jueves, 14 de junio de 2012

Ritual para entronizar el Sagrado Corazón en los hogares

RITUAL DE ENTRONIZACIÓN
Y CONSAGRACIÓN DE LA FAMILIA
AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS



¿Qué debo hacer para Entronizar el Sagrado Corazón en mi hogar?
1. Conocer qué es la Entronización y su importancia.
2. También es importante contar con un sacerdote que presida la ceremonia. El padre de familia o alguien más debe dirigir las oraciones.
3. Si no fuera posible celebrar la Misa en la propia ceremonia, haber ofrecido esa mañana el Santo Sacrificio de la Misa por el reinado del Sagrado Corazón en vuestro hogar, y como acto de amor y reparación al Sagrado Corazón. Toda la familia debe tratar de recibir la Comunión en esa o en otra Misa próxima.
4. Obtener un cuadro o estatua del Sagrado Corazón tan bello como fuera posible.
5. Preparar en un sitio principal de la casa un “trono” de honor reservado para la estatua o el cuadro. (Una repisa o tal vez una mesa) cubierta con un mantel blanco, bellamente decorado con velas y flores.
6. Antes de la ceremonia, disponga un “altar” colocando en una mesa pequeña cercana al “trono” el cuadro o la estatua y el agua bendita.
7. Invitar a familiares y amigos a estar presentes, así usted ya comenzará a ser un “apóstol del Sagrado Corazón.” Haga una reunión familiar después de la ceremonia, con algo especial para los niños, quienes por supuesto, deberán estar presentes en la ceremonia, aún los más pequeños.
8. Haga de este día uno de los eventos más sobresalientes de la vida familiar; cuanto más solemne, mejor, para ser recordado largamente.
9. Nota: No hay forma más apropiada para comenzar la vida matrimonial de una joven pareja, que entronizar el Sagrado Corazón en su nuevo hogar.
La consagración no es otra cosa que entregarse y obligarse con Jesucristo; es la dedicación de nuestras personas y de todas nuestras cosas; con ella reconocemos y aceptamos abierta y gustosamente su imperio, de verdad, justicia y caridad; es la reacción diametralmente opuesta al grito de “No queremos que Éste reine sobre nosotros”.



Ceremonia de Entronización
      Se recomienda, la asistencia a Misa, celebrada por las intenciones de la familia en el día de la Entronización, o al menos participar en Misa en familia y recibir la Santa Comunión si no se puede ese día el anterior o el domingo precedente.
      El lugar reservado para la imagen se dispone como un pequeño altar. La imagen del Sagrado Corazón se prepara en otra mesa cubierta de blanco, con velas y flores. Se coloca también una pequeña botella con agua bendita.
Bendición de la casa (ad libitum)
A la hora prevista, los padres, hijos y amigos se reúnen en el sitio principal de la casa para la ceremonia. Si la casa aún no está bendecida, el sacerdote, la bendice.

V. Nuestro auxilio está en el Nombre del Señor
R. Que hizo el cielo y la tierra.
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.

Oremos.
Oh Señor, Dios Altísimo, bendice + esta casa. Reine en ella la salud, castidad, victoria sobre el pecado, fortaleza, humildad, mansedumbre y bondad de corazón, observancia plena de tu ley  y gratitud  por todos tus beneficios. Y permanezca siempre esta bendición sobre esta casa y sobre quienes la habitan, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén
Bendición de la Imagen (estatua)
del Sagrado Corazón de Jesús
(Cuando resulte imposible la presencia del sacerdote, la imagen es bendecida de antemano. La familia se arrodilla ante la imagen. El sacerdote, con sobrepelliz y estola blanca o con alba  y estola blanca, comienza la bendición.)

V. Nuestro auxilio está en el Nombre del Señor.
R. Que hizo el cielo y la tierra.
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.

Oremos.
Omnipotente y sempiterno Dios, Tú que no nos prohibiste representar a Tus santos en la piedra o la pintura, te rogamos que en tu bondad bendigas y santifiques esto(s) cuadro(s) (estatuas) en honor y memoria del Sacratísimo Corazón de Tu Hijo Unigénito, Nuestro Señor Jesucristo, para que, siempre que miremos sus apariencias con los ojos del cuerpo, podamos con los ojos de la mente meditar Su santidad y ser llevados a imitar Sus obras. Todos quienes en su presencia procuren honrar y servir humildemente a Tu Hijo Unigénito, Nuestro Señor Jesucristo, por Sus méritos e intercesión,  puedan alcanzar de Ti la gracia en la vida presente y la gloria eterna en la vida por venir. Por Cristo Nuestro Señor. Amén

Luego el sacerdote rocía la(s) imagen(es) con agua bendita.
Entronización de la Imagen
Luego, el padre de familia coloca la imagen del Sagrado Corazón de Jesús en el lugar de honor, para rendir homenaje al Reinado de Amor de Jesucristo.
Recitación del ‘Credo’
Después de la bendición, como expresión explícita de la fe de la familia, todos rezan el Credo de los Apóstoles, de pie y en voz alta.

Creo en Dios Padre todopoderoso, Creador del Cielo y de la tierra; creo en Jesucristo, Su único Hijo Nuestro Señor que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilatos, fue crucificado, muerto, y sepultado. Descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los Cielos está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso, y desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la Comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén
Palabras del sacerdote
Todos toman asiento, mientras el sacerdote dirige unas pocas palabras a los presentes. Les recuerda:
·  El significado de la Entronización,
·  La vida Cristiana de obediencia, confianza y amor que el Sagrado Corazón espera de las familias que le han dado este honor;
·  Las bendiciones especiales y abundantes que se dan a aquellas familias fieles a las promesas al Sagrado Corazón de Jesús;
·  La promesa de la familia de renovar frecuentemente su consagración.


FÓRMULA PARA LA ENTRONIZACIÓN (APROBADA POR SAN PIO X PARA LA ENTRONIZACIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS EN LA FAMILIA)
A continuación los presentes rezan la siguiente consagración.
¡Oh Sacratísimo Corazón de Jesús!, Tú manifestaste a santa Margarita María el deseo de reinar sobre las familias cristianas; venimos a proclamar tu absoluto dominio sobre la nuestra. De hoy en adelante queremos vivir en tu vida, queremos que en nuestra familia florezcan las virtudes por las cuales prometiste la paz en la tierra, y queremos desterrar de nosotros el espíritu mundano. Tú has de reinar en nuestros entendimientos por la sencillez de nuestra fe, y en nuestros corazones por el amor que arderá para Ti solo, procurando nosotros mantener viva esta llama con la frecuente recepción de la Eucaristía.
Dígnate, oh Corazón Divino, presidir nuestras reuniones, bendecir nuestras empresas espirituales y temporales, apartar de nosotros los vanos cuidados, santificar nuestras alegrías, consolar nuestras penas. Si alguna vez alguien de entre nosotros tuviese la desgracia de ofenderte, recuérdale oh Corazón de Jesús, que eres bueno y misericordioso con los pecadores arrepentidos.
Y cuando suene la hora de la separación, cuando venga la muerte a traer duelo en medio de nosotros, todos, así los que se vayan como los que se queden, estaremos conformes con tus eternos decretos. Nos consolaremos pensando que ha de venir un día en que toda la familia reunida en el cielo, podrá cantar eternamente tus glorias y tus beneficios.
Dígnese el Corazón Inmaculado de María, dígnese el glorioso Patriarca san José presentarte esta consagración y recordárnosla todos los días de nuestra vida. Amén.
¡Viva el Corazón de Jesús nuestro Rey!


Fórmula de Consagración de la Familia
al Sagrado Corazón de Jesús
           
¡Oh Corazón de Jesús!,
Tú manifestaste el deseo de reinar en las familias cristianas;
Hoy venimos a proclamar tu absoluto dominio sobre la nuestra.
Queremos vivir, de hoy en adelante, de tu misma vida,
y desterrar lejos de nosotros
el espíritu mundano que Tú condenaste.
Queremos que reines en nuestros entendimientos
por la sencillez de nuestra fe,
y en nuestros corazones por tu amor,
los cuales arderán para Ti procurando mantener vivo este amor
con la frecuente comunión de tu Cuerpo y Sangre.
Dígnate ¡oh Corazón de Cristo! Presidir nuestras reuniones,
bendecir nuestras empresas espirituales y temporales,
santificar nuestras alegrías y consolar nuestras penas.
Danos un corazón manso y humilde como el tuyo,
para que reine la paz en nuestro hogar.
Si alguna vez alguno de nosotros
tiene la triste desgracia de ofenderte,
recuérdale ¡oh Corazón de Jesús!,
que eres bueno y misericordioso con los corazones arrepentidos.
Y cuando llegue la hora de la separación,
cuando venga la muerte a sembrar el luto en medio de nosotros,
que todos, tanto los que se vayan como los que se queden,
estemos conformes confiando en tus bondadosos designios.
Nos consolará saber que llegará un día
en que toda la familia, reunida en el cielo,
podrá cantar eternamente tu bondad y misericordia con nosotros.
Te ofrecemos esta consagración por medio del Corazón Inmaculado de María. Que el Glorioso Patriarca San José se encargue de recordárnosla todos los días de nuestras vidas. Amén.
D- Sagrado Corazón de Jesús.
R- En Vos confío
D- Dulce Corazón de María.
R- Sed  la salvación del alma mía.
D- San José.
R- Ruega por nosotros.
Oración por los ausentes y por los
miembros de la familia fallecidos


Nadie deberá estar ausente en esta ocasión solemne, por lo tanto se debe recordar a los que han fallecido. Y así, rezar un Padrenuestro, un Avemaría, y el Gloria por ellos y por los que están ausentes
Padrenuestro... Avemaría... Gloria

V. Que las almas de los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz.
R. Amén.
Consagración de los niños al Sagrado Corazón de Jesús
Si parece oportuno, los niños rezan la siguiente oración:

Oh Corazón de Jesús, Corazón de nuestro Mejor Amigo y nuestro Rey. Tú que has sido colocado en Tu trono en esta casa, para que siempre vivas con nosotros, dinos aquellas mismas palabras: “Dejad que los niños vengan a Mí.”
 ¡Míranos, Oh  Corazón de Jesús, arrodillados a tus pies,  te prometemos ser  obedientes y respetuosos, como tú lo fuiste con la Virgen María y San José en la pequeña casa de Nazaret, para que podamos crecer en virtud y en sabiduría según nuestra edad.
Corazón de Jesús, tú quieres también poseer nuestros corazones, pues dijiste: “Hijo mío, dame tu corazón.” Nosotros queremos consolarte con nuestro amor, por todos los que no te conocen o no quieren amarte. Jesús, amigo de los niños, recibe nuestros corazones, hazlos puros, santos y felices. Recibe también nuestros cuerpos, nuestras almas, y toda nuestra voluntad.
¡Nos consagramos a Ti ahora y por siempre!
Sé Tú sólo nuestro Rey. Todos nuestros pensamientos, nuestras palabras, nuestras acciones y nuestras oraciones, los consagramos a Ti, nuestro Amigo y nuestro Rey.  
Todo es tuyo, Oh Sagrado Corazón de Jesús.

Los niños pueden cantar una canción en honor del Sagrado Corazón

Bendición del Sacerdote
El sacerdote bendice a los presentes con la fórmula usual.
El sacerdote y la familia firman el Certificado de Entronización. Este gran documento es para ser guardado con los otros recuerdos de la familia, o encuadrado y colgado cerca del Sagrado Corazón.
Renovación de la Consagración al Sagrado Corazón
            Para la renovación puede usarse la propia fórmula hecha el día de la Consagración de la familia, u otra como la siguiente:
Dulce Salvador, postrados humildemente a Tus pies, renovamos la Consagración de nuestra familia a Tu Divino Corazón. Sé por siempre nuestro Rey; tenemos plena y total confianza en Ti.  Llene Tu espíritu nuestros pensamientos, nuestros deseos, nuestras palabras, y nuestras obras. Bendice nuestras empresas. Sé parte de nuestras alegrías, de nuestras pruebas, y de nuestros esfuerzos. Haznos conocerte mejor, amarte más, y servirte sin falta. De un extremo al otro de la tierra resuene el grito: “¡Sea amado, bendito y glorificado por siempre y en todo lugar el Corazón Triunfante de Jesús!” Amén.
Preparación para la Entronización
                     Elijase para la ceremonia de Entronización un día que tenga una significación especial para la familia (el aniversario de bodas, por ejemplo), o el día de una fiesta litúrgica apropiada, en la que en lo posible pueda estar presente un sacerdote.
                     A mayor y más seria preparación para la Entronización, mayores serán las bendiciones que seguirán a este evento. La preparación puede extenderse a tres días (un triduo), como se propone más abajo, o a nueve días (una novena), rezando los demás días las letanías del Corazón de Jesús en lugar de la lectura.
Saludo inicial
Por la señal…
Señor mio, Jesucristo,
Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío,
por ser Vos quién sois y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón haberos ofendido;
propongo firmemente nunca más pecar,
apartarme de todas las ocasiones de ofenderos,
confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera impuesta.

Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos,
en satisfacción de todos mis pecados,
y, así como lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita,
que los perdonareis, por los méritos de vuestra preciosísima sangre, pasión y muerte,
y me daréis gracia para enmendarme,
y perseverar en vuestro santo amor y servicio,
hasta el fin de mi vida.
Amén.

Oración preparatoria
                     Oh Divino Corazón de Jesús,/ ven a morar entre nosotros,/ pues te amamos./ Visita nuestro hogar/ como una vez Tú visitaste/ a tus amigos en Caná,/ Betania,/ y el hogar de Zaqueo, el publicano. Nosotros queremos poner nuestra familia/ bajo tu protección,/ y tenerla en íntima unión/ contigo/ Oh Sagrado Corazón de Jesús, Tú eres nuestro más fiel Amigo. Nunca nadie nos ha amado/ como Tú lo has hecho. Y nosotros queremos amarte/ por aquellos que no te aman,/ ya que Tú eres nuestro Dios y Salvador. Tú eres también nuestro Rey y Señor. Ya que tantos desprecian tu Realeza,/ queremos la manifiestes en nuestra familia. Toma Tú posesión de este hogar,/ donde reservamos/ un trono como lugar de honor para Ti.
                     Concédenos que el día de la Entronización sea/ para nuestra familia y para ti,/ un día de gran alegría/ y el principio de una nueva vida/ en total sumisión/ e íntima unión contigo. Queremos abandonar/ nuestro amor propio desordenado/ y amar a nuestro prójimo/ como Tú nos amas.
                     Oh Corazón de Jesús,/ te pedimos la caridad de los primeros Cristianos,/ de los Apóstoles,/ y de los Mártires. Concédenos que otras familias puedan abrazar tu amor/ y que así, de familia en familia/ quiera todo el mundo someterse a tu Realeza.
                     Oh Inmaculado Corazón de María,/ modelo perfecto de fidelidad a Nuestro Señor y de unión con El,/ extiende y afianza ,/ en nuestros corazones y en nuestras familias/ el reinado de la caridad, el reinado del Sagrado Corazón de Jesús. Amen.
Lectura para cada día
Las lecturas se encuentran más adelante. La leerá despacio un miembro de la familia y después se dejará un momento de silencio para meditar lo leído.  Si se prefiere, se pueden rezar las letanías del Sagrado Corazón de Jesús.
Letanías del Sagrado Corazón de Jesús

Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
V/ Dios, Padre celestial
R/ Ten misericordia de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundo
Dios Espíritu Santo
Trinidad Santa, un solo Dios
Corazón de Jesús, Hijo del eterno Padre
Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el seno de la Virgen Madre
Corazón de Jesús, unido sustancialmente al Verbo de Dios
Corazón de Jesús, de majestad infinita
Corazón de Jesús, templo santo de Dios
Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo
Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor
Corazón de Jesús, hoguera ardiente de caridad
Corazón de Jesús, asilo de justicia y de amor
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes
Corazón de Jesús, dignísimo de toda alabanza
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones
Corazón de Jesús, en quien habitan todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia
Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud de la divinidad
Corazón de Jesús, en quien el Padre halló sus complacencias
Corazón de Jesús, de cuya plenitud todos hemos recibido
Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados
Corazón de Jesús, paciente y de mucha misericordia
Corazón de Jesús, rico para todos los que te invocan
Corazón de Jesús, fuente de vida y santidad
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados
Corazón de Jesús, saciado de oprobios
Corazón de Jesús, despedazado por nuestros delitos
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte
Corazón de Jesús, perforado por una lanza
Corazón de Jesús, fuente de toda consolación
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra
Corazón de Jesús, víctima de los pecadores
Corazón de Jesús, salvación de los que en ti esperan
Corazón de Jesús, esperanza de los que en ti mueren
Corazón de Jesús, delicia de todos los santos

V/ Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo
R/ Perdónanos, Señor
V/ Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo
R/ Escúchanos, Señor
V/ Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo
R/ Ten misericordia de nosotros

V/ Jesús, manso y humilde de corazón
R/ Haced nuestro corazón semejante al vuestro
Peticiones
Señor Nuestro Jesucristo, que prometiste: “Pedid y recibiréis”, acepta las súplicas que ahora te presentan los miembros de esta familia:

            1ª Para que imitemos a la Sagrada familia de Jesús, María y José en el espíritu de oración, obediencia y trabajo. Roguemos al Señor.
            2ª Para que seamos fieles al compromiso que vamos a adquirir con el Corazón de Jesús consagrándonos a Él y nunca nos volvamos atrás. Roguemos al Señor.
            3ª Para que aceptemos con alegría y cumplamos con perseverancia lo que Dios nos pida a cada uno de nosotros.
Roguemos al Señor.
            4ª Para que Jesús nos vaya concediendo un Corazón como el suyo y crezcamos cada día en el amor entre nosotros y en el amor a Dios. Roguemos al Señor.
            5ª Para que frecuentemos con provecho espiritual los sacramentos de la confesión y comunión, y esto nos dé fuerza para colaborar con la Iglesia para la redención del mundo.
              
 Cada uno puede añadir peticiones que necesite, bien diciéndolas en alto o dejando un momento de silencio.
Conclusión
Oremos. ¡Oh Dios!, que en el Corazón de tu Hijo, herido por nuestros pecados, has depositado infinitos tesoros de caridad; te pedimos que, al rendirle el homenaje de nuestro amor, le ofrezcamos una cumplida reparación. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Lecturas para cada día del triduo
Día primero: Jesús invita a nuestra familia:


 ENTRÓ A HOSPEDARSE EN CASA DE UN PECADOR [Conversión de Zaqueo. Lc, 19,1-10]

1 Habiendo entrado en Jericó, atravesaba la ciudad.  Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí.
Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa.»
Se apresuró a bajar y le recibió con alegría. Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador.»
Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo.»
Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham,  pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.»


JESÚS NOS HABLA:
“Yo soy vuestro Señor y vosotros sois mi pueblo”  Pero yo ejerzo mi dominio por medio de mi Corazón, de mi Amor.
Deseo ser entronizado, no sólo como Dueño de vuestro hogar y de vuestros corazones, sino también como vuestro hermano, como vuestro amigo.
Participaré en vuestra vida diaria, y estaré con vosotros, lo mismo durante vuestra alegría que cuando os llegue algún sufrimiento.
            Soy Jesús, vuestro Salvador, y quiero proteger vuestra familia frente a las fuerzas del maligno que intenta destruirla. Quiero que vosotros, tanto mayores como niños, no caigáis en la esclavitud del pecado, ni en las angustias del miedo, de la preocupación o  la tristeza.
            Por eso, estoy dispuesto a derramar sobre vosotros mi Espíritu, que os instruirá, para que vuestra alegría sea perfecta y nadie os la pueda arrebatar.
            Pero yo no forzaré mi entrada en vuestra casa y menos en vuestros corazones. Espero ser invitado. Espero que me digáis:
“¡Ven, Señor Jesús! Quédate con nosotros, que te necesitamos”.
            Si queréis que una imagen mía presida vuestro hogar, que sea para juntaros algunos momentos a rezar ante ella cada día; para mejor hacer de vuestra familia una iglesia doméstica, que irradie su amor y su colaboración de apostolado a favor de la Iglesia universal; para participar con más devoción y más frecuencia en la Misa y en la comunión; para conocer más y cumplir mejor el Evangelio; para crecer día a día en santidad.
Os ofrezco mi Corazón herido, rebosante de perdón, amor, de vida que nunca terminará… Espero vuestra respuesta.




Día segundo: Nuestra respuesta al Señor:

MIRA, ESTOY LLAMANDO A LA PUERTA (Ap. 3,19-22)

“A los que yo amo los reprendo y los corrijo. Sé ferviente y arrepiéntete. Estoy a la puerta llamando: si alguien oye y me abre, entraré y comeremos juntos.
Al que salga vencedor lo sentaré en mi trono, junto a mí; lo mismo que yo, cuando vencí, me senté en el trono de mi Padre, junto a él.  Quien tenga oídos, oiga lo que dice el Espíritu a las Iglesias”

Ante tanto Amor como Jesús nos muestra, Jesús pide que le correspondamos, y esto lo hacemos sobre todo con la consagración.
  “Con la consagración ofrecemos al Corazón de Jesús a nosotros y todas nuestras cosas, reconociéndolas recibidas de la eterna caridad de Dios” (Pío XI).
Consagrarse es ponerse totalmente a disposición de Cristo, es por eso un acto serio y bien meditado. Igual que cuando se consagra un cáliz o un altar, éste deja de estar al servicio de bebidas y cenas para pasar al servicio exclusivo de Dios, cuando se consagra una persona y más una casa, ésta se pone al servicio del Señor para tratar de hacer en todo su voluntad. Por eso se llama también entronización, porque pones un trono real en tu casa, el trono de Cristo, al cual proclamas como tu Rey y le quieres servir por amor.
            Es tratar que todo lo que mi familia hace y vive, sufrimientos, alegrías, trabajos, inquietudes... sirva al Señor para la redención del mundo.
Conlleva también que nuestra vida domestica quiera ser reparación para el Corazón herido de Cristo sabiendo que “Dios nos ha amado y los hombres no le amamos, y porque el amor no correspondido merece todavía más respeto y exige por relación de Justicia precisamente una reparación”. (Haurietis Aquas-Pío XII)) y que “La Reparación es que los pecadores vuelvan al Señor tocados por su amor y vivan en adelante con más amor en compensación por su pecado” (Juan Pablo II en Paray Le Monial). Todo esto vivido en absoluta confianza en Jesucristo, como dice Santa Teresita: “La confianza y nada más que la confianza, es lo que lleva al Amor”.
            Y esto vivirlo cada instante de nuestra vida, cada latido de nuestro corazón y renovarlo con el ofrecimiento de obras cada mañana.
           
-             
Día Tercero: ¿Qué hace el Corazón de Jesús cuando nos consagramos a Él?:

 [ Lázaro Jn 11,1-46]

            “Había un cierto enfermo, Lázaro, de Betania, pueblo de María y de su hermana Marta. Cuando llegó Jesús, se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. Betania estaba cerca de Jerusalén como a unos quince estadios, y muchos judíos habían venido a casa de Marta y María para consolarlas por su hermano. Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María permanecía en casa. Dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano.  Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá.»  Le dice Jesús: «Tu hermano resucitará.» Le respondió Marta: «Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día.» Jesús le respondió:          «Yo soy la resurrección      El que cree en mí, aunque muera, vivirá;  y todo el que vive y cree en mí,  no morirá jamás.  ¿Crees esto?» Le dice ella: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo.» Cuando María llegó donde estaba Jesús, al verle, cayó a sus pies y le dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.»  Viéndola llorar Jesús y que también lloraban los judíos que la acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó y dijo: «¿Dónde lo habéis puesto?» Le responden: «Señor, ven y lo verás.»  Jesús se echó a llorar. Los judíos entonces decían: «Mirad cómo le quería.» Pero algunos de ellos dijeron: «Este, que abrió los ojos del ciego, ¿no podía haber hecho que éste no muriera?» Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al sepulcro. Era una cueva, y tenía puesta encima una piedra. Dice Jesús: «Quitad la piedra.» Le responde Marta, la hermana del muerto: «Señor, ya huele; es el cuarto día.»  Le dice Jesús: «¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?» Quitaron, pues, la piedra. Entonces Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo: «Padre, te doy gracias por haberme escuchado.  Ya sabía yo que tú siempre me escuchas;   pero lo he dicho por estos que me rodean,          para que crean que tú me has enviado.» Dicho esto, gritó con fuerte voz: «¡Lázaro, sal fuera!»    Y salió el muerto, atado de pies y manos con vendas y envuelto el rostro en un sudario. Jesús les dice: «Desatadlo y dejadle andar.» Muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo que había hecho, creyeron en él.”
           
Un propósito concreto de esta consagración, es tratar, con la ayuda de Dios y de la Virgen María, de hacer vida estas “Bienaventuranzas de la familia”:
-        Bienaventurada la familia cuyos hijos y padres comulgan con frecuencia y rezan juntos (el rosario), porque permanecerán unidos.
-        Bienaventurada la familia cuyos hijos y padres guardan las fiestas cristianamente, porque asistirán a las fiestas de la eterna felicidad en el cielo.
-        Bienaventurada la familia cuyos hijos y padres no salen a buscar las falsas alegrías del pecado, porque en su casa encontrarán la incomparable alegría de la conciencia en paz con Dios.
-        Bienaventurada la familia que recibe a los hijos como dones de Dios y los bautiza cuanto antes, porque en ella se criarán dichosos para el cielo.
-        Bienaventurada la familia que practica la caridad con los necesitados, porque Dios mismo queda obligado a recompensarla.
-        Bienaventurada la familia donde los enfermos reciben a tiempo la visita  del sacerdote y los sacramentos, porque la muerte no entrará infundiendo miedo, sino que dejará gran paz.
Bienaventurada la familia Consagrada con fidelidad al Corazón de Jesucristo, porque en ella reinarán la bondad y el amor.

Promesas del Sagrado Corazón de Jesús a sus devotos
1. Reinaré a pesar de mis enemigos y de los que a ello se opongan.
2. Daré a mis devotos todas las gracias necesarias a su estado
3. Pondré paz en sus familias.
4. Les aliviaré en sus trabajos.
5. Bendeciré todas sus empresas.
6. Les consolaré en sus penas.
7. Seré su refugio seguro durante la vida y sobre todo en la muerte.
8. Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente, el océano infinito de
    misericordia.
9. Las almas tibias se harán fervorosas.
10. Las almas fervorosas se elevarán a gran perfección.
11. Bendeciré las casas en que mi imagen sea expuesta y honrada.
12. No dejaré morir eternamente a ningún devoto que se haya
   consagrado a mi Divino Corazón.
13. Derramaré la unción de mi caridad sobre las comunidades religiosas
   que se pongan bajo mi especial protección y seré su salvaguardia en
   sus caídas.
14. Los que trabajen en la salvación de las almas lo harán con éxito y
   sabrán el arte de conmover los corazones más empedernidos, si
   tienen una tierna devoción a mi Corazón divino y trabajan por
   inspirarla y establecerla en todas partes.
15. Las personas que propaguen esta devoción recibirán por ello grandes
      recompensas y tendrán su nombre escrito en mi Corazón y jamás
      será borrado de Él.
16. Prometo, en el exceso de la misericordia de mi Corazón, que mi
      amor todopoderoso concederá a todos los que comulguen nueve  
      primeros viernes de mes seguidos. la gracia de la penitencia final; no
      morirán en mi desgracia ni sin recibir los Sacramentos y mi Corazón
      será su seguro refugio en aquella hora.







3 comentarios:

  1. ESTA MUY PRECIOSA ESTA ORACION ADEMAS DE QUE ILUSTRA MUY ADECUADAMENTE LOS PASOS A REALIZAR ... FELICIDADES

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  2. Gracias, Dios Bendiga a quienes tienen estas iniciativas y les ayude a alcanzar la santidad

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