domingo, 30 de abril de 2017

Apostolados menudos VI (el apostolado del número uno) - San Manuel González García

V. EJEMPLOS DE APOSTOLADOS MENUDOS


1. El apostolado del número uno




                      Cuando fueres invitado a unas bodas no te sientes en primer lugar...(Lc 14,8)


          Raro el nombre, ¿verdad? ¿Algo norteamericano? Es, sin embargo, un apostolado tan católico como útil para los que lo reciben y difícil para los que lo practican.
          Y allá va la solución de eso que más que otra cosa parece una charada.
   El número uno, que es el más chico de todos los números, tiene la ventaja de ser el más deseado de todos ellos.
          ¿Qué desea, si no, el estudiante en su clase, el obrero en su taller, el amigo entre los suyos, el elegante entre los que aspiran a serlo, la vestida a la moda y pretendiente a llamar la atención y todos los hombres y todas las mujeres con sus dineros, ciencias, habilidades, posiciones, distinciones y prendas naturales y adquiridas?
          ¡Ser el número uno!
          ¿Y qué es lo que a todos nos cuesta más trabajo?
          ¡Dejar de serlo!
          ¡Y que tenemos poco metido en el tuétano de nuestro ser y de nuestra vida el dichoso numerito!    Y, aunque sólo los locos podrán presumir de ser el uno en todo, todos más o menos, nos halagamos con llevar en propiedad algunos unos, aunque sean modestos.
          Días pasados me decía un pobre basurero con aire de emperador: «Mire usted, señor mío; usted sabrá muchas cosas y será usted lo que usted quiera, y yo en todo eso seré un cero a la izquierda; pero en cuestión de basuras y desperdicios, soy el número uno en toa esta tierra...».
          Y aquí asoma ya mi apostolado en cuestión:
           Puesto que a todos halaga tanto el ambicionado uno, ¿no haríamos una obra de muy fina caridad para con el prójimo y de muy generosa abnegación para nosotros, cediendo todos los unos de que podamos disponer, sin faltar a nuestro deber, en favor de los que nos rodean o tratan?


Casos corrientes

sábado, 29 de abril de 2017

No caer en el falso misticismo de la acción - Beato Pablo VI

CARTA DEL DEL SANTO 
PADRE PABLO VI,
FIRMADA POR EL CARDENAL 
SECRETARIO DE ESTADO,
AL ENCUENTRO DE LOS CONSILIARIOS
DE ACCIÓN CATÓLICA PORTUGUESA

Excelentísimo y reverendísimo señor [1]:
He de comunicar a vuestra excelencia reverendísima que el Santo Padre acogió con la mayor satisfacción la noticia del “Encuentro” que, del 26 al 29 de julio próximo, van a realizar los consiliarios de Acción Católica portuguesa a los pies de Nuestra Señora, en el Santuario de Fátima. Este encuentro ofrece la oportunidad para transmitir a todos los participantes los cordiales saludos y una palabra de estímulo y de orientación del Augusto Pontífice, de quien me hago humilde intérprete.
Los temas que van a ser estudiados: “La naturaleza, necesidad y actualidad de la Acción Católica”, “La espiritualidad del seglar de Acción Católica”, “Misión del consiliario eclesiástico en la formación espiritual y apostólica de los afiliados”, etc. —de tan relevante importancia para el incremento y fecundidad de este movimiento, ya encuadrado en la vida constitucional de la Iglesia, y por ella tan insistentemente propuesto y encarecido—, demuestran cómo la Iglesia en Portugal pone en la Acción Católica gran esperanza y pretende, con empeño, infundirle mayor vitalidad y nuevas energías.
A este propósito, es oportuno recordar las palabras que Su Santidad dirigió a los delegados de los obispos de la Acción Católica italiana sobre la posición de la Acción Católica en la Iglesia: “Diremos ahora lo que ninguno, así lo pensamos, habrá puesto en duda: Nos deseamos que la Acción Católica viva y se mantenga conforme fue delineada por la autoridad y sabiduría de nuestros venerables predecesores en estos últimos decenios. Ella pertenece ahora a la constitución de la Iglesia. Varias son sus formas, según los diversos países; varias sus tradiciones; varias sus exigencias; varios sus frutos; pero su definición de colaboración de los seglares en el apostolado jerárquico de la Iglesia... permanece como deber de quien tiene la responsabilidad de promover la cura pastoral y la educación de los seglares para la actividad apostólica de la Iglesia. Permanece, sobre todo, como vocación ofrecida a los mismos seglares de pasar de la concepción inerte y pasiva de la vida cristiana a la concepción consciente y activa de la misma; del estado de cristianos, más de nombre que de hecho, extraños a la comprensión y a la participación de los problemas de la Iglesia, al estado de fieles convencidos de poder y deber también ellos compartir su plenitud comunitaria, su responsabilidad operativa, su doloroso y glorioso testimonio, su caridad misionera” (L'Osservatore Romano del 27 de julio de 1963).

Apostolados menudos V (una dificultad para el apostolado) - San Manuel González García

IV. UNA DIFICULTAD PARA EL APOSTOLADO


La escasez del dinero y artes para remediarla


          Como los ociosos operarios de la parábola evangélica excusaban su ociosidad con la razón de que nadie lOs conducía o llamaba a trabajar, harto frecuentemente oímos cohonestar muchas ociosidades y no pocos brazos caídos con esta palabra, que suele decirse con aire de razón definitiva.
          Sin dinero y sin las influencias y auxilios que el dinero da ¿qué vamos a hacer?    Ésa es la pregunta que intentaré responder en este capítulo.


La incuestionable escasez de dinero para muchas obras buenas


          Es cierto de toda certeza:
          1º Que hace falta dinero para las obras de que hablamos, ¡claro que sí! Un catecismo y una escuela necesitan dinero; un centro, una biblioteca, un círculo de estudios, una mutualidad, una propaganda cualquiera necesitan casa, luz, muebles, dependientes, libros, materiales; es decir, necesitan dinero, y de ordinario, mientras con más dinero cuenten, más bien podrán hacer.
          2º Que el dinero católico escasea, y mucho, en determinados sitios y para determinadas obras.    Dice un amigo que uno de los trabajos a que preferentemente deben dedicarse hoy los cristianos es a bautizar un sinnúmero de pesetas que andan por ahí, y aun en cajas de católicos más moras que el mismísimo Sultán de Marruecos.
           Sí, ahora que estamos en la época del laicismo, hay que tener en cuenta que la mayor parte del dinero que circula por el mundo es laico.
          Sin que podamos decir, porque sería una gran mentira y una gran injusticia, que se han secado los cauces de la generosidad cristiana, bien puede asegurarse que en determinadas circunstancias y para determinadas obras sufren interrupciones o mermas bastante lamentables.
          Es un hecho, desgraciadamente muy cierto, que en no pocas obras católicas se padecen hambre y sed de muchas cosas por falta de dinero.


No todo se hace con dinero


Pero con ser todo eso tan cierto, todavía me atrevo a asegurar que en lo de la dificultad del dinero, hay un poco, mejor digo, hay un mucho de bu con que se amedranta a los niños.    Y si no, vamos a cuentas.

¿Qué es el dinero? Dejándonos de definiciones, que no son del caso, y circunscribiéndonos al aspecto, bajo el cual lo consideramos aquí, el dinero no es más que uno de los elementos de la acción católica o de la propaganda, y no el principal.
          Elementos de esas obras son la gracia de Dios, en primer término, el amor de Dios y del prójimo, la iniciativa propia, la buena voluntad, el talento organizador, el estudio, la constancia, la palabra hablada o escrita, la simpatía, la laboriosidad, etc., todos los cuales pueden, en absoluto, obtenerse y ejercitarse sin dinero; al paso que éste no puede hacer nada sin todos ellos y muy poco faltando alguno solamente.


La obsesión del dinero


Y ocurre este singular fenómeno cuando se trata de fundar o emprender una obra buena.    Se piensa en el local, en el exorno del mismo, en lo que pudiéramos llamar mecanismo exterior de la obra, y no se piensa o se piensa menos en contar con Dios, para cuya gloria debe hacerse aquella obra y con el hombre que hay que poner al frente de aquélla y en la aptitud de éste o de los que la inician y en los medios más conducentes para que la obra conserve su espíritu y se prevenga contra los peligros de la inconstancia, la moda, la disipación o desnaturalización, hoy tan inminentes.

Es decir, se piensa en lo que cuesta y apenas si preocupan los demás elementos, más o tan influyentes que el dinero.
          ¿Verdad que en este proceder hay un poco de inconsecuencia?
          ¿Verdad que sólo por este lado hay ya que quitarle un poco al bu de la dificultad del dinero?    Alguien ha llamado la atención de los hombres de la acción católica sobre la enfermedad que, con frase feliz, ha llamado mal de piedra, designando con ese nombre a esa tendencia de hacer consistir la grandeza y virtualidad de nuestras obras en la grandeza de proporciones y coste de las casas para esas obras.

Cuidado que yo no soy partidario de las obras raquíticas; creo que con ellas, entre otras cosas, se ofende a Dios, a quien se supone poco generoso para con los que por Él trabajan, y se da pobre idea de los sentimientos de fe y de confianza de los que en ellas andan.
          Pero creo que es una grandísima torpeza, por lo menos, quejarnos a Dios y a los hombres de que no podemos hacer obras buenas, porque no nos dan dinero, teniendo almacenados en nuestra cabeza y en nuestro corazón y en la cabeza y en el corazón de nuestros amigos, elementos mucho más poderosos y eficaces que aquél, de cuya ausencia nos lamentamos.


Dos ejemplos

viernes, 28 de abril de 2017

Formación y espiritualidad! Un binomio inseparable para quien aspire a conducir una vida cristiana verdaderamente comprometida en la edificación y en la construcción de una sociedad más justa y fraterna. - San Juan Pablo II

VIAJE APOSTÓLICO A URUGUAY, CHILE Y ARGENTINA
CELEBRACIÓN DE LA PALABRA CON LOS FIELES DE VIEDMA
HOMILÍA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
Aeropuerto Gobernador Castello
 Martes 7 de abril de 1987


1. “El Espíritu del Señor está sobre mí porque me ha ungido. Me ha enviado para evangelizar a los pobres, para predicar a los cautivos la redención y devolver la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y promulgar un año de gracia del Señor” (Lc 4, 18-19).

Queridísimos hermanos y hermanas,:
con estas palabras del Profeta Isaías, leídas en la sinagoga de Nazaret, Jesús proclama los objetivos que contiene la misión recibida del Padre. “Me ha enviado para evangelizar a los pobres” (Ibíd., 4, 18). Estas mismas palabras quisiera que resonaran hoy también dentro de vosotros, que, por el bautismo, habéis sido hechos partícipes de la misión evangelizadora de Cristo.
Siento una gran alegría por haber podido venir hasta Viedma, centro de irradiación evangélica en la dilatada región patagónica, para manifestar el amor del Papa por todos y cada uno de vosotros. Deseo dirigir mi deferente saludo a las autoridades aquí presentes. Mi saludo, junto con mi fraterno afecto, va igualmente al Pastor de esta diócesis de Viedma, y a los demás queridos hermanos en el Episcopado, que participáis en nuestro encuentro, en ellos quiero saludar también a todos los demás fieles de la Patagonia: sacerdotes, religiosos y religiosas, diáconos, catequistas y laicos.
Esta visita pastoral desea llegar espiritualmente, y a través de los medios de comunicación, a todos los rionegrinos, neuquinos, chubutenses, santacruceños y fueguinos. Mi mensaje de paz y esperanza en Cristo, mi sincero afecto y mis oraciones son igualmente para todos. Me dirijo en particular al noble pueblo mapuche y a todos los antiguos habitantes de esta vasta meseta: el Papa os lleva muy dentro de su corazón.
La Iglesia se está disponiendo a celebrar el V centenario de la evangelización de América Latina. Es, sin duda, el aniversario de un acontecimiento de gran relieve: la llegada de la fe a este continente. El Espíritu Santo nos urge a continuar la tarea evangelizadora, con nuevo ímpetu, en las condiciones del tiempo presente. Para la Iglesia entera en América Latina se abre una nueva etapa en la obra de evangelización. Por esto, como Pastor de la Iglesia universal, exhorto hoy a todos los miembros de la Iglesia que está en el Sur de la Argentina a que, bajo la guía de sus Pastores, asuman con responsabilidad su parte en esta gran misión: lograr que en todos los hijos e hijas de esta tierra brille la luz de Cristo, cada vez con mayor intensidad.
El Espíritu estará sobre cada uno y hará posible esta gran obra, para la cual contáis con la ayuda maternal de María Auxiliadora, Patrona de la Patagonia.

2. Vosotros, amadísimos hermanos, sois los continuadores de una magnífica tradición evangelizadora y misionera, que desde hace poco más de un siglo, se ha ido desarrollando admirablemente en estas tierras, gracias al constante celo apostólico de los salesianos, unido al de las Hijas de María Auxiliadora. La implantación de la Iglesia en Patagonia está ligada a la actividad incansable y a la abnegación de aquellos misioneros, hombres y mujeres, que dejaron su patria para venir a predicar el Evangelio y dar vida a numerosas obras de educación, de asistencia social, de promoción humana y cristiana.
Entre ellos, no puedo menos de recordar a monseñor Juan Cagliero, primer vicario apostólico de la Patagonia Septentrional, y a monseñor José Fagnano, primer prefecto apostólico de la Patagonia Meridional, la Tierra del Fuego y las Islas Malvinas. Doy gracias al Señor, con mucha emoción, por la entrega y dedicación de aquellos hombres y mujeres, que fueron los colaboradores de Dios en hacer realidad la visión profética de San Juan Bosco: la evangelización de la Patagonia.
Viedma fue uno de los centros desde donde se impulsó aquella primera acción misionera. Desde esta misma ciudad os animo a seguir dando cumplimiento al mandato misional, propio de la Iglesia, de propagar la fe y la salvación de Cristo (Ad Gentes, 5), con la mirada puesta, en primer lugar, en todos los habitantes de estas tierras, pero sin olvidar al resto de vuestros hermanos argentinos e incluso al mundo entero, tan necesitado de la Buena Nueva.
¡La Iglesia de Dios que está en la Patagonia, heredera de una tan rica tradición evangelizadora, ha de seguir siendo siempre misionera!

jueves, 27 de abril de 2017

Precisiones sobre el sacramento de la confesión y el secreto sacramental - Mons. Sergio Buenanueva

Mística cristiana y no cristiana - S.E.R. Mons. Jesús García Burrillo

Mística cristiana y no cristiana
S.E.R. Mons. Jesús García Burrillo


Queridos diocesanos:
Hoy en día muchos cristianos se preguntan si ciertas prácticas orientales como el yoga son compatibles con la fe cristiana y si son un método válido de oración. Ante esta cuestión, y con riesgo de reducción del tema, quisiera exponer algunos criterios de clarificación.
El Yoga nació en la India y recibe su nombre de la raíz yuj que significa uncir, unir, ligar. Se trata de una disciplina ascética orientada a someter las potencias del cuerpo y del alma y a conducir la mente a la tranquilidad absoluta interior y al éxtasis, llegando a la unión con el universo o con la divinidad (Brahman, Shiva, Visnú). Ya se usaba en los siglos VI y V a. C. y su fin es dominar los pensamientos atravesando 8 grados: 5 preparatorios y 3 en los que se alcanza la meta. Los grados preparatorios requieren una observancia ética, purificación y mortificación, la superación de los vicios y la práctica de las virtudes; añaden una preparación física por medio de posturas corporales a veces difíciles, resistencia, tenacidad, armonización del sistema nervioso, dominio de la respiración; además, una preparación psíquica descargando todas las imaginaciones y fantasías inútiles. Esta preparación dura meses o incluso años para el practicante de yoga.
A continuación el yogui practica los ejercicios esenciales del yoga, que son la atención, la meditación y la abstracción que termina en el éxtasis. Al llegar aquí el alma se halla en un mundo nuevo; encuentra un estado de tranquilidad y de paz que el yoga considera como el último fin y la felicidad del hombre.
Estas técnicas, que conducen a la paz interior y a la felicidad, son cultivadas por  místicas budistas, musulmanas, judías o neoplatónicas y se han puesto de actualidad en occidente. Por ejemplo, el filósofo Alois Haas (Zurich, 1934) recibió recientemente el título de doctor honoris causa por la universidad Pompeu Fabra de Barcelona, después de haberle entregado su fondo de 40.000 libros sobre mística y espiritualidad.  
Pero estas técnicas o caminos de espiritualidad no pertenecen a la mística cristiana. La mística cristiana, con sus diferentes escuelas (carmelitas, dominicos, jesuitas, franciscanos…), se caracteriza por el influjo habitual de los dones del Espíritu Santo en la vida del cristiano. La mística cristiana, por tanto, tiene lugar siempre por influjo del Espíritu Santo, aunque precise de la colaboración humana, y se experimenta especialmente en la oración contemplativa, pero también  en las tareas diarias del cristiano, incluso en las más difíciles.

Apostolados menudos IV (el lema de nuestros apostolados) San Manuel González García

III. EL LEMA DE NUESTROS APOSTOLADOS



¡Todo por, con y para el Corazón de Jesús!
¡Guerra al pesimismo y al laicismo en las obras católicas!


 Aunque Ésa no sea una frase sonora, creo que es clara y precisa. 

III. EL LEMA DE NUESTROS APOSTOLADOS



¡Todo por, con y para el Corazón de Jesús!
¡Guerra al pesimismo y al laicismo en las obras católicas!

 Aunque Ésa no sea una frase sonora, creo que es clara y precisa.


La parte positiva del lema


          Acá, en los trabajos de la tierra, toman éstos su clasificación, su intensidad, su eficacia y sus ganancias de estas tres cosas: la razón, los medios y los fines del trabajo.
          A mayor razón, a mayores y más abundantes medios y a más levantados fines en el que trabaja, el trabajo es tanto más noble, más fácil y fecundo.
          Apliquemos esto al trabajo por las almas y por el pueblo y concluyamos que aquél trabajará más y con menos riesgo y fatiga y sacará más de su trabajo, que se mueva a trabajar por razón más recta, que trabaje con los medios más aptos y que persiga el fin más elevado.
          ¿No es verdad?
          Pues aquí de nuestro lema.
          ¿Por qué queremos trabajar en favor de las almas y del pueblo?

   Porque el Corazón de Jesús lo quiere.

No queremos que sea la compasión meramente natural, ni el miedo al socialismo, ni el gusto de hacer el bien por el bien ni el afán de señalarnos en el ejército de los luchadores del bien, quienes muevan nuestras manos para trabajar y para escribir, sino que nos echamos a la calle y al trabajo, porque el Corazón de Jesús, que está vivo en el Sagrario de nuestra iglesia y que hemos recibido en comunión por la mañana, nos ha dicho con voz que no oyen los oídos de la carne, pero sí los oídos del alma: Ve y trabaja... que mi Corazón quiere hacer por medio de ti un poco de bien a esos necesitados...

Y gozosos en entrar al servicio de tan buen Amo y honradísimos en ser utilizados por Él, nos ponemos a trabajar en el estajo que Él nos señala. ¿Conocéis un motivo, una razón que empujen a trabajar más que esto?
   Y como vamos por Él y sabemos lo poco que valemos y, sobre todo, lo improporcionados que somos para trabajos de orden sobrenatural, después de ofrecer la pobre red de nuestro ingenio, de nuestras fuerzas, de nuestro entusiasmo, le hemos dicho y le decimos cada día, después de comulgar, al reanudar el trabajo: «En tu nombre la echamos, Señor».
          Sabemos muy bien que sin Él aunque se trabaje toda la noche y todo el día, no se saca nada, y que con Él nuestras redes vuelven a nuestra barca siempre llenas y rebosantes.

          Y ¿si nuestro trabajo es fecundo y el fruto nos sonríe, y las gentes nos aplauden y los beneficiados por nuestra obras nos agradecen y nuestro trabajo y nuestra persona van a ser rodeados de la aureola de la gloria?
          Entonces, con la ocultación de nuestras personas y con la profesión terminante de fe de nuestras obras, decimos


para Él todo

miércoles, 26 de abril de 2017

Apostolados menudos III (el camino del apostolado) - San Manuel González García

II. EL CAMINO DEL 

APOSTOLADO



          Conocemos la ley de la vida del apóstol.
           Y ¿los caminos que ha de recorrer?
          Como toda la ley del apóstol se condensa en la semejanza por amor humilde con los sujetos de su apostolado, todo el camino del apóstol se representa en dos líneas, ¡en una cruz desnuda!

La cruz 

¡Dice tanto a los apóstoles esa cruz desnuda, en la que acaba de ser ajusticiado Jesús, y de la que van a desclavar para sepultarlo al maestro y Señor de todos los apóstoles!
          ¡Qué bien señala esa cruz el camino de Jesús y de sus enviados!
          La cruz, que durante unas horas fue suplicio, ha quedado constituida para siempre en gráfico divino.
          Gráfico de la vida del cristiano y gráfico del camino de la Redención.

Esa cruz clavada en la tierra dice al que pasa y la mira estas dos afirmaciones: hasta aquí bajó el Redentor; desde aquí subió el Redentor.
Los puntos extremos de los brazos y del pie de la cruz marcan un ángulo invertido, cuyos lados, infinitamente prolongados, tocan lo más alto del cielo, y cuyo vértice se pierde en lo más hondo y abyecto de la tierra, que eso es la muerte y muerte infame de cruz.
          El lado izquierdo de ese ángulo inmenso es el gráfico de toda la historia de Jesús antes de la cruz, que se encierra en estas dos solas palabras: Jesús baja.
           El lado derecho es el gráfico de la historia de Jesús después de la cruz, que se compendia también en estas dos palabras: Jesús sube.
           El pie de la cruz es a la vez término de llegada de un viaje de descensiones horrible y dolorosamente humillantes y punto de partida de un viaje de ascensiones irresistible y espléndidamente gloriosas.    ¡Qué dos puntos de meditación!

 Jesús baja

martes, 25 de abril de 2017

Apostolados menudos II (La ley del apostolado menudo) - San Manuel González García

I. LA LEY DEL APOSTOLADO MENUDO

    Todas sus leyes se reducen a esta sola: que se ejerza.

 El apostolado entre semejantes

Rarillo es, en verdad, el título; pero os confieso que no he encontrado en mi pobre majín otro más adecuado y expresivo, y así y todo, he menester echarle una mano para sacarlo a la claridad del día.
          Después de todo, quizá debería llamarse este capítulo Menudencias del apostolado, mejor que Apostolados menudos, que más que de un apostolado aparte, voy a hablar de un condimento esencial a todos ellos.

El apostolado es obra de misión y de amor: de misión, por parte del que envía al apóstol, que éste es siempre un enviado, y si no es un entrometido y un impostor, y de amor, por parte del apóstol mismo, que si tiene sólo misión y no amor a lo que es enviado, será un recadero, un comisionista, un viajante, pero no un apóstol.


¡El amor del apóstol!

Si no fuera porque me haría muy largo, me detendría ahora, no en demostrar la necesidad de ese elemento en el apostolado, que eso salta a la vista, sino en apuntar y lamentar el sinnúmero de fracasos de hartos apostolados, tanto en el bien como en el mal, precisamente por la falta o poca cantidad del amor apostólico.
   Resígnome a sentar esa observación y prosigo mi razonamiento.

Si apostolado es amor, y amor como de fuente llena que se desborda y como fuego que se deshace en ganas de calentar e incendiar a muchos, el apostolado, como el amor, presupone igualdad o semejanza, o a todo trance la procura; entre el que lo ejerce y lo recibe.


El puente de la semejanza

El Papa no ha cambiado, ni cambiará, ni puede cambiar la Revelación - Card. Gerhard Müller

Entrevista concedida por el
Cardenal Gerhard Müller
Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe
A Konrad Sawicki de Aleteia
.
Quisiera preguntarle sobre los mártires cristianos de hoy en día, por ejemplo de Siria, Egipto o incluso Francia. El Concilio Vaticano II nos anima a leer las señales de la época e interpretarlas dentro de su contexto actual. Entonces, ¿qué nos dice hoy este signum temporis: los nuevos mártires?
Persiste una percepción de que los mártires solo vivieron en la época de la antigua Roma. Si pensamos sobre los mártires en la historia contemporánea, principalmente son los del siglo XX en países cristianos como Alemania, la Unión Soviética y el Bloque Soviético.
Ahora, este gran desafío ha reaparecido debido al islamismo radical. Los países islámicos deben pronunciarse en relación a la libertad religiosa, la libertad de conciencia, y deberían respetarlas. Uno no puede decir: “Vengo en nombre de Dios y decidiré sobre vuestras vidas”. Todos y cada uno de nosotros debemos decidir en nuestra conciencia sobre si permanecer o no en la fe.
Esto es lo que necesitamos aprender, también en los países occidentales que comprometen la libertad de conciencia cuando, por ejemplo, una persona es obligada a participar en un aborto porque así lo dicta la ley. Esto, también, es una forma ligeramente diferente de perseguir a los cristianos, la mayor violación de la libertad de conciencia.
Necesitamos reaprender, también en los países occidentales, en los Estados laicos, el significado de la libertad de religión y de confesión.
No podemos escandalizarnos con tanta arrogancia por los islamistas mientras nosotros mismos no reconocemos totalmente y sin restricciones la libertad de religión y confesión. Esta es precisamente la lectura de las señales de esta época: la Iglesia es una defensora de los derechos humanos y la dignidad humana universal sin restricciones, de la dignidad de todos los pueblos.
No defendemos solo a los creyentes de la Iglesia católica o de otras Iglesias cristianas, sino que defendemos a todas y cada una de las personas.
Mi segunda pregunta es en relación a Medjugorje. Debido a la conclusión de la labor de la comisión vaticana y la misión del enviado especial del papa, el arzobispo Henryk Hoser, los fieles confían en que pronto se tome una decisión en relación a la autenticidad de las apariciones. ¿Está justificada esta expectativa?

lunes, 24 de abril de 2017

La Iglesia se equivoca gravemente si descuida la evangelización - Card. Robert Sarah

Cardenal Robert Sarah
Prefecto de la Congregación para el Culto Divino
y la Disciplina de los Sacramentos,
Entrevista concedida a la
Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada


AIN:  ¿Cuál es la relación de la Iglesia africana con la Iglesia Universal?
Su pregunta, tal como la plantea, me plantea un poco un dilema, pues, en realidad, la Iglesia que está en África forma parte de la Iglesia Universal, por lo que forma con ella una sola y única Iglesia: esto significa que no hay una “Iglesia africana” y, frente a ella, una “Iglesia Universal”. Su pregunta sugiere que la Eclesiología descansa sobre la comunión de las Iglesias, y en esto tiene razón. No obstante, cabe recordar que la Iglesia Universal no es una especie de federación de Iglesias locales. La Iglesia Universal está simbolizada y representada por la Iglesia de Roma con su cabeza, el Papa, que es el sucesor de San Pedro, el jefe del Colegio Apostólico: por tanto, la Iglesia Universal ha dado vida a todas las Iglesias locales y es ella la que las mantiene en la unidad de la fe y el Amor. Como dijo San Ignacio de Antioquía, la Iglesia de Roma es “la Iglesia puesta a la cabeza de la caridad”. Es, por tanto, la profesión de la fe común y nuestra fidelidad a Cristo y a su Evangelio, en unión con el Papa, lo que permite que la Iglesia viva en comunión.

AIN: ¿Es ello una necesidad absoluta para evitar la confusión? ¿No pueden acaso existir Iglesias nacionales?

sábado, 22 de abril de 2017

LA FAMILIA CRISTIANA Y LA ESCUELA CATÓLICA MINORÍAS CREATIVAS PARA LA RENOVACIÓN DE LA SOCIEDAD

CONGRESO
 LA FAMILIA CRISTIANA Y LA ESCUELA CATÓLICA
MINORÍAS CREATIVAS PARA LA RENOVACIÓN DE LA SOCIEDAD
Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares (España)
10, 11 y 12 de marzo del Año del Señor de 2017
Reunidos bajo el amparo de la Sagrada Familia de Nazaret, sacerdotes, diáconos, religiosos y fieles cristianos laicos con el obispo de la diócesis Mons. Juan Antonio Reig Pla, hemos orado ante el Santísimo Sacramento y reflexionado, llenos de esperanza, sobre la familia cristiana y la escuela católica como minorías creativas para la renovación de la sociedad.
Damos gracias a Dios por esta experiencia de comunión entre tantas personas, no solo procedentes de la diócesis de Alcalá de Henares, sino también de otros muchos lugares. Los organizadores han querido ofrecer a todos los hermanos en Cristo alimento para el espíritu con la Santa Misa y la oración, para la inteligencia con las ponencias y el diálogo fraterno y para la sensibilidad proponiéndolo todo con belleza, sencillez y con gran respeto por todas las personas e instituciones.
  SÍNTESIS FINAL Y CONCLUSIONES
1. «El hombre no puede vivir sin amor»
«El hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente. Por esto precisamente, Cristo Redentor (…) revela plenamente el hombre al mismo hombre» (Juan Pablo II, Redemptor hominis, 10). Esta es la razón - la del Amor - por la que todas nuestras propuestas tienen como horizonte a Cristo, quien descubre al hombre la grandeza de su vocación (Cf. Gaudium et spes, 22), al revelarle el gran amor del Padre.
 Cristo, nuestra esperanza

viernes, 21 de abril de 2017

La familia cristiana, minoría creativa para la renovación de la sociedad - P. José Granados García D.C.J.M.

CONGRESO
LA FAMILIA CRISTIANA Y LA ESCUELA CATÓLICA
MINORÍAS CREATIVAS
PARA LA RENOVACIÓN DE LA SOCIEDAD


Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares (España)
10, 11 y 12 de marzo del Año del Señor de 2017

LA FAMILIA CRISTIANA
MINORIA CREATIVA
PARA LA RENOVACIÓN DE LA SOCIEDAD

Presentación del Congreso
S.E.R. Mons. Juan Antonio Reig Pla
Obispo de Alcalá de Henares

José Granados García D.C.J.M.
Vicepresidente del
Pontificio Instituto Juan Pablo II

Para los estudios sobre el matrimonio y la familia, Roma

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