino de Dios, es decir, la realización definitiva del designio
salvífico de Dios de «hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza, lo que está en
los cielos y lo que está en la tierra» (Ef 1, 10). Dios será
entonces «todo en todos» (1 Co 15, 28), en la vida eterna.
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