lunes, 2 de noviembre de 2020

Meditaciones del tiempo ordinario con textos de Santo Tomás de Aquino 215

 

Lunes de la 31ª semana

LAS BUENAS ACCIONES

Si sobre este fundamento uno edifica oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja, su obra quedará de manifiesto (1 Cor 3, 12, 13).

 

1. Las acciones con las cuales el hombre estriba en las cosas espirituales y divinas, se comparan al oro, a la plata y a la piedra preciosa, que son sólidos, brillantes y preciosos; así, por el oro se simboliza aquello por lo cual el hombre tiende al mismo Dios por la contemplación y el amor: Yo le aconsejo que compres de mí oro afinado en fuego (Apoc 18), esto es, la sabiduría con la caridad. Por la plata se significan los actos por los que el hombre se adhiere, creyendo, amando y contemplando las cosas espirituales. Por lo cual, según la Glosa, la plata simboliza el amor del prójimo. Las piedras preciosas designan las acciones de las diversas virtudes con que es adornada cl alma humana.

 

Pero las acciones humanas con que el hombre procura conseguir las cosas corporales se comparan a la paja, porque son viles, pues brillan y se queman fácilmente. Difieren, sin embargo, entre sí en que unas son más firmes, y otras se consumen más fácilmente. Los mismos hombres, entre las criaturas carnales, son más dignos y se conservan por sucesión; por eso se comparan a la madera. La carne del hombre, sin embargo, se corrompe más fácilmente por la enfermedad y la muerte; de ahí que se compare al heno. Las cosas que corresponden a la gloria, pasan muy fácilmente, por lo cual se comparan a la paja.

 

Así, pues, edificar con oro, plata y piedras preciosas es edificar, sobre el fundamento de la fe, lo que pertenece a la contemplación de la sabiduría de lo divino, al amor de Dios, a la devoción de los santos, al socorro del prójimo, al ejercicio de las virtudes. Edificar con madera, heno y paja es construir las cosas que corresponden a la disposición de las cosas humanas, al cuidado de la carne y a la gloria exterior.

 

II. De tres maneras suele el hombre aplicarse a las cosas corporales.

 

1ª) Haciendo de ellas su fin; y como esto es pecado mortal, con ello el hombre no edifica, sino que, destruyendo el cimiento, coloca otro. Porque el fin es cimiento en las cosas apetecibles.

 

2ª) Uno pretende usar de las cosas, ordenándolas totalmente a la gloria de Dios, y esto no será edificar con madera, heno y paja; sino con oro, plata y piedras preciosas.

 

3ª) Otro, aunque no pone el fin en estas cosas ni quiere obrar por ellas en contra de Dios, las desea, sin embargo, más de lo debido, de modo que se retrasa en las cosas de Dios, y esto es pecar venialmente. Esto es propiamente edificar con madera, heno, paja, porque las acciones que se hacen con miras temporales llevan consigo al pecado venial, por el afecto excesivo hacia ellas; y ese afecto, en la medida en que sea más o menos apegado a ellas, se compara a la madera, al heno y a la paja.

(In I Cor., 3)

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