miércoles, 27 de noviembre de 2019

Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa: himnos litúrgicos


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La Congregación de la Misión fundada por San Vicente de Paul celebra cada 27 de noviembre la "fiesta" de la Virgen Inmaculada de la sagrada Medalla Milagrosa. Los siguientes son los himnos propios de la Liturgia de las Horas:

Oficio de lectura

Ave, luz mañanera,
puerta santa del cielo,
tú eres de Dios la aurora,
oh, Virgen, Madre del Verbo.

Ave, llena de gracia,
entre todas, la bendita.
Tú cambias el nombre de Eva,
pues eres Madre de Vida.

Ave, Madre piadosa,
nuestra dulce abogada.
Alumbra las mentes ciegas,
concédenos toda gracia.

Ave, Virgen gloriosa,
casta flor inviolada.
Consérvanos siempre puros,
sé fortaleza del alma.

Ave, Madre clemente,
ave, Reina del cielo.
Otórganos ver a Cristo,
cantar en pos del Cordero.

Ave, Madre divina;
ave templo sagrado.
Acepte por ti los ruegos
Aquel que vino a salvarnos.

Gloria a Dios Trino y Uno.
Gloria al Padre y al Hijo
y al Dios que procede de Ambos,
honor por todos los siglos.


Laudes


Salve, Madre del Señor,
nuestro universal amparo;
limpia las almas manchadas,
sola tú, la sin pecado.

Al que lleva tu Medalla
con tu suave luz ilustra;
contra el malo sea escudo
y esfuerzo del alma en sus luchas.

Sea al que llora consuelo,
sea salud al doliente,
y prenda de eterna gloria
en la hora de la muerte.

Jesús, que al morir nos diste
tu propia Madre a los siervos,
por su súplica, a los hijos
danos los gozos del cielo.


O bien

Mírame Madre querida.
¡Milagrosa, Inmaculada!,
con la luz de tu mirada,
¡Milagrosa!, envuélveme.
con la luz de tu mirada,
¡Milagrosa!, envuélveme.

Mírame Madre querida,
con esos ojos tan bellos.
¡Ay! Si no me miran ellos,
¿cómo consolarme yo? (bis)

No sé que tienen tus ojos,
¡Oh, Madre del alma mía!
que al mirarlos cada día
siento arder mi corazón,
que al mirarlos cada día
siento arder mi corazón.

En la noche de la vida,
Milagrosa, dos luceros
son tus ojos, ¡ay, qué bellos!
¡Milagrosa! mírame. (bis)


Vísperas

Salve Madre; en la tierra de tus amores,
te saludan los cantos que alza el amor.
Reina de nuestras almas, flor de las flores,
muestra aquí de tu gloria los resplandores,
que en el cielo tan sólo te aman mejor.

Virgen santa, Virgen pura,
vida, esperanza y dulzura
del alma que en ti confía;
Madre de Dios, Madre mía,
mientras mi vida alentare
todo mi amor para ti;
más si mi amor te olvidare…
Madre mía, Madre mía,
aunque mi amor te olvidare,
tú no te olvides de mí.

Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.


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