Lunes de la 31ª semana
LAS BUENAS ACCIONES
Si sobre este
fundamento uno edifica oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja, su
obra quedará de manifiesto (1 Cor 3, 12, 13).
1. Las acciones con
las cuales el hombre estriba en las cosas espirituales y divinas, se comparan
al oro, a la plata y a la piedra preciosa, que son sólidos, brillantes y
preciosos; así, por el oro se simboliza aquello por lo cual el hombre tiende al
mismo Dios por la contemplación y el amor: Yo le aconsejo que compres de mí oro
afinado en fuego (Apoc 18), esto es, la sabiduría con la caridad. Por la plata
se significan los actos por los que el hombre se adhiere, creyendo, amando y
contemplando las cosas espirituales. Por lo cual, según la Glosa, la plata
simboliza el amor del prójimo. Las piedras preciosas designan las acciones de
las diversas virtudes con que es adornada cl alma humana.
Pero las acciones humanas con que el hombre procura conseguir las cosas corporales se comparan a la paja, porque son viles, pues brillan y se queman fácilmente. Difieren, sin embargo, entre sí en que unas son más firmes, y otras se consumen más fácilmente. Los mismos hombres, entre las criaturas carnales, son más dignos y se conservan por sucesión; por eso se comparan a la madera. La carne del hombre, sin embargo, se corrompe más fácilmente por la enfermedad y la muerte; de ahí que se compare al heno. Las cosas que corresponden a la gloria, pasan muy fácilmente, por lo cual se comparan a la paja.
Así, pues, edificar
con oro, plata y piedras preciosas es edificar, sobre el fundamento de la fe,
lo que pertenece a la contemplación de la sabiduría de lo divino, al amor de
Dios, a la devoción de los santos, al socorro del prójimo, al ejercicio de las
virtudes. Edificar con madera, heno y paja es construir las cosas que
corresponden a la disposición de las cosas humanas, al cuidado de la carne y a
la gloria exterior.
II. De tres maneras
suele el hombre aplicarse a las cosas corporales.
1ª) Haciendo de ellas
su fin; y como esto es pecado mortal, con ello el hombre no edifica, sino que,
destruyendo el cimiento, coloca otro. Porque el fin es cimiento en las cosas
apetecibles.
2ª) Uno pretende usar
de las cosas, ordenándolas totalmente a la gloria de Dios, y esto no será
edificar con madera, heno y paja; sino con oro, plata y piedras preciosas.
3ª) Otro, aunque no
pone el fin en estas cosas ni quiere obrar por ellas en contra de Dios, las
desea, sin embargo, más de lo debido, de modo que se retrasa en las cosas de
Dios, y esto es pecar venialmente. Esto es propiamente edificar con madera,
heno, paja, porque las acciones que se hacen con miras temporales llevan
consigo al pecado venial, por el afecto excesivo hacia ellas; y ese afecto, en
la medida en que sea más o menos apegado a ellas, se compara a la madera, al
heno y a la paja.
(In I Cor., 3)
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