Entrevista concedida
a Zenit por el
Cardenal
Mauro Piacenza
Publicada
el 16 de abril de 2014
Conversión y confesión, justicia y pastoral,
libertad y verdad. Conceptos de Doctrina eclesial que corren el riesgo de
permanecer abstractos si no se aplican a la realidad concreta de las personas,
a sus heridas, a sus pecados. Después la duda de siempre: ¿la Iglesias debería
adaptarse a las exigencias de los tiempos? ¿A las personas divorciadas que
buscan la absolución en el confesionario, a 'dos madres' que quieren bautizar a
sus hijas? ¿Debe escuchar la opinión pública? ¿O debe seguir en su misión de
luz de las gentes, proclamadora de Verdad, también si a veces es 'incómoda'?
Eminencia, el
próximo viernes entraremos en la Novena de la Divina Misericordia. ¿qué
significado tiene esta devoción?
Cardenal Piacenza: Primero el próximo viernes
será Viernes Santo, es decir el memorial de la Pasión de Jesucristo y es
particularmente significativo que Santa Faustina Kowalska haya recibido la
indicación de "envolver" toda la celebración del Evento pascual de
sabor de la Misericordia, que, como el Papa nos recuerda a menudo, es el nombre
mismo de Dios. Dios es Misericordia y esta Misericordia ha bajado a la Tierra
en Jesús.
¿No es por tanto
una "superposición indebida"?
Card. Piacenza: ¡Absolutamente no! Hablaría más
bien de explicitación. No puede haber devoción personal que sustituya o se
superponga a la Liturgia pública de la Iglesia. La de la Divina Misericordia es
una explicitación del mensaje de salvación de la Pascua.
¿Cómo ha encontrado
tanta "suerte" esta expresión de la fe?
Card. Piacenza: Ciertamente por el gran impulso
de Juan Pablo II y por el origen sobrenatural de la devoción misma.
Probablemente recoge y expresa la necesidad de confidencia en Jesús,
precisamente del corazón humano. El mundo y los hombres tienen infinita
necesidad de misericordia y ese Sagrado Corazón herido y abierto es el icono
maravilloso. Todos necesitamos ese abrazo y nadie se abre y nadie que se abra a
ello está excluido.
A propósito de Juan
Pablo II, ¿cuál era su relación con la Divina Misericordia?
Card. Piacenza: Ciertamente debemos reconocer
una particularísima relación con Dios. Ese Santo Papa era un místico profundo y
cualquiera podía contemplarlo del todo inmerso en la oración, también en los
momentos clamorosamente públicos. Juan Pablo II supo mantener siempre en
equilibrio luminoso la relación entre la Divina Misericordia y humana
responsabilidad.
La Iglesia
últimamente, gracias también al papa Francisco, habla a menudo de misericordia.
Después, sin embargo, en la realidad gobierna con el derecho... ¿Es una
contradicción?
Card. Piacenza: Solo para quien no conoce el
derecho o está enredado en los lugares comunes. Esto no es, como en los
sistemas civiles, fundado sobre una presunta justicia humana, ni es una
complicación innecesaria. El derecho en el ministerio de la Iglesia es garantía
de libertad y de moderación en el ejercicio del poder que, por los límites y
las pasiones humanas, puede arriesgar siempre de degenerar hasta lo arbitrario.
El mismo Código se cierra afirmando: "La salvación de las almas debe ser
siempre en la Iglesia la ley suprema". ¡Más misericordia que esta!
¿Pero cómo están
juntos justicia y misericordia? ¿Qué es por tanto la 'pastoral'?
Card. Piacenza: No es cancelar el Evangelio, la
Doctrina o la gran Tradición de la Iglesia, auténticamente interpretadas por el
Magisterio. Sobre todo la pastoral no es engañar a los hombres dejándoles en su
condición de pecado. Creo sin embargo que se profundamente pastoral
"bajar" a las heridas de la vida de cada uno, como hace el Señor,
llevando la luz de la verdad. La Iglesia está segura que "la Verdad hace
libre". La Verdad permanece siempre el único verdadero criterio de
autenticidad para la justicia, la misericordia y la autenticidad pastoral. En
fondo todos desean la libertad, pero, sin verdad, esta no es más que esclavitud
del propio arbitrio subjetivo, que nada tiene que hacer con la conciencia
formada e informada de la que habla el Magisterio.
Sus primeros
colaboradores son los penitenciarios de las
basílicas romanas. ¿Qué mensaje dan sus 'confesionales'?
Card. Piacenza: Roma es la ciudad elegida por la
providencia para la sede de Pedro, llamado a confirmar a los hermanos en la fe.
La fe auténtica lleva siempre con sí el don de la conciencia de los propios
límites y pecados. Por esta razón Pedro ejercita particularmente su
misericordia apostólica a través los penitenciarios de las basílicas
papales. Es una puerta siempre abierta para recibir el perdón de Dios y Su paz,
para realizar sacramentalmente el llamamiento de Jesús a la conversión. Allí se
reconcilia también con la Iglesia reforzando la comunión fraterna. Lo que
ocurre en el silencio de esos confesionarios tiene también un aspecto social,
benéfico sobre todo el cuerpo eclesial.
¿Qué es necesario
para una buena confesión?
Card. Piacenza: ¡Un penitente convencido es un
buen confesor! Es necesario que el penitente, hecho el examen de conciencia,
sea realmente humilde en el confesar todos los pecados graves cometidos desde
la última confesión, mirándose a sí mismo sobre la transparencia de Cristo. La
acusación debe ser acompañada del dolor por los pecados y de una resuelta
voluntad de no cometerlos más, de cansarse del pecado. El encuentro sereno con
el confesor, médico y juez, maestro y padre, hermano y amigo, será de
fundamental importancia para una adecuada iluminación de la conciencia
personal, también a través la penitencia, que es expresión histórica visible de
la conversión sucedida y del don de gracia concedido.
Si fuera a
confesarse una persona divorciada que ahora convive con otra pareja, ¿se le
absuelve?
Card. Piacenza: Si se quiere escuchar
integralmente la enseñanza de Jesús se comprende que no hay pecado que no se
pueda perdonar cuando el pecador escucha la palabra de Jesús que dice "yo
tampoco te condeno, ve y no peques más". El "no pecar más" está
indisolublemente unido al "tampoco yo te condeno". Clara es la
palabra del Señor y consecuentemente claro es el Catecismo de la Iglesia. Para
tales personas se reserva por tanto cuidadosa preocupación, ayudándoles a
conducir una vida de fe, sostenida por la oración, animada por las obras de
caridad y participando en la educación cristiana de los niños.
Pero todo puede
cambiar. Ya no es posibles no tener en cuenta a la opinión pública...
Card. Piacenza: Cristo es el mismo ayer, hoy y
siempre. La opinión pública es otra cosa respecto al sentido común de la fe.
Ésta puede ser condicionada fácilmente, a través de los medios de comunicación,
del poder dominante que, en el último siglo, ha hecho instrumento para imponer
una ideología. La Iglesia, en dos mil años, guiada por el Espíritu Santo,
siempre ha evitado identificarse o someterse a cualquier ideología o poder. La
Iglesia obedece a Cristo en vez de a los hombres y no podría hacer diversamente
sin traicionarse a sí misma y renunciando a ser lumen gentium.
¿Ha tenido noticia
del Bautismo en Argentina de la niña hija de "dos mujeres"?
Card. Piacenza: ¡El bautismo no se niega nunca a
un niño! Un recién nacido es siempre una criatura de Dios, amada por Él y por
tanto un inocente. Cuando era vicario parroquial muchas veces me ha sucedido
acoger a parejas irregulares, que pedían el bautismo; por tanto simplemente les
pedía al menos la garantía de una apertura a la educación cristiana para el
propio hijo y también elegir una madrina o un padrino que se encargara. Las
circunstancias, el clamor mediático son otra cosa, como elegir a una madrina
emblemática (la presidenta de Argentina.ndr). Es triste que se
instrumentalice a este punto un Sacramento. Creo que se debe rezar mucho por el
futuro de la pequeña.
¿Incluso si un niño
quisiera hacer la comunión antes de la edad establecida?
Card. Piacenza: Tendencialmente es bueno seguir
las tendencias de las respectivas regiones eclesiásticas; sin embargo, en
sentido estricto, si un niño puede distinguir entre pan común y pan consagrado
está bien formado y dispuesto, nada impide hacer que se acerque a la Santa
Comunión. El Papa San Pío X insistió para que no se dilatara demasiado los
tiempos para hacer que los niños se acercaran a este gran Sacramento y los
frutos se han notado. La combinación entre gracia e inocencia puede producir
milagros. No es casualidad que esta disposición haya sido emitida por un Papa
que tenía la experiencia de párroco. El último Pontífice párroco...
¿En la
penitenciaria dan las indulgencias? ¿Qué son? ¿Cómo se obtienen?
Card. Piacenza: Las indulgencias, plenarias o
parciales, son la remisión de la pena temporal merecida por los pecados ya
perdonados y que los fieles, en determinadas condiciones, pueden adquirir para
sí mismos o para los difuntos. Podremos decir que de la doctrina sobre las
indulgencias, tan sentidas por el buen pueblo, se comprende cuál sea el
verdadero banco de la Iglesia: la comunión de los Santos. Allí se depositan las
auténticas riquezas de la Iglesia, los "¡tesoros de familia!" Sería
bueno acostumbrase a tener siempre una visión amplia de la Iglesia. Es
necesario saber mirar "allá arriba" para obrar bien "aquí
abajo". Contemplando el eterno se puede realísticamente vivir en el tiempo
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