CONCIENCIA
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Por nosotros mismos
somos incapaces de descubrir nuestros defectos.
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Nadie mejor para
aconsejarnos que el director de nuestra conciencia.
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Conciencia pura y
limpia, he aquí la verdadera tranquilidad para servir al Señor.
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Conservad vuestra
conciencia en tal estado que os permita acercaros, según el consejo del
confesor, todos los días a la Santa Comunión.
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Dichosos aquellos que en
esta vida no tienen que soportar remordimiento de conciencia.
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Está bien que uno sea
siempre limpio y aseado en su persona, pero es mucho mejor que esto, tener la
conciencia pura de todo pecado.
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Sed prudentes; pero no
olvidéis nunca que vuestra prudencia debe consistir en salvaguardar vuestra fe,
la conciencia y vuestra alma limpia.
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Quien tiene paz en su
conciencia lo tiene todo.
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Tened la seguridad que
cuando un joven por desgracia deja embrollar su conciencia, con el pasar de los
años se va empeorando.
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Es ardiente deseo de la
Iglesia que todo cristiano viva siempre en tal estado que pueda recibir todos
los días la santa comunión.
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Es aconsejable que cada
año haga examen general de conciencia.
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No hay nada más penoso
para un sacerdote que tener que ver con una conciencia confusa.
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Quien no es capaz de
perseverar en tal estado que su conciencia le permita comulgar durante una
semana yo aconsejo no admitirlo a la Comunión frecuente.
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Un joven que haya tenido
la desgracia de no confesarse bien, de haber hecho una comunión sacrílega tiene
su conciencia hecha una verdadera borrasca.
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