"Díjoles Jesús: en verdad os digo que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre no tendréis vida en vosotros. Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna en sí mismo" (Jn VI, 53-54)
Cuando tratemos de cosas espirituales, cuidemos de que nada haya en nuestras almas de terreno y secular; sino que dejadas a un lado y rechazadas todas esas cosas, total e íntegramente nos entreguemos a la divina palabra. Si cuando el rey llega a una ciudad se evita todo tumulto, mucho más debemos escuchar con plena quietud y grande temor cuando nos habla el Espíritu Santo. Porque son escalofriantes las palabras que hoy se nos han leído. Escúchalas de nuevo: en verdad os digo que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre no tendréis vida en vosotros. Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna en sí mismo.
Puesto que le habían dicho: eso es imposible, El declara ser esto no solamente posible, sino sumamente necesario. Por lo cual continúa; El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré al final de los tiempos. Había Él dicho: Si alguno come de este pan no morirá para siempre; y es verosímil que ellos tomaran a mal, como cuando anteriormente dijeron: Nuestro Padre Abraham murió y los profetas también murieron; entonces ¿cómo dices tú: no gustará de la muerte? Por tal motivo ahora, como solución a la pregunta, pone la resurrección; y declara que ese tal no morirá para siempre.
Con frecuencia habla Cristo de los misterios, demostrando cuán necesarios son y que en absoluto conviene celebrarlos. Dice: Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. ¿Qué significa esto? Quiere decir o bien que es verdadero alimento que conserva la vida del alma; o bien quiere hacer creíbles su palabras y que no vayan a pensar que los dijo por simple enigma o parábola, sino que entiendan que realmente es del todo necesario comer su cuerpo.
Continúa luego: Quien come mi carne permanece en Mí, para dar a entender que íntimamente se mezcla con Él. Lo que sigue, en cambio, no parece consonar con lo anterior, si no ponemos atención. Porque dirá alguno: ¿qué enlace lógico hay entre haber dicho. Quien come mi carne permanece en Mí, y a continuación añadir: como me envó el Padre que vive, así Yo vivo por el Padre? Pues bien, lo cierto es que tienen muy estrecho enlace ambas frases. Puesto que con frecuencia había mencionado la vida eterna, para confirmar lo dicho añade: En Mí permanece. Pues si en Mi permanece y Yo vivo, es manifiesto que también él vivirá. Luego prosigue: Así como me envió el Padre que vive. Hay aquí una comparación y semejanza; y es como si dijera: vivo Yo como vive el Padre. Y para que no por eso lo creyeras Ingénito, continúa al punto: así Yo vivo por el Padre, no porque necesite de alguna operación para vivir, puesto que ya anteriormente suprimió esa sospecha, cuando dijo: Así como el Padre tiene vida en Sí mismo, así dio al Hijo tener vida en Sí mismo. Si necesitara de alguna operación, se seguiría o que el Padre no le dio vida, lo que es falso; o que, si de la dio, en adelante la tendría sin necesidad de que otro le ayudara para eso.
¿Qué significa; Por el Padre? solamente indica la causa. Y lo que quiere decir es esto: Así como mi Padre vive, así también Yo vivo. Y el que me come también ibirá por Mi. no habla aquí de una vida cualquiera, sino de una vida esclarecida. Y que no hable aquí de la vida simplemente, sino de otra gloriosa e inefable, es manifiesto por el hecho de que todos los infieles y los no iniciados viven, a pesar de no haber comido su carne. ¿Ves cómo no se trata de esta vida, sino de aquella otra? De modo que lo que dice es lo siguiente: Quien come mi carne, aunque muera no perecerá ni será castigado. Más aún, ni siquiera habla de la resurrección común y ordinaria, puesto que todos resucitarán; sino de una resurrección excelentísima y gloriosa, a la cual surgirá la recompensa.
Este es el pan bajado del cielo. No como el que comieron vuestros padres, el maná, y murieron. Quien come de este pan vivirá para siempre. Frecuentemente repite esto mismo para elevarlo hondamente en el pensamiento de los oyentes (ya que era esta la última enseñanza acerca de estas cosas); y también para confirmar de su doctrina acerca de la resurrección y acerca de la vida eterna. Por esto añadió lo de la resurrección, tanto con decir: Tendrán vida eterna, como dando a entender que esa vida no es la presente, sino la que seguirá a la resurrección.
Preguntarás: ¿cómo se comprueba esto? Por las Escrituras, pues a ellas los remite continuamente para que aprendan. Y cuando dice; Que da vida al mundo, excita la emulación a fin de que otros, viendo a los que disfrutan don tan alto, no permanezcan extraños. También recuerda con frecuencia el maná, tanto para mostrar para diferencia con este otro pan, como para más excitarlos a la fe. Puesto que si pudo Dios, sin siega y sin trigo y demás aparato de los labradores, alimentarlos durante cuarenta años, mucho más los alimentará ahora que ha venido a ejecutar hazañas más altas y excelentes. Por lo demás, si aquellas eran figuras, y sin trabajos y sudores recogían el alimento los israelitas, mucho mejor será ahora, habiendo tan grande diferencia y no existiendo una muerte verdadera y gozando nosotros de una verdadera vida.
Y muy propósito con frecuencia hace también mención de la vida, puesto que ésta es lo que más anhelan los hombres y nada les es tan dulce como el no morir. En el Antiguo Testamento se prometía una larga existencia, pero ahora se nos promete no una existencia larga, sino una vida sin acabamiento. Quiere también declarar que el castigo que introdujo el pecado queda abolido y revocada la sentencia de muerte, puesto que pone ahora él e introduce una vida no cualquiera sino eterna, contra lo que allá al principio había decretado.
Esto lo dijo enseñando en la sinagoga de Cafarnaúm; ciudad en la había obrado muchos milagros; y en la que por lo mismo convenía que se le escuchara y creyera. Preguntarás: ¿por qué enseñaba en la sinagoga y en el templo? Tanto para atraer a la multitud, como para demostrar que no era contrario al Padre. Pero muchos de los discípulos que lo oyeron decían: este lenguaje resulta intolerable. ¿Qué significa intolerable? Es decir áspero, trabajoso sobremanera, penoso. Pero a la verdad, no decía Jesús nada que tal fuera. Porque no trataba entonces del modo de vivir correctamente, sino acerca de los dogmas, insistiendo en que se debía tener fe en Cristo.
Entonces ¿por qué es lenguaje intolerable? ¿Porque promete la vida y la resurrección? ¿Porque afirma haber venido él del Cielo? ¿Acaso porque dice que nadie puede salvarse si no come su carne? Pero pregunto yo: ¿son intolerables estas cosas? ¿Quién se atreverá a decirlo? Entonces ¿qué es lo que significa intolerable? Quiere decir difícil de entender, que supera la rudeza de los oyentes, que es altamente aterrador. Porque pensaban ellos que Jesús decía cosas que superaban su dignidad y que estaban por encima de su naturaleza. Por esto decían, ¿Quién podrá soportarlo? Quizá lo decían en forma de excusa, puesto que lo iban a abandonar.
(SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homilías, Vol. IV. Ed. Tradición, S. A., México, 1981)
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