APOSTOLADOS MENUDOS
Comulgantes de Jesús de cada mañana,
¡Sed los apóstoles de Jesús de cada hora!
INTRODUCCIÓN
PESENTACIÓN
¡Apóstol!
¡Apóstol! Bella
palabra, quizá la más bella con que se puede calificar a un hombre noble, a un
cristiano bueno.
¡Ser apóstol!
Aspiración de almas grandes, generosas, heroicas. ¡Ser apóstol! Es llenarse hasta rebosar, de
Jesucristo, de su doctrina, de su amor, de su virtud, de su vida y mojar hasta empapar a todo el que nos toque o se nos acerque del agua que nos rebosa. Es hartarse
hasta embriagarse del vino del conocimiento y amor intensos de
Jesucristo y salir por las calles y plazas ebrios... Es hacerse loco de un solo tema que sea: Jesús crucificado y sacramentado está y no debe estar
abandonado...
Abandonado, porque no
se le conoce, no se le ama, no se le come, no se le imita...
¡Ser siempre apóstol! ¿Puede haber corazón
sinceramente piadoso que no tenga por aspiración constante la realización de
este deseo? Estar siempre haciendo algo con la palabra o la intención para que
Jesús, el Jesús-Rey de nuestro corazón y centro de nuestra vida, sea un poquito
más conocido, amado, servido, imitado y glorificado, ¿qué alma sinceramente
cristiana no lo desea y procura?
Pero yo, pobre clérigo
o seminarista, sin dinero, sin influencia, sin brillo social. Yo, pobre obrero,
sirvienta, atareado hombre de negocios, juguetón niño, estudioso joven, débil
jovencita, ocupada madre de familia, ¿puedo yo ejercer ese constante
apostolado? ¿Cómo puedo yo ser siempre apóstol?
A
contestar esas preguntas vienen estas paginillas enseñando modos de apostolados
fáciles y compatibles con todas las clases de personas y situaciones. Apostolado
menudo llamo a esos modos y plegue al Amo
que la facilidad y suavidad de su ejecución multiplique los apóstoles y los
apostolados y con unos y otros la vida del Sagrario en las almas y en los
pueblos.
Por qué apostolado menudo
Y llamo menudos a estos
apostolados por razón:
1º De la misión que no es misión
oficial y solemne como la de los obispos, sucesores por misión divina de los
apóstoles.
2º De las personas, que no han de
ser siempre personajes, como grandes escritores, doctores, predicadores, sino
que los pueden ejercitar a más de esos señores, si quieren, hasta los niños y
viejecitas y gente sin letras ni grados.
3º De los lugares, que no han de ser
grandes escenarios de púlpitos, cátedras, templos, numerosos auditorios, sino
en cualquier ocasión o coyuntura favorable.
4º De la materia, que no han de ser
sabias epístolas, profundas encíclicas, elocuentes sermones, sino ratillos de
conversación, cartas de amigos, servicios insignificantes, hasta sonrisas y
gestos. Y 5º Del tiempo, porque estos apostolados no lo tienen
señalado, sino que han de menudearse,
mientras más, mejor, hasta el punto de que a cada hora y en cada ocupación y en
cada palabra y en cada mirada nuestra, los que nos rodean puedan sentir algo
de Jesús, presente y vivo en nuestra
alma, como el que pasa junto a un nardo o una violeta, huele el aroma, aunque
no vea la flor.
La gran razón y el gran impulsor
de estos apostolados menudos
Yo no conozco mejor y más
decorosa acción de gracias de la misa celebrada y de la comunión recibida cada
mañana, que el celo por hacer sentir a los que nos rodeen la presencia de Jesús
Inmolado, ¡el Cordero de Dios! en nosotros.
Comulgantes de Jesús de cada mañana, ¡sed los apóstoles de Jesús de cada
hora!
Apóstoles de la presencia de Jesús, salid en su nombre por todas partes enseñando más con vuestras obras
que con vuestras palabras, y de todos los modos que os sugiera el Espíritu
Santo esta grande y consoladora verdad: Que Jesús, no sólo está realmente en
los Sagrarios, sino en las almas y en la vida de los buenos comulgantes...
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