CIELO
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Todo el bien que los
demás hagan por nuestra sugerencia, acrecentara el esplendor de nuestra gloria
en el cielo.
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Si el pensamiento del
infierno es aterrador, que nos llene de consuelo la esperanza del paraíso, en
donde se gozan todos los bienes.
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Si os juntáis con los
buenos, os aseguro que iréis con ellos al paraíso. Si con los malos, seréis
desgraciados y acabaréis por perder irreparablemente vuestra alma.
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El afecto hacia las
cosas de la tierra disminuye y ahoga el deseo por las cosas del cielo.
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Caminad con los pies en
la tierra, pero teniendo la mirada y el corazón en el cielo.
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La llave y la cerradura
que usaba Domingo Savio para entrar por el camino del cielo y cerrar la puerta
al demonio, era la obediencia y una gran confianza en el Director Espiritual.
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El mundo está lleno de
tontos y de astutos. Los astutos son los que trabajan y sufren para ganarse el
cielo; los tontos son los que viven su vida sin pensar en la eternidad.
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Jóvenes, si queréis
perseverar en el camino del cielo, os recomiendo tres cosas: acercaos con
frecuencia al Sacramento de la Confesión, recibid la Santa Comunión, escoged un
confesor a quien podáis abrir vuestro corazón, y no lo cambiéis sin necesidad.
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En los sufrimiento y en
las penas no hay que olvidar nunca que nos espera un gran premio en el paraíso.
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El camino para llegar al
cielo no son los placeres.
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Un pedazo de paraíso
todo lo suple.
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En el Paraíso no
existirá ninguna controversia. Todos pensaremos igual.
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Las tribulaciones de
esta vida nos disponen para que deseemos más el paraíso.
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En el Paraíso se gozan
todos los bienes imaginables y para siempre.
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