COMUNIÓN
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Las Comuniones hacedlas
como se debe. Hay algunos que se acercan a la Santa Comunión y no piensan en
corregirse de sus defectos: hacen la Comunión por la mañana y durante el día
tienen a veces conversaciones inconvenientes con los compañeros. Murmuran de
esto o de aquello, de los superiores, de los compañeros... Cómo se podrá decir
que han hecho una buena comunión?
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Después de la Comunión
entreteneos al menos un cuarto de hora en dar gracias. Sería una gravísima
irreverencia, si pocos minutos después de haber recibido el Cuerpo, la Sangre,
el Alma y Divinidad de Jesucristo, uno saliese de la Iglesia.
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¿Queréis saber mi deseo?
Comulgad diariamente. El Concilio de Trento dice: Sacramentaliter. ¿Entonces?
Entonces hacedlo así. Cuando no podáis comulgar sacramentalmente, comulgad al
menos espiritualmente.
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¡Cuántos niños hay que
no escuchan la instrucción religiosa, las explicaciones sobre la santa ley de
Dios! Preparadlos para recibir con frecuencia los Santos Sacramentos... ¡Ah!...
Parvuli petierunt panem, et non erat qui frangeret eís. (Tr., IV, 4). (Los
niños pidieron panes y no hubo quien se los diera)
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Mostradme un jovencito
que frecuente la Confesión y Comunión; lo veréis florecer en su juventud,
llegar a una edad viril y alcanzar, si así place a Dios, la más avanzada edad,
con una conducta que será para ejemplo de quienes lo conozcan.
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Quien no se acerca a la
comunión con un desprendimiento de afectos mundanos y no se arroje
incondicionalmente en los brazos de Jesús, no podrá sacar los frutos que
teológicamente se sabe que deben ser los efectos de la comunión.
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Dicen algunos que para
comulgar es necesario ser santo. ¡No es cierto! ¡Esto es un error! La Comunión
es para quien quiere llegar a ser santo, no para los santos; los remedios se
dan a los enfermos, el alimento a los débiles.
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La comunión es alimento
que proporciona vida, fuerza.
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La base de la vida feliz
de un jovencito es la comunión, porque en ella encuentra la fuente de toda
energía.
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Un joven de confesión y
comunión frecuente impresiona mucho más a sus compañeros que cualquier sermón.
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Un consejo para ser
feliz: evitar el pecado y frecuentar la Santa Comunión.
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Alejarse de la comunión
es dar cabida a las insinuaciones del demonio.
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La comunión es fuente de
energías que debe ayudaros durante toda vuestra vida.
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Jesús Sacramentado es y
debe ser para vosotros el único y verdadero amigo.
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Recordemos que Jesús
está presente en el Santísimo Sacramento y es rico en gracias para
distribuirlas a quienes las imploran. (Joven Instruido.
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En cuanto a la primera
comunión: antes que el vicio se apodere de un joven, sea el Señor quien se
posesione de su corazón.
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El tesoro más grande que
se puede hallar en el cielo y en la tierra, está en el Sagrario, pues ahí
habita el dueño de todo lo creado.
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¿Queréis que el demonio
os asalte? Visitad raramente a Jesús Sacramentado. ¿Queréis que huya de
vosotros? Visitad frecuentemente a Jesús.
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¿Queréis que el Señor os
conceda muchas gracias? Visitadlo con frecuencia. ¿No os importa que os conceda
Pocas? Visitadlo raramente.
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Todos tienen necesidad
de la comunión: los buenos, para mantenerse virtuosos; los malos, para
enmendarse.
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