sábado, 17 de noviembre de 2012

Domingo XXXIII (ciclo b) Catena Aurea

Marcos 13, 24-32
          Y pasados aquellos días de tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no alumbrará. Y las estrellas del cielo caerán, o amenazarán ruina, y las potestades que hay en los cielos, bambolearán. Entonces se verá venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y gloria. El cual enviará luego sus ángeles, y congregará a sus escogidos de las cuatro partes del mundo, desde el último cabo de la tierra hasta la extremidad del cielo".
          "Aprended ahora sobre esto, una comparación tomada de la higuera: Cuando ya sus ramas retoñecen, y brotan las hojas, conocéis que está cerca el verano. Pues así también cuando vosotros veáis que acontecen estas cosas, sabed que el Hijo del hombre está cerca, está ya a la puertas. En verdad os digo que no pasará esta generación, que no se hayan cumplido estas cosas. El cielo y la tierra faltarán: pero no faltarán mis palabras".
          "Mas en cuanto al día o la hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo para revelároslo, sino el Padre.

Teofilacto
Después que dijo el Señor todo lo concerniente a Jerusalén, habla ahora de la venida del Anticristo, y dice: "Entonces si alguno os dijere: Ve aquí el Cristo, o vele allí, no le creáis". Pero por la palabra entonces no debemos entender que había de ser al momento que se realizaría lo que queda dicho acerca de Jerusalén. En este sentido dice San Mateo, después de ocuparse de la generación de Cristo: "En aquella temporada se dejó ver Juan Bautista" ( Mt 3,1). ¿Acaso inmediatamente después de la natividad de Cristo? No, porque habló indeterminada o indistintamente. Así, pues, debemos entender por por entonces, no el tiempo de la ruina de Jerusalén, sino el de la venida del Anticristo. Y sigue: "Porque se levantarán falsos Cristos", etc. Muchos tomarán el nombre de Cristo para engañar también a los fieles.

San Agustín, de civitate Dei, 20, 19
Entonces quedará Satanás en libertad, y desplegará por el Anticristo todo su poder de un modo maravilloso, aunque falso. Ocurre que con frecuencia se duda de la razón que tuvo el Apóstol para llamarlos milagros y prodigios falsos. Puede ser que, ofuscados los sentidos, vean una aparición que hace lo que no puede hacer, o que, siendo verdaderos prodigios, engañen a los que creen que sólo Dios puede hacerlos, no conociendo el poder del diablo, y menos en aquél tiempo en que lo tendrá mayor que nunca. Pero sea lo que fuera, tales milagros y prodigios cautivarán sólo a los que lo merezcan.

San Gregorio Magno, homiliae in Hiezechihelem prophetam, 9
¿Cómo, pues, se dice si ser pudiese en sentido de duda, siendo así que sabe el Señor todo lo que ha de suceder? Porque una de dos: o son elegidos, y entonces no puede ser; o no son elegidos, y entonces sí puede ser. Por tanto, esta duda reflejada en la palabra del Señor expresa el temor de los elegidos, a los que llama así porque ve que persisten en las buenas obras. Porque los que son elegidos para que persistan, verán los prodigios con que los predicadores del Anticristo los tentarán para hacerlos caer.

Beda, in Marcum 4, 42
Algunos refieren esto al tiempo del cautiverio de los judíos, cuando surgirán muchos que, llamándose cristos, arrastrarán en pos de sí a la muchedumbre engañada. Pero durante el sitio de la ciudad, no hubo ningún fiel a quien debiera dirigirse la exhortación divina de no seguir a los falsos maestros. De aquí que es mejor entender esto de los herejes que, levantándose contra la Iglesia, se atreven a tomar el nombre de Cristo: de ellos fue el primero Simón el Mago, y será el último y el mayor de todos el Anticristo.
"Ya veis que yo os lo he predicho todo", etc.

San Agustín, epistolas, 137
No solamente predijo los bienes que había de otorgar a los santos y fieles suyos, sino también los males que habían de abundar en esta vida, y todo con el objeto de que estuviéramos más seguros de los bienes que han de seguir al fin de los tiempos, experimentando antes de él los males predichos igualmente.

Teofilacto
Después de la venida del Anticristo se alterará y cambiará el orden del mundo, perdiendo los astros su luz por la luz más brillante de Cristo. "Y pasados aquellos días de tribulación, el sol se oscurecerá", etc.

Beda, in Marcum, 4, 42
Porque en el día del juicio parecerán apagadas las estrellas, no porque disminuya su luz, sino porque aparecerá la claridad de la verdadera, es decir, la del Juez Supremo. Sin embargo, se puede admitir sin dificultad, que entonces perderán temporalmente su luz el sol, la luna y las estrellas, como está probado que la perdió el sol al morir nuestro Redentor. Por lo demás, después del día del juicio, cuando haya cielo nuevo y tierra nueva, se cumplirán las palabras de Isaías: "La luz de la luna será como la del sol, y la del sol será siete veces mayor" ( Is 30,26). Y continúa: "Y las potestades que hay en los cielos bambolearán".

Teofilacto
Esto es, las potestades angélicas se asombrarán viendo acontecimientos tan portentosos y viendo que son juzgados aquellos que tienen su misma naturaleza.

Beda, in Marcum 4, 42
¿Qué tiene de extraño, pues, que perturbe a los hombres este juicio, cuando tiemblan ante su aspecto las mismas potestades angélicas? ¿Qué harán las tablas allí donde tiemblan las columnas? ¿Y qué el arbusto del desierto cuando se doble el cedro del paraíso?

Pseudo - Jerónimo
O de otro modo: El sol se oscurecerá como en el invierno para los corazones helados; la luna no alumbrará serena en esta tempestad de discordias; las estrellas del cielo caerán sin luz cuando esté para concluir la raza de Abraham, de la que aquellas son figura, y las potestades que hay en los cielos temblaran. Es cuando serán enviados al castigo por el Hijo del hombre, de cuya venida dice: "Entonces se verá venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y gloria", El, que antes descendió humildemente como la lluvia en el vellón de Gedeón.

San Agustín, epistolas, 80
Porque los ángeles han dicho a los Apóstoles: "Vendrá del mismo modo que le habéis visto subir al cielo" ( Hch 1,11), y es de creer que así como se fue entre las nubes, así también vendrá entre las nubes en el mismo cuerpo.

Teofilacto
Verán al Señor como Hijo del hombre, es decir, en cuerpo, porque corpóreo es lo que se ve.

San Agustín, de Trinitate, 13
Porque la vista del Hijo del hombre se da también a los malos, mientras que la vista de la forma divina no se da sino a los limpios de corazón, "porque ellos verán a Dios" ( Mt 5). Y porque los injustos no pueden ver al Hijo de Dios en la forma divina que le hace igual al Padre, y conviene que los justos y los inicuos vean al Juez de vivos y muertos ante el cual serán juzgados, era necesario que el Hijo del hombre recibiese la potestad judicial de cuya ejecución dice: "El cual enviará luego sus ángeles".

Teofilacto
Notemos que Jesucristo manda ángeles como el Padre: ¿en dónde están, por consiguiente, los que dicen que no es igual al Padre? Saldrán, pues, los ángeles para reunir a los fieles elegidos, a fin de que salgan, como arrebatados por los aires, al encuentro de Jesucristo; así dice: "Y congregará sus escogidos de las cuatro partes del mundo".

Pseudo - Jerónimo
Como el trigo aventado con el aire de toda la tierra.

Beda
De las cuatro partes del mundo o de los cuatro vientos, es decir, de oriente, occidente, norte y sur. Y para que nadie piense que los elegidos han de ser congregados sólo de los cuatro puntos cardinales de la tierra, y no de todos sus confines y de todas las regiones mediterráneas, dice a este propósito: "Desde el último cabo de la tierra hasta la extremidad del cielo", es decir, desde lo más apartado de la tierra hasta su último confín, en donde parece a lo lejos que el círculo del cielo se asienta sobre los límites del mundo. Y en aquel día no habrá ni un elegido que no vuele a recibir al Señor viniendo al juicio, y a El vendrán también los réprobos para desaparecer ante la faz de Dios y perecer, una vez sentenciados.

Beda, in Marcum, 4, 42
Con el ejemplo del árbol dio el Señor una idea de lo que será el fin del mundo. "Aprended ahora sobre esto una comparación tomada de la higuera: Cuando ya sus ramas retoñecen", etc.
 
Teofilacto
Es como si dijera: así como viene el verano en cuanto brota la higuera, así también a las calamidades del Anticristo sucederá, sin intervalo alguno, la venida de Cristo. Esta será para los justos como el verano después del invierno y para los pecadores como el invierno después del verano.

San Agustín, epistolas, 80
O de otro modo puede entenderse: Todo lo dicho por los tres Evangelistas sobre la venida del Mesías, discutido y referido escrupulosamente, parece que se refiere a su venida de todos los días en su cuerpo, que es la Iglesia, con excepción de los pasajes en que se anuncia como próxima. San Mateo la expresa con toda claridad en estos términos: "Cuando vendrá el Hijo del hombre en su majestad" ( Mt 25,31). ¿Qué significa, pues , cuando viereis cumplirse esto, sino lo que dijo antes, y en lo cual se comprende lo que sigue: "Y entonces verán al Hijo del hombre viniendo en las nubes"? Así que no será entonces el fin, pero estará próximo. ¿Acaso no debemos entender todo lo dicho, sino parte de ello, como referente a este suceso, excepto las palabras: "Y entonces verán al Hijo del hombre viniendo"? Porque éste será el fin, y no un anuncio de él. Pero San Mateo declaró que se ha de tomar enteramente en este sentido, diciendo: "Cuando vosotros veáis que acontecen estas cosas, sabed que el Hijo del hombre está cerca, está ya a la puerta" ( Mt 24,33). Lo dicho anteriormente debe interpretarse, pues, de este modo: Y enviará sus ángeles de las cuatro partes del mundo, esto es, congregará a sus elegidos de todos los puntos de la tierra. Y ésta será la hora última del mundo, cuando venga en sus miembros como en las nubes.

Beda, in Marcum 4, 42
En sentido místico se puede tomar la parábola de la higuera por el estado de la sinagoga, la cual fue condenada a eterna esterilidad cuando vino a ella el Señor, porque no producía fruto de justicia en aquéllos que eran entonces incrédulos. Pero puesto que dijo el Apóstol: "Cuando la plenitud de las naciones haya entrado en la Iglesia, entonces será salvo todo Israel" ( Rm 11,25), ¿qué otra cosa puede significar sino que dará fruto la higuera que tanto tiempo había estado estéril? Ahora bien: cuando suceda esto, no dudéis que se aproxima la estación de la paz verdadera.

Pseudo - Jerónimo
O bien: las hojas ya nacidas de la higuera son las palabras de ahora; el verano próximo es el día del juicio, en el cual manifestará cada árbol el fruto que porta: la esterilidad que lo destina al fuego, o la lozanía que lo hace bueno para ser plantado con el árbol de la vida.
"En verdad os digo que no pasará esta generación, que no se hayan cumplido todas estas cosas".
 
Beda, in Marcum 4, 42
Con el nombre de generación se significa a todo el género humano, o a los judíos especialmente.
 
Teofilacto
O de otro modo: No pasará esta generación (la de los cristianos) hasta que se haya cumplido todo lo dicho acerca de Jerusalén y de la venida del Anticristo. No dice: la generación de los Apóstoles, puesto que la mayor parte de ellos no llegó hasta la destrucción de Jerusalén, sino la de todos los cristianos, queriendo consolar a sus discípulos para que no creyesen que faltaría la fe en aquellos tiempos, puesto que antes que la palabra de Cristo faltarán los elementos del mundo. "El cielo y la tierra, dice, faltarán; pero no faltarán mis palabras".

Beda, in Marcum, 4, 42
El cielo que faltará no es el etéreo o sidéreo, sino el del aire, porque, como cayó por todas partes el agua del diluvio, así también, según el Apóstol San Pedro, caerá por todas partes el fuego del juicio. El cielo y la tierra perderán su figura actual pero subsistirán sin fin en cuanto a la esencia.

Teofilacto
Queriendo impedir el Señor que le preguntasen sus discípulos sobre el día y la hora, dijo: "En cuanto al día o a la hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre". Si hubiere dicho que lo sabía, pero que no quería revelárselo, los hubiese entristecido en extremo. Pero obró más sabiamente añadiendo, para que no le importunasen insistiendo sobre la misma pregunta: Ni lo saben los ángeles del cielo, ni yo.

San Hilario de Trinitate, 9
Se objeta al Unigénito de Dios la ignorancia de este día y hora, para concluir que no ha nacido Dios de Dios, en esa perfección de naturaleza por la cual es Dios. Pero el sentido común dice que cómo es posible que el autor de todo lo que es y será ignore nada absolutamente. ¿Cómo puede existir la ciencia fuera de Aquél en quien se contiene todo lo que ha de ser hecho? ¿Ignorará, pues, aquel día, que es el de su venida? En la naturaleza humana está, en cuanto de ella depende, el saber de antemano lo que determina hacer, y sigue siempre el conocimiento de ello a la voluntad de hacerlo. Y bien: ¿cómo puede admitirse que ignorara el Señor el día de su gloriosa venida por imperfección de su naturaleza, teniendo necesidad de venir y no teniendo conocimiento de su venida? Pero ¿cuánta ocasión de impiedad resultaría de atribuir a Dios Padre la malignidad de privar del conocimiento de su dicha a Aquél a quien había dado el conocimiento de su muerte? Si en El existen todos los tesoros de la sabiduría, no puede ignorar ese día. Pero conviene que no olvidemos nosotros que los tesoros de la sabiduría están ocultos en El. Su ignorancia respecto de ese día proviene de que los tesoros de la sabiduría están ocultos en El; y siempre que manifiesta ignorar alguna cosa, no se detiene por ignorancia, sino porque no es tiempo de hablar o de obrar. Si para mostrar que Dios quiso hacer conocer a Abraham que no ignoraba su amor, se dice en el capítulo 22 del Génesis que Dios conoció que Abraham le amaba, entonces al decir que el Padre conocía el día del juicio, debe darse a entender que no se lo ocultó al Hijo. Así que si el Hijo ignora el día, es porque debe callar sobre esto, y al contrario el Padre manifiesta ser El solo quien lo sabe, porque habla. Lejos, pues, de nosotros la idea de que pueda haber en el Padre y en el Hijo cambio alguno. Finalmente para que no se juzgue que ignoraba por defecto de naturaleza, añade en seguida: "Estad, pues, alerta, velad y orad, ya que no sabéis cuándo será el tiempo".



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