Entre las muchas y ricas promesas que Jesucristo hizo a los que fuesen devotos de su Sagrado Corazón, siempre ha llamado la atención la que hizo a los que comulgasen en honra suya nueve primeros viernes de mes seguidos. Es tal, que todos la conocen con el nombre de la Gran Promesa.
«He aquí este Corazón que ha amado tanto a los hombres, que no ha omitido nada hasta agotarse y consumirse para manifestarles su amor, y por todo reconocimiento, no recibe de la mayor parte más que ingratitudes, desprecios, irreverencias y tibiezas que tienen para mí en este sacramento de amor. »
Entonces fue cuando Jesús dió a su servidora el encargo de que se tributase culto a su Corazón y la misión de enriquecer al mundo entero con los tesoros de esta devoción santificadora. El objeto y el fin de esta devoción es honrar al Corazón adorable de Jesucristo, como símbolo del amor de un Dios para nosotros; y la vista de este Sagrado Corazón, abrasado de amor por los hombres, y al mismo tiempo despreciado de estos, nos ha de mover a amarle nosotros y a reparar la ingratitud de que es objeto.
Entre las prácticas que comprende esta devoción, conformes con el fin de la misma, sobresale la de la Comunión de los nueve primeros viernes de mes seguidos, para conseguir además la gracia de la penitencia final, según promesa hecha por el mismo Sagrado Corazón a Santa Margarita María, para todos los fieles.
He aquí la promesa:
Un viernes, durante la Sagrada Comunión , dijo estas palabras a su devota esclava:
«Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón, que mi amor todopoderoso concederá a todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes seguidos la gracia final de la penitencia; no morirán en pecado ni sin recibir los sacramentos, y mi divino Corazón les será asilo seguro en aquel último momento. »
Lo que es necesario hacer para obtener esta gracia :
Comulgar nueve primeros viernes de mes seguidos en gracia de Dios, con intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús. ¿Cómo puede hacerse? :
Prepararse adecuadamente para recibir a Jesús Sacramentado confesándose previamente. Comulgar el 1º viernes durante nueve meses seguidos. Tener algún momento de oración reparadora ante en Santísimo Sacramento y si es posible participar de la exposición del mismo y recibir la bendición.
Rezando las letanías o algún acto de desagravios o de consagración las letanías del Corazón de Jesús o alguna consagración al Corazón de Jesús.
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